Aprendizaje doloroso para reconstruir el país

Escribo a mediados de febrero de 2018 y todos sabemos que las condiciones de vida de gran parte de la población cada día empeoran más y más. En efecto, la salud y la mera supervivencia de muchos ciudadanos están amenazadas debido a la pavorosa hiperinflación y la escasez de alimentos y medicamentos que cada día son más caros y prohibitivos. En general la calidad de vida en todos los aspectos, inclusive el acceso a la cultura universal, se ha deteriorado de una manera alarmante.

A fin de cuentas, los problemas que confrontamos tienen una causa muy bien conocida: La destrucción de las fuerzas productivas tanto en la agricultura como en la industria, lo cual es lo más anti-socialista que se pueda imaginar. Importamos casi todo porque no se produce casi nada. Para colmo de males, según datos oficiales de la Opep, la producción de Pdvsa en diciembre de 2017 fue de 1,62 millones de barriles por día…¡La más baja en 42 años!!!…También según la Opep, la producción petrolera venezolana ha caído en enero de 2018 y ha sido de 372.000 barriles diarios por debajo de la cuota establecida en enero de 2017. Reconocidos expertos petroleros están alertando sobre la gravísima situación que podemos vivir si la producción petrolera sigue disminuyendo, lo cual se vislumbra como probable.

No obstante, aunque parezca paradójico y contradictorio, estas experiencias tan dolorosas que estamos viviendo podrían tener una faceta positiva para la reconstrucción futura del país. El gran filósofo griego Heráclito (aprox. 500 A. de C.) decía que valoramos las cosas después de que hemos vivido la carencia de esas cosas. Entonces, cuando se reconstruya el país, la población valorará mucho que se reactive la producción petrolera y la producción agrícola e industrial. Asimismo, la población dará mucha importancia a la revalorización de la educación y el esfuerzo de los jóvenes para llegar a ser profesionales porque ahora no se valora. Por ejemplo, hace unos días un joven médico cirujano que estudió durante seis años y está haciendo un postgrado en pediatría, me contaba que el 15 de este mes de febrero cobrará apenas Bs. 200.000,00 lo cual no alcanza ni siquiera para comprar un cartón de huevos o un kilo de queso. A finales de mes cobrará un poco más por las guardias nocturnas que se hacen con mucho sacrificio, pero de todas formas un médico gana muy poco. Entonces en un futuro hay que valorar el esfuerzo para estudiar y prepararse.

De manera similar, para reconstruir el país hay que insistir en inculcar valores éticos en todos los niveles de la educación, desde el nivel primario en adelante, para que los jóvenes internalicen que solamente con el esfuerzo y la honestidad, lograrán los objetivos en su vida. Igualmente será muy importante insistir en cuidar mucho la democracia y el estado de derecho. También será vital inculcar el respeto por la verdad y la dignidad del ser humano.

En la obra ‘Agamenón’ del gran dramaturgo griego Esquilo (525-456 A. de C.) el Coro dice: “Zeus ha decretado que los hombres adquirirán sabiduría por medio de la escuela del dolor”.

Entonces aunque el aprendizaje ha sido sumamente doloroso quizá podría dejar un saldo positivo y muy probablemente toda la población participaría con entusiasmo y fervor para una futura reconstrucción. Como nuestro país tiene inmensos recursos y riquezas es posible que en pocos años se pudieran lograr metas admirables que asombrarían a todo el planeta.

ernestorodri49@gmail.com

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