Madrid, 30 may (EFE).- En un curso que parecía el último de Carlo Ancelotti en el Real Madrid, hasta que se desterró la amenaza de un final de carrera en la selección brasileña, el técnico italiano tiene en su mano acabar como el gran vencedor. Leyenda interminable de una Liga de Campeones en la que ya es el más laureado. Dispuesto a ensancharla tras perder a Karim Benzema y exhibir agilidad táctica para encajar y sacar la mejor versión de Jude Bellingham.
No es la primera vez en su carrera que Ancelotti cambia de sistema en función de la plantilla de la que dispone. Lo hizo con su ‘árbol de Navidad’ recogido en un libro, el 4-3-2-1 con el que consiguió sus primeros grandes éxitos como entrenador, dirigiendo al Milan. Ya había aprendido por entonces desde el error. Por dejar escapar a un futbolista mágico como Roberto Baggio cuando su dibujo era innegociable.
«Aprendí mi sistema en el Milan de Arrigo Sacchi. Fue 4-4-2 y por eso me negué a tener a Roberto Baggio en el Parma. Yo no juego con un 10, quiero dos delanteros. Me negué a tener a uno de los mejores del mundo. Hoy le diría, ‘Ven y arreglaremos la situación’. Fue un error y cambié mi idea en la Juventus con Zidane. Soy yo el que tengo que adaptarme».
La explicación en el presente de ‘Carletto’, a pocos días de poder levantar su quinta ‘orejona’, explica la clave de su éxito. De Baggio a Bellingham. De imponer un sistema, a dar prioridad a las características de los jugadores para construirlo. Tras perder a Benzema inventó una nueva demarcación para Jude tras estudiar sus virtudes en el Dortmund y la selección inglesa.
Su olfato goleador explotaría adelantando unos metros, acercándolo al área. La libertad de movimiento de Vinícius, sacándolo de banda izquierda, y el intercambio con Rodrygo, era la mejor baza ofensiva en una plantilla que reforzó con un buen actor secundario como Joselu Mato. Sus cinco goles en la Liga de Campeones, el doblete decisivo en semifinales al Bayern, le dieron la razón.
Sin un futbolista letal aún en la plantilla como Kylian Mbappé. Sin un Harry Kane como el Bayern o un Erling Halaand como el City, Ancelotti dio con la tecla con esa mentalidad abierta al retoque de sistema enterrando un 4-3-3 que parecía innegociable en el Real Madrid.
El rombo en el centro del campo, una de las claves del éxito de un Real Madrid que goleó en la Supercopa de España y arrasó en LaLiga, lo retocó en un partido en el que rozó el sonrojo. En la vuelta de octavos ante el Leipzig cuando aumentó un quinto centrocampista y despobló su ataque. También lo hizo forzado en el duelo del Etihad por el empuje del Manchester City. Sobreviviendo al asedio con bloque bajo y casi sin opción de generar peligro ni al contragolpe tras el tanto de Rodrygo.
«No he encontrado ningún aficionado del Real Madrid triste. Háblame del mar, marinero», respondió a los que criticaron la forma en la que su equipo tumbó al vigente campeón con un ejercicio de resistencia, vencedor en la tanda de penaltis. Más dura fue la crítica en la primera de las dos derrotas sufridas esta temporada, ambas ante el Atlético de Madrid.
El golpe sufrido en el derbi madrileño del Metropolitano que provocó el efecto deseado por el técnico para que sus jugadores entendieran que si no defendían todo, si no eran un bloque en fase defensiva, llegarían más momentos duros. Desde entonces no volvieron a perder en Liga y ‘Carletto’ capeó con su buena mano izquierda la lluvia de críticas.
Alejado de la personalidad ególatra de otros entrenadores, Ancelotti huye del elogio. Pese a ser ya el técnico más laureado de la competición más importante del mundo a nivel de clubes. Cuatro conquistas de la Liga de Campeones -2003 y 2007 con el Milan; 2014 y 2022 con el Real Madrid-, superando hace dos años los registros marcados por el inglés Bob Paisley con el Liverpool y el francés Zinedine Zidane con el Real Madrid.
El italiano en el único entrenador que se ha clasificado para seis finales de Copa de Europa, tres con el Milan y tres con el Real Madrid. Superó las cuatro de Miguel Muñoz, Alex Ferguson y Marcello Lippi. El mismo número que técnicos a los que se mide en el presente como Pep Guardiola y Jürgen Kloop.
Con 209 partidos dirigidos en la Copa de Europa, 203 en Liga de Campeones y 6 de previa, Ancelotti tiene un reto que podrá cumplir pronto, convertirse en el que más encuentros dirigió en los banquillos. Acaba de superar los 208 de Arsène Wenger y el objetivo son los 214 de Ferguson que repartió entre los 190 partidos de ‘Champions, doce de la denominada Copa de Europa y otros doce de fase previa de la Liga de Campeones. La leyenda interminable de ‘Carletto’ busca un nuevo éxito que ensanche su historial.
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