Antonio Fernández. “El Hombre del Anillo”: “De loco a Premio Nacional de Cultura Popular” / Por Alfredo Matheus

Sentido de Historia

 

 

 

Grandes personajes a lo largo de la historia de la humanidad han sido alegremente calificados de “locos”. Parece ser que, lo que el común de la gente no puede comprender ni entender, es etiquetado alegremente como “locura”… Antonio Fernández, el hombre del anillo, uno de los más grandes artistas que ha parido el estado Trujillo, sus amigos vendedores de verduras en el viejo Mercado Municipal de la calle 12, lo tildaban como si le “faltara un tornillo” por su recio carácter.

 

Un director de liceo le cerró las puertas

 

En 1963, un día cualquiera, Antonio Fernández marchó al Liceo Rafael Rangel muy entusiasmado a donar una escultura a nuestra casa de estudios. El director cuando vio la obra dijo hacia sus adentros; «carajo pero esta escultura sí es fea” y sin “corazón en el pecho” manifestó al afamado escultor que la institución no aceptaba la donación… El artista agarró su escultura y se fue por donde vino. Llegó a su casa y en minutos la acabó a punta de mandarria.

Me imagino qué pensaría este flamante director de liceo cuando leyó en la prensa a grandes titulares: “El trujillano Antonio Fernández, “El Hombre del Anillo”, ganó el Premio Nacional de Cultura Popular, como el mejor escultor venezolano del año 1998.”

 

De campesino a artista nacional

 

Antonio Fernández, el hombre del anillo, nació en el caserío El Corozo, en Escuque, por allá en el año 1922, días en que al dictador Juan Vicente Gómez, no se le “moría el muchacho en la barriga”…Fueron sus padres Ana María Franco y Ramón Fernández, humildes labriegos. El padre de Antonio era excelente albañil que ayudó en la construcción de numerosas viviendas que hoy encontramos como reliquias coloniales en la “Tierra de nubes”.

De esa experiencia con su papá albañil, “El hombre del anillo” fue aprendiendo el uso del cemento, la arena, la piedra, la cabilla, la madera, en sus creativas esculturas que lo llevarían a convertirse en artista nacional de la cultura popular… Antonio, no había cumplido los 15 años y mostró orgulloso su primera escultura elaborada en fino barro. El muñeco era la misma cara de un hacendado que era famoso por los atropellos que cometía contra la gente más humilde amparándose en su poder económico.

El hacendado don Ramón, entró en cólera al recibir de los “mamadores de gallo” de la época el propio “chalequeo” por su parecido al “muñeco”, creado por el “Hombre del anillo”. Decidió mandarlo a meter preso, allí fue cuando intervino el papá de Antonio Fernández, quien era el albañil que arreglaba los patios de tostar café del ofendido hacendado. El artista tuvo la suerte de no parar con sus huesos en un nauseabundo calabozo.

Antonio Fernández sobresalió como pintor con un estilo único. Como escultor no había quien lo igualara. Al cemento le dio vida con su ingenio de artista. Se destacó trabajando artísticamente la madera. Hoy son obras son exhibidas en grandes galería del país.

 

Mi amigo del alma…

 

Fueron muchas las oportunidades que compartí en amenas conversas con “El Hombre del Anillo” en su humilde aposento en Carvajal, un privilegio, porque el artista no recibía a todo el mundo. En su soledad de empernido bohemio le acompañaban uno que otro perro sin pedigrí, las gallinas le daban un ambiente campestre a la vivienda, mientras un gallo pataruco era la alegría de este insigne artista de la patria.

 

Mataron al “Hombre del Anillo”

 

Una mañana, el mundo de la cultura popular trujillana se estremeció al escuchar la lamentable noticia del asesinato de Antonio Fernández. Los antisociales que se introdujeron a su casa, quizás enloquecidos por la droga, al no encontrar el dinero que buscaban, la emprendieron a golpes contra el indefenso artista quien no aguantó tanto maltrato, muriendo a causa de la golpiza recibida.

 

 

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