Buenos Aires, 28 abr (EFE).- Argentina fue pionero en la Antártida hace 70 años con la creación del Instituto Antártico Argentino (IAA), el primero de este tipo en el mundo, y que tras este tiempo mantiene su compromiso renovado con las exigencias actuales de conservación medioambiental y reducción de los efectos de la crisis climática.
El país suramericano fue también el primero en tener una base en el continente, con la instalación en 1904 de la Base Antártica Conjunta Orcadas, sin embargo, su presencia dio un giro gracias a la creación del IAA en abril de 1951.
Las autoridades del país suramericano tienen claro que su presencia en la Antártida, en la que tienen 13 bases, entre las permanentes y las de la campaña de verano, tiene como objetivo el estudio científico y evitar su explotación comercial, sobre todo en lo que atañe a la extracción de hidrocarburos.
LA ANTÁRTIDA, PARA LOS CIENTÍFICOS
«Argentina es uno de los países que ha planteado que hay que preservar el continente antártico solo para la investigación científica, hay que evitar que la Antártida sea utilizada para la explotación económica o para uso militar» aseguró a Efe el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus.
Argentina es de los países que encabeza las evaluaciones que se hacen año tras año «para asegurar que esto se haga así», añadió Filmus.
En este sentido, afirmó que «hay tensiones permanentes» con otros países por la explotación de la zona, en muchos casos para la pesca, por lo que Argentina y Chile impulsaron la creación de un área marina protegida en la península antártica.
«Las investigaciones que estamos realizando muestran que la pesca indiscriminada en algunas áreas, fundamentalmente en el caso del krill (pequeño crustáceo básico en la alimentación de otras especies), están afectando a especie sustantivas», agregó Filmus.
Y advirtió que «hay países que rechazan la posibilidad de proteger áreas de explotación económica de la Antártida».
LA CRISIS CLIMÁTICA
Las investigaciones tampoco arrojan resultados positivos sobre los efectos de la crisis climática, ya que muestran «un repliegue enorme de la masa de hielo», que puede derivar en «situaciones más complejas».
También preocupa el deterioro medioambiental provocado por la contaminación, en concreto por la presencia de microplásticos en las aguas que terminan dentro de los organismos de los animales.
«El tema de los microplásticos está jugando un papel desastroso para las especies en la Antártida, en muchas de esas especies hoy ya se encuentran en sus estómagos, en sus cuerpos», aseveró.
Además de los animales, muchos pueblos que habitan la zona ven como su hábitat se deteriora.
«Todas las investigaciones actuales muestran que hay un número importantísimo de pequeños estados que están en islas que sufren enormemente la pérdida de territorio y el riesgo de desaparecer si sigue avanzando de esa manera el calentamiento global y provocando el deshielo que está provocando en la Antártida», manifestó.
CORONAVIRUS Y PANDEMIA
Para que la Antártida se conserve es importante controlar también la explotación turística, que desde el inicio de la pandemia de coronavirus está pausada, sin embargo, en 2019 acudieron 70.000 turistas a la Antártida argentina.
«Uno de los temas que toman siempre las comisiones del Tratado Antártico es cómo preservar la Antártida del turismo, el día que se abra libremente el turismo va a ser dramático», dijo Filmus.
La pandemia supuso un problema para la investigación del continente, y mientras otros países optaron por suspender sus campañas de verano, Argentina la pudo realizar gracias a los estrictos protocolos que adoptó y que, a raíz de los resultados, fueron exitosos, ya que se consiguió preservar las bases argentinas de la covid-19.
«Hubo algunos científicos que estuvieron 140 días arriba del rompehielo Irizar sin bajar, la condición para ir era hacer una doble cuarentena: una cuarentena en tierra y una cuarentena en mar antes de salir, solo eso era cada 1 mes, y después, en muchos casos, no bajar durante mucho tiempo», aseguró.
Más allá de las investigaciones científicas del IAA, la labor Argentina en la Antártida es muy diversa y tiene también un fuerte componente sociológico. Además es el único país que tiene una escuela y un cine en el continente.
Aitor Pereira