Argentina

Hace cuatro años en Argentina ganaron los buenos y perdieron los malos. Así lo interpretaron muchos observadores especialmente desde un país como Venezuela en donde “los malos” tienen veinte años gobernando.

Un júbilo inmenso recorrió todo el hemisferio, desde Canadá hasta la Patagonia. Por fin una buena noticia… en Argentina ganaban los buenos y perdían los malos. Más tarde sería  Ecuador y después Brasil y otros muchos sitios en los que se repetía la historia. Era un nuevo “Fin de la historia” esta vez en geografía americana.

¿Qué hicieron los malos? Populismo puro y duro. Los esposos Kirchner acabaron con aquel pujante país. El modelo propuesto por ellos había sido derrotado en el año 2015 después de 12 años de hegemonía. El Kirchnerismo parecía derrotado para siempre. La corrupción era un escándalo y la jefa del gobierno tenía tres causas abiertas que la amenazaban con cárcel.

¿Qué hicieron los buenos? Lo hicieron todo mal. En apenas cuatro años aumentó el desempleo, se disparó, más todavía, la inflación. Se devaluó la moneda en más de 30 % con respecto al dólar, los salarios no alcanzan para hacer el mercado. Las acciones de empresas argentinas en Nueva York bajaron 56 % y termina el gobierno en medio de un clima de desconcierto y de pánico.

Hace muchos años el General Perón dijo: “No es que nosotros hayamos sido buenos, es que los que vinieron después fueron tan malos que nos dejaron como buenos a nosotros”. Parece que la historia se repite. A veces se vota contra los malos y se elige a los peores. A veces se sale de Guatemala para caer en “Guatepeor”. Peor que Carlos Andrés no podría haber nada, y vino Chávez. Pero peor que Chávez era imposible y vino Maduro. Podrá haber algo peor que Maduro…?

El gobierno que sucedió a los Kirchner ha provocado una enorme penuria económica y social, termina su periodo con una consigna un tanto melancólica: “Elegimos entre la cordura y la insania”.
El Presidente Macrí se había comprado la tesis de Trump según la cual, “nadie mejor para manejar un estado que quien haya manejado una empresa”. Yo no sé si es más fácil o más difícil manejar un estado o una empresa. Lo que sí sé es que es diferente. No es lo mismo.

Son cosas diferentes que requieren entrenamientos diferentes.

Los venezolanos, mientras tanto, seguimos observando.

Seguiremos conversando.

 

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