Por: @AlexGonzalezDigital CNP 25.770
Para el pedagogo y filósofo de la educación, Antonio Pérez Esclarín, la educación en Venezuela está dejando de ser un derecho para convertirse en una mercancía, la cual tienen – la de calidad – quienes pueden pagarla.
“La crisis actual nos está dejando una pobre educación, migajas de educación que solo contribuye a tener un país miserable (…) sólo sobre la ignorancia – falta de educación – se soportan las propuestas totalitarias”.
Pérez Esclarín participó en la conferencia “Familia y Escuela, pilares fundamentales de la educación de calidad” organizado por el Iutembi, donde afirmó que el problema es que a la gente – padres – parece no preocuparle la educación de calidad, pero sí un cupo escolar.
“Los educadores somos parteros de gente ciudadana, emprendedora, creativa, corajuda, resiliente, valiente; formar a una persona es enseñarle a construirse a sí misma porque siempre podremos ser mejores seres humanos. Formar a una persona en enseñarle a convivir con los demás”.
El especialista en temas educativos sostuvo que la educación debe ser un bien público, básico y prioritario, porque conviene a todos los ciudadanos para su vida, su dignidad y el ejercicio de una ciudadanía responsable, por ello cree que la carencia de este bien lleva a las sociedades al fracaso, a su juicio la educación es el medio para desarrollar todas las potencialidades humanas, sociales, creativas y espirituales y alcanzar la plenitud.
Enseñar con amor
El profesor explicó que la formación del individuo se fundamenta en educar a través del amor como herramienta aplicada en la familia y el aula.
“La familia debería ser una escuela de amor. La familia debería ser el lugar donde los niños adquieran raíces profundas para crecer sólidos, que se sientan queridos sin condiciones, valorados. Desgraciadamente la familia se ha convertido en la escuela del desamor, maltrato, donde no aprendemos a valorar y aceptarnos como somos. Mientras la familia no entienda que tiene que educar para aprender a vivir con amor y enseñarlo, pues estamos perdidos; no hay familia”.
Pérez Esclarín definió el amor desde la explicación de Aristóteles: amar es querer el bien para el otro. Parafraseó el concepto de amar como preocuparse y ocuparse por la felicidad del otro. Añadió que amar a una persona es ayudarla a crecer y ser mejor, pero a veces – explicó – se entiende que el amor como la posesión, como la dependencia y no así. Agregó que lo opuesto del amor no es el odio sino el egoísmo y de allí su importancia para el proceso educativo.
“No sirve que te hayas graduado summa cum laude en las universidades de mayor prestigio, sino existe el amor. Querer al alumno significa aceptarlo como es, ver sus potencialidades más que sus fallos, es estar dispuesto a brindarle una nueva oportunidad, querer es mi decisión no importa que seas violento, seas insoportable, yo quiero quererte para ayudarte. No puede existir una pedagogía que no parta del amor”.
Pérez Esclarín exhortó a valorar a la juventud, a quien definió como esas personas que tiene el corazón lleno de ideales y el coraje de hacerlos realidad.
Perfil:
Antonio Pérez Esclarín es escritor, pedagogo, filósofo nacido en Berdún, España, quien ha vivido gran parte de su vida en Venezuela formando parte del movimiento internacional de Educación Popular Fe y Alegría.
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