Aquellos tiempos de transición: La conspiración del General Eustoquio Gómez. El nombramiento y toma de posesión del General Eleazar López Contreras como Presidente Interino. La muerte del General Eustoquio Gómez / Por Rafael Ángel Terán Barroeta

Sentido de Historia

 

 

 

 

El jefe de la conspiración era el General Eustoquio Gómez (1868-1935), primo hermano del General Juan Vicente Gómez (1857-1935), Presidente Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela y Comandante en Jefe del Ejército Nacional. Eustoquio desarrolló sus actividades conspirativas desde los últimos meses de la enfermedad de JV Gómez. La intención de Eustoquio era evitar que el Ministro de Guerra y Marina, General Eleazar López Contreras (1883-1973) asumiera la Presidencia de la República ante la eventual falta absoluta del General Gómez, pues consideraba que el poder debería continuar  en manos de un miembro de la familia Gómez, y en ese sentido el llamado a suceder era él, tomando en consideración su grado militar, experiencia en combates durante la Revolución Restauradora y haber ocupado cargos  relevantes en el gobierno,  entre los cuales Presidente del Estado Táchira  y del Estado Lara. Eustoquio era un hombre astuto, fuerte y valiente, duro en el ejercicio del mando, acostumbrado a resolver los asuntos generalmente por la fuerza; un ejemplo de ello es el lamentable hecho ocurrido  el 27-1-1907, en un botiquín  de Puente Hierro en Caracas, donde Eustoquio utilizando una arma de fuego mató al médico y General Luis Mata Illas (1865-1907), Gobernador del Distrito Federal, quien durante el gobierno de Cipriano Castro había sido señalado entre los líderes castristas involucrados en una conjura  contra el Vicepresidente JV Gómez. Por ese homicidio, Eustoquio fue condenado a prisión de 15 años en la Rotunda, siendo puesto en libertad en 1908, al asumir el poder su primo JV Gómez.

La Constitución de 1931, vigente en aquel tiempo, contemplaba en su artículo 97, que, ante la falta absoluta del Presidente, se desempeñaría interinamente el Ministro que estuviese encargado de la Presidencia y si no hubiere algún Ministro encargado, asumiría interinamente el Ministro designado por la mayoría de votos del Gabinete Ejecutivo. Es el caso, que JV Gómez a pesar de su penosa enfermedad, no realizó ninguna designación oficial de un ministro encargado. Por lo tanto, en vista de su grave estado de salud, era muy probable la ocurrencia de su muerte. En ese escenario,  el General Eleazar López Contreras, Ministro de Guerra y Marina, por su alto e importante cargo, tener control jerárquico y operativo sobre la mayoría de los comandantes de unidades militares, gozar del aprecio de algunos miembros de la familia Gómez; su prestigio personal y en el Gabinete, en los distintos sectores de la sociedad y en el Cuerpo Diplomático, lo convertía en  fuerte candidato para ejercer el interinato a que se refería la Constitución, la cual también contemplaba en su artículo 96, que la elección del Presidente de la República sería realizada por las cámaras de Senadores y Diputados del Congreso de la República.

Por su parte Eustoquio Gómez, no era partidario que tal designación recayera en el General López Contreras y se opuso, iniciando notoriamente una conspiración para evitar que éste asumiera el poder.

El General López Contreras en su libro “Proceso Político Social” al referirse a la conspiración señala:

“La situación política tomaba caracteres de tragedia, ya que manifiestamente se observaban preparativos para una conspiración. Mi presencia en donde se encontrara el general Eustoquio, sus hermanos y acompañantes, se convertía en precauciones, escoger puntos estratégicos, escaleras, pasillos, etc. Avisado oportunamente de la conspiración hube de recogerme a mis oficinas y cumplir con las visitas periódicas a los cuarteles de la ciudad de Maracay”. Y agrega, que en ese tiempo el General Eustoquio se encontraba ejerciendo funciones como Presidente del Estado Lara; asimismo militarmente era el jefe y autoridad inmediata de los presidentes de los Estados Yaracuy, Falcón, Trujillo, Portuguesa y Barinas.

López refiere, que quiso rendir un último esfuerzo de unión e invitó a una reunión al General Eustoquio Gómez y al General Francisco Colmenares Pacheco (1875-1937), a los fines de solicitar su apoyo para mantener la autoridad del Presidente mientras viviera y del Gabinete al ocurrir su muerte. Colmenares Pacheco, había sido Jefe de Estado Mayor de la Revolución Restauradora, Inspector General del Ejército, Gobernador del Distrito Federal; se desempeñaba en esa ocasión como director de los telégrafos y teléfonos federales, y estaba casado con Emilia Gómez, hermana de JV Gómez. López anota que ambos poco ofrecieron, continuaron patrocinando la conspiración que tenía preparada Tarazona con tres comandantes de batallón en Maracay.

El  profesor Domingo Alberto Rangel para su libro “Junto al lecho del Caudillo” (Valencia 1981) ,  menciona que  utilizó como fuentes primarias al Coronel gomecista Pedro Duno Heres y  Wenceslao Mantilla. Señala que eran seguidores y aliados de Eustoquio en la conspiración, los militares: Eloy Tarazona, Félix Galavis, León Jurado; Alfredo Gámez y el comandante Ardila en Maracay; Santos Matute Gómez en Valencia, Eloy Montenegro en Barquisimeto y probablemente los comandantes de las guarniciones de Portuguesa y Barinas.

Juan Bautista Fuenmayor, en su obra Historia de la Venezuela Política Contemporánea (1976), señala que, entre las personalidades civiles dispuestas a conservar el poder, se encontraban:  Pedro M. Arcaya (embajador de Venezuela en Washington) y Pedro R. Tinoco (ministro de Relaciones Interiores y esposo de Josefina Revenga, viuda de José Vicente Gómez, hijo del Caudillo).

Eloy Tarazona, se dedicaba a realizar visitas a los cuarteles de Maracay; mientras Eustoquio Gómez, quien se desempeñaba como Gobernador del Estado Lara y Jefe de los Estados occidentales, se trasladó a Maracay en los días finales de noviembre de 1935, allí planificó el secuestro del General López Contreras, invitándolo a su casa de Maracay para capturarlo, lo trasladarían a una finca en los aledaños de Turmero. López, quien había aceptado la invitación, en la calle, desde su vehículo antes de bajarse, observó raros movimientos de hombres dentro de la casa y decidió seguir su camino, quedando asombrado de las pretensiones de Eustoquio, quien estaba dispuesto a cualquier cosa.

El profesor Domingo Alberto Rangel, afirma que López también trazó su estrategia para neutralizar a Eustoquio y a tales fines llamó a su amigo el General larense Vincencio Pérez Soto (1883-1955), quien se desempeñaba como gobernador del Estado Zulia, para tratar de quitar los apoyos militares a Eustoquio, fundamentalmente del General Félix Galavis (1877-1941), gobernador del Estado Yaracuy, hombre decidido y valiente. En opinión de la historiadora Inés Quintero en su aporte participativo en el libro Los Hombres del General, dice que Galavis, era uno de los hombres importantes del Gobierno de Gómez, además de su relación política y militar, era socio de JV Gómez en el negocio relacionado con la venta y colocación del ganado de las haciendas del general Gómez.
Pérez Soto, era partidario de eliminar físicamente a Eustoquio mediante el uso del sicario Clemente Torrealba y su gente, asunto que solo quedó en acciones de vigilancia y seguimiento.

López Contreras, le pidió a Pérez Soto, que convenciera a Galavis de apoyarlo en la transición. Ocurrida la conversación con Galavis, éste aceptó, quedándose trabajando en la cuerda floja, jugando para ambos bandos. También le pidió al ministro de Hacienda don Efraín González que se encargará de convencer al ministro Pedro Tinoco para lograr su voto en el Gabinete.

Por su parte Regina Gómez, hermana de Juan Vicente, en vista de la tensa situación existente en la lucha interna por el poder, propuso una reunión de Eustoquio y López en su casa, allí, luego de las conversaciones, quedó sellado el pacto momentáneo de respetar la Constitución en el caso del fallecimiento del Caudillo.  Este pacto fue acatado por los comandantes militares aliados de Eustoquio.

A pesar del pacto, Eloy Tarazona, continuó visitando los cuarteles de Maracay, acopiando y trasladando armas y municiones para armar a los obreros de las fincas.

El día 15 de diciembre de 1935, el General Juan Vicente Gómez entró en estado de coma y los servicios de inteligencia de López interceptaron una carta dirigida en esa fecha por Eustoquio a su secretario el coronel Eloy Montenegro en Barquisimeto, dándole las siguientes instrucciones: “dígale a los jefes de batallón, que tengan mucho cuidado, que ellos no obedezcan sino mis órdenes, que cuidado hacen lo contrario, aunque sea el Ministro de Guerra que les ordene, ellos no se moverán sin mi orden”.

El General López, en vista del curso de los acontecimientos, ordenó al Coronel José Murillo hacer preso a Tarazona, siendo detenido ese mismo día en horas del mediodía cuando pasaba por la alcabala de la Barraca, fue trasladado y recluido en el cuartel Bolívar, cercano al sitio de aprehensión.  También fueron detenidos los comandantes de batallones de Maracay y otros oficiales afectos a la conspiración. El arresto de Tarazona fue objeto de un airado reclamo de Eustoquio Gómez a López Contreras.

El día 17 de diciembre de 1935, a las 11:45 de la noche, en la residencia presidencial de las Delicias en Maracay, el médico Dr. Nicolás Cárdenas Farías, se percató de la muerte del general Gómez y el General Vincencio Pérez Soto, anunció en voz alta a los presentes su fallecimiento.

Señala el escritor Tomás Polaco Alcántara en su libro “El General de tres soles”, que de inmediato entró en vigencia el mecanismo constitucional establecido en el artículo 97, al serle inscrita la fecha 17 de diciembre de 1935, al acta redactada y firmada por los ministros el 15 de diciembre, cuando Gómez entró en estado de coma, dos días antes de su fallecimiento; la cual quedó con fecha abierta, eligiendo al General Eleazar López Contreras como Presidente Interino. Refiere que, en el acta, hubo un voto simbólico a favor del ministro de Hacienda Efraín González, y fue del General Eleazar López Contreras, quizás como reconocimiento de haber convencido a Pedro Tinoco del apoyo para su elección.  Polanco Alcántara, explica que tuvo en sus manos el manuscrito de un cuaderno privado del ministro don Efraín González donde aparece que el acta en razón de las circunstancias, fue redactada con anterioridad y colocada su fecha el mismo día de la muerte del Presidente Gómez. López Contreras, afirma en su libro Páginas para la Historia Militar de Venezuela, que los ministros lo eligieron en la madrugada del día 18 de diciembre, sin embargo, en su primer mensaje dirigido al Congreso de la República el 19 de abril de 1936, dice “El nuevo orden de cosas instaurado el 17 de diciembre de 1935, señala el comienzo de la transformación política de Venezuela, encaminada hacia las prácticas de un régimen de libertad y de justicia” , lo cual confirma que el acta es efectivamente de fecha 17-12-1935.

El día 18 de diciembre, en horas de la mañana, el Presidente Interino López Contreras en su alocución al país, anuncia el fallecimiento del General Gómez y entre otras cosas dice: 

“Para la conservación de la paz y del orden legal cuento además con el Ejército, heredero de las tradiciones gloriosas de la Independencia y del valor y el espíritu de sacrificio de nuestros antepasados. Conscientes de sus obligaciones para con la patria y seguros de mantener incólume el brillo adquirido en el ejercicio de su dignificación profesional, los jefes oficiales y soldados de nuestra institución armada, ampararán con sus banderas las conquistas civilizadoras que enriquecen nuestro patrimonio común”.

Seguidamente, ordenó la libertad inmediata de los presos políticos y los detenidos en las carreteras y el retorno al país de los exiliados políticos, proporcionando a todos quienes quisieran los medios económicos para regresar a sus hogares. Encargó al coronel Isaías Medina Angarita de la Plaza de Maracay, a quien según la versión de López se acercó uno de los generales de la familia Gómez, de quien no reveló nombre, solicitando ser nombrado comandante de un batallón, solicitud que fue negada.

El Presidente López, decretó duelo público por 15 días por el fallecimiento del General Juan Vicente Gómez, quien gobernó autoritariamente desde el 19 de diciembre de 1908 hasta el 17 de diciembre de 1935. Anotó en su libro de Historia Militar, que el día 18 de diciembre, como Presidente interino, cuando entró al salón donde estaba siendo velado el General Gómez, el General Eustoquio Gómez y sus hermanos se retiraron violentamente del lugar.

El día 19 de diciembre, se celebraron en Maracay las honras fúnebres y el entierro del General Juan Vicente Gómez, con asistencia del Presidente López Contreras, funcionarios del gobierno, Cuerpo Diplomático y los diferentes miembros de la sociedad.  Ese mismo día, aparece publicado en “El Heraldo” de Caracas,  un manifiesto de 136 firmantes encabezado por el Dr. Andrés Eloy Blanco, en el cual expresan: “Los venezolanos de buena fe esperamos que la personalidad del General López Contreras, como representante del ejército nacional y encargado de la Presidencia de la República sea en los actuales momentos la de mayores garantías y seguridades para obtener de su actuación política directiva, la preparación de cuanto es necesario y urgente para llevar al pueblo venezolano a la consecución de sus más elementales aspiraciones” .

López Contreras, refiere en su obra Historia Militar, que los días previos de su partida para Caracas, reforzó la guarnición de Caracas, distribuyó tropas en Maracay, Valencia y La Victoria para dominar o batir cualquier núcleo que se opusiese a su autoridad.

Ese mismo día 19 de diciembre ocurrió una protesta en Caracas, donde una multitud intentó asaltar y saquear la casa del Gobernador Rafael María Velazco, quien ordenó disparar contra los manifestantes, con saldo de varios muertos y heridos. López Contreras, desde Maracay, ordenó la sustitución ese mismo día del Gobernador Velazco, por el General Félix Galavis.  Continuaron generándose disturbios y saqueos en diferentes partes del país, que inicialmente fueron consentidos por las autoridades y luego se aplicaron medidas para garantizar el orden público.

El día 20 de diciembre, aviones militares sobrevuelan el valle de Caracas, lanzando volantes que anunciaban la llegada inminente a la ciudad del Presidente Interino, rogándole al pueblo permanecer en sus labores habituales. En horas de la tarde llegó el General López Contreras a Caracas, trasladándose al Panteón Nacional a rendir honores al Padre de la Patria, luego se dirigió a la plaza Bolívar y desde un balcón del Palacio de la Gobernación y Justicia, ubicado en la esquina de las Monjas, saluda a la población caraqueña que le daba calurosamente la bienvenida. El Universal reseñó que la muchedumbre parecía un océano humano que alcanzaba el grado culminante de la alta marea. López Contreras, se alojó en el Ministerio de Guerra y Marina, ubicado en la esquina de Miraflores, sitio donde fue construido posteriormente el denominado Palacio Blanco, frente al Palacio de Miraflores. Mientras tanto en horas de la noche, refiere Polanco Alcántara en su libro, que el Coronel Isaías Medina Angarita, encargado de la plaza militar de Maracay, dirigió una operación secreta para sacar del país a través del puerto de Turiamo, cerca de un centenar de personas integrantes de la familia Gómez y sus allegados, que fueron embarcados en un navío militar con destino a Curazao.

A las 8 de la mañana del día 21 de diciembre, el Presidente Interino, despachando en sus oficinas del Ministerio de Guerra, recibió la visita del General Eustoquio Gómez; la cual según refiere Polanco Alcántara, por relato que le hizo Nicolás Perazzo, testigo presencial de los hechos. Eustoquio fue a la oficina de López a reclamarle la decisión peligrosa de poner en libertad a varios de sus enemigos. López lo invitó a desayunar y Eustoquio rechazó la invitación. Comenta Polanco, que el ministro norteamericano, según consta en los Archivos de los Estados Unidos en su Legación de Caracas, anotó que las circunstancias de la llegada a Caracas de Don Eustoquio no fueron conocidas. Por su parte López anotó en su libro de Historia Militar que Eustoquio en la entrevista informó venir a Caracas a resolver asuntos personales; a lo cual López le respondió que su permanencia en Caracas era inconveniente recomendándole no regresar a Barquisimeto, que lo hiciera a Maracay, encontrándose allí, le facilitaría un avión para su salida a Curazao. Eustoquio respondió que regresaría a Maracay, no aceptando las ofertas ni la invitación a desayunar porque lo esperaban alimentos preparados en su casa. Quedan las dudas si la visita de Eustoquio a López, era para reclamar algo vinculado al pacto de ambos en Maracay. Lo cierto es que Eustoquio salió de la oficina de López y finalmente se dirigió a la oficina del General Félix Galavis, su antiguo socio en la conspiración, quien ahora se desempeñaba como Gobernador del Distrito Federal. Según Polanco Alcántara, Nicolás Perazzo le dijo que Eustoquio, ingresó a la Gobernación a pedirle las llaves de su casa en Caracas al Gobernador, que por alguna razón las tenía Galavis en su poder.

El historiador Manuel Alfredo Rodríguez en su libro Tres Décadas Caraqueñas, afirma que unos decían que iba en busca de explicaciones y otros a tomar posesión del despacho. Razones relevantes han debido movilizar a Eustoquio a visitar al Presidente Interino y al nuevo Gobernador del Distrito Federal. Describe Rodríguez, que la Gobernación se encontraba en el Palacio de Gobernación y Justicia en la esquina de las Monjas, donde también funcionaban los tribunales, el Ayuntamiento y la Policía. Indica que allí, luego de salir Eustoquio de la visita al Presidente López, llegó el día 21 de diciembre por la mañana, acompañado por su primo Fernando Gómez y otras personas. En el despacho del Gobernador Galavis se encontraban: su secretario particular Nicolás Perazzo, su pariente doctor Antonio Pineda Castillo, el Prefecto Jesús Corao, el General Santiago Briceño Ayesteran compañero y amigo del General JV Gómez, y como visitantes circunstanciales los médicos Salvador Córdoba, Félix Lairet y Enrique Tejera. Que, en un momento de la conversación, Galavis le dijo a Eustoquio “Tengo órdenes del Presidente de la República de arrestarlo si no abandona el local”. Ante tal amenaza, Eustoquio se abalanzó sobre el Gobernador y se oyeron dos disparos, que hirieron de gravedad a Eustoquio. La versión de uno de los presentes, Nicolás Perazzo, proporcionada a Polanco Alcántara años más tarde, es que entre Galavis y Eustoquio hubo una fuerte discusión. Durante la cual, un movimiento corporal de Eustoquio hizo pensar que éste haría uso de su revólver a pesar que tenía un brazo casi inútil por una hemiplejia, salieron a relucir varias armas y una de ellas, casi de imposible identificación, hirió de muerte a Eustoquio, quien fue trasladado a una habitación cercana y cuando el doctor Tejera lo atendió, ya era tarde.

Por su parte López Contreras en su Historia Militar narra que Eustoquio “Partió de mi despacho más o menos a las nueve de la mañana, y ya cerca de las diez, me avisó el General Félix Galavis, el conflicto en que se encontraba por la llegada de Eustoquio a la Gobernación y por sus provocaciones al pueblo. Redúzcalo a prisión le dije y hágalo conducir a Maracay con una fuerte guardia. Allá quedará detenido hasta preparar el avión y llenar los trámites internacionales para conducirlo a Curazao. Luego vino el informe de su muerte, por haber tratado de hacer armas contra el gobernador, cuando éste le notificó que estaba preso. Esta es la información que se me dio, pero estoy seguro de que, si no hubiera muerto Eustoquio, el muerto habría sido el General Galavis, dada la actitud resuelta y agresiva de aquel, como pueden comprobarlo personas que estaban presentes, entre ellas el General Santiago Briceño Ayesteran; su yerno y uno de sus hermanos” .

Muchas conjeturas o versiones sobre quien fue el autor de los disparos que ocasionaron la muerte a Eustoquio Gómez, circularon en aquellos tiempos y en otros más recientes.  Eran conocidas exactamente las circunstancias de tiempo, lugar y modo en que ocurrieron los hechos, vale decir, el día y hora, el sitio del suceso, el tipo de arma usada para dar muerte a Eustoquio Gómez; la identificación de quienes se encontraban presentes en el momento de la discusión entre Galavis y Eustoquio, en el despacho del Gobernador, un sitio cerrado, no era en una multitud de personas en la vía pública; hubo dos disparos realizados por una persona de manera selectiva contra Eustoquio Gómez, no se produjo una balacera. Los hechos ocurrieron en el mismo edificio donde también funcionaban la Prefectura, los tribunales de Caracas, la Policía y el Ayuntamiento. Nunca se llegó a conocer públicamente el resultado exacto de las investigaciones penales si es que las hubo. López Contreras, en su libro, solo hace mención a un informe que recibió sobre tales acontecimientos.

Más de cincuenta años después de los hechos y posterior a la muerte de los Generales Isaías Medina Angarita (1953) y Eleazar López Contreras (1973); el Dr. Tulio Chiossone (1905-2001), diputado al Congreso por el Estado Táchira (1937-1939), Secretario de la Presidencia de la República en el Gobierno de López Contreras (1939-1941), Senador al Congreso por el Estado Táchira (1940-1944), Ministro del Interior en el gobierno de Isaías Medina (1941-1942) y reputado abogado penalista con obra escrita; publicó en Caracas en 1989, el libro El Decenio Democrático Inconcluso; en el cual, sin llegar a identificar expresamente al autor de los disparos que pusieron fin a la vida del conspirador Eustoquio Gómez, pareciera señalarlo  en las líneas escritas, página 50:
“… A la muerte del caudillo, el General Galavis estaba al frente de la Presidencia del Estado Yaracuy… Parece que rechazó la invitación del General Eustoquio Gómez de formar una coalición para tomar el poder, una vez desaparecido el General Gómez. El general López Contreras designó al General Galavis gobernador del Distrito Federal. Este nombramiento igual que el de otros gomecistas para destacados cargos en el nuevo gobierno no fue visto con agrado por el sector que aspiraba a la erradicación de cualquier vestigio del régimen anterior. Sin embargo, el nuevo gobernador dada su personalidad, sus numerosos amigos y amplias vinculaciones sociales y políticas, así como también aureolado como estaba por cierta popularidad momentánea por el incidente ocurrido el 21 de diciembre en la gobernación del Distrito Federal, que culminó en la trágica muerte del General Eustoquio Gómez, logró mantenerse hasta el 14 de febrero de 1936” .

En sesión del 31 de diciembre de 1935, el Congreso de la República de conformidad con la Constitución, nombró como Presidente Constitucional para terminar el periodo de gobierno hasta el 19 de abril de 1936 al General Eleazar López Contreras. El Presidente luego de prestar juramento ante el Congreso, dirigió, una histórica alocución a los venezolanos en la cual aconsejó “Calma y cordura”, que se constituyó en el lema de la transición política de la dictadura a la democracia. Al finalizar este periodo, el 19 de abril de 1936, el Congreso eligió Presidente para el nuevo periodo a López Contreras de conformidad con el artículo 96 constitucional.

Eleazar López Contreras, fue llamado por algunos “el fundador de la democracia contemporánea en Venezuela”. Alfredo Tarre Murzi (Sanin) en su libro López Contreras de la Tiranía a la Libertad, expresa: “López Contreras fue, sin duda alguna, el iniciador de la democracia constitucional de partidos modernos que existe en Venezuela”; “En síntesis se puede considerar a López Contreras como el iniciador del Estado en Venezuela”; “El iniciador del sistema político institucional en Venezuela, con un Estado de Derecho, pluralismo ideológico, fórmulas de participación social y económica, disfrute de la libertad y alternabilidad democrática”.

Al fallecimiento del General Eleazar López Contreras el 2 de enero de 1973, el expresidente Don Rómulo Betancourt desde Barcelona -España, donde se encontraba, envió un mensaje de condolencia expresando: “Es una pérdida para Venezuela, ya que fue un hombre que trató de servirla y que, a partir de 1936 contribuyó a que el país se orientara, sin mayores dificultades, en un difícil periodo de transición, entre la tiranía y la nueva Venezuela”.

 

* Cronista de Tucutucu

 

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