Redacción WEB.- En Venezuela desde las parlamentarias de 2015 se vive un deliberado proceso de degradación política-electoral que comenzó con la Asamblea Nacional Constituyente de 2017, continuó con las parlamentarias de 2020, se acentuó con las regionales y municipales de 2021 y tuvo su punto de ebullición con las presidenciales del 28-JULIO.
Desde entonces, en cada uno de esos procesos, tanto la no participación como la abstención han sido tema de discusión, ya que se comenzaron a observar los primeros indicios de desconocimiento a la voluntad popular expresada en votos, generando “desconfianza” que para estas elecciones se ha convertido en la principal fuente de abstención, sin necesidad de promoverla.
A tan solo días del proceso de votación de las elecciones regionales y parlamentarias del 25-MAYO desde su convocatoria «la abstención» se convirtió y mantuvo como si de un “fenómeno electoral” se tratara en la sombra y epicentro de dichos comicios que ni la campaña ha logrado opacar o en todo caso disminuir.
Sobre la abstención que en febrero se estimaba en 82,55% – según estudios de la Encuestadora Meganalisis: https://www.instagram.com/meganalisis/reel/DHFK0SOxWA-/ – son diversos los factores, análisis, puntos de vista y criterios, quedándose corto lo que tradicionalmente genera este negativo factor electoral que ha marcado la pauta en estas elecciones.

Factor uno: CNE
El principal factor es la desconfianza como la “principal fuente de abstención”, la cual es integra, total y generalizada, a raíz de lo verdaderamente ocurrido en las pasadas elecciones presidenciales del 28-JULIO, de lo cual existe pleno conocimiento ciudadano.
Comenzando con el Consejo Nacional Electoral (CNE), que de acuerdo a la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) aun no reconoce los verdaderos resultados del 28-JULIO, razón por la cual, según Meganalisis Febrero 2025, el 85,82% de la población “No confía en la honestidad e imparcialidad del CNE”.
Factor dos: Actores participantes
De igual forma la desconfianza existente en los partidos que conforman los bloques que están participando en dichas elecciones, como el Oficialismo, al no reconocer la derrota en las pasadas elecciones presidenciales, al igual que el segundo bloque denominado “los Alacranes”, al desconocer la soberanía popular que se expresó el 28-JULIO.
También es total la desconfianza que le tienen al recién conformado bloque de “los normalizadores”, cuyos actores políticos y candidatos, que al igual o peor que los Alacranes, le dieron la espalda a los más de 8 millones de electores que votaron por el cambio el 28-JULIO, a la sociedad democrática y al pueblo en general que se siente altamente traicionado.
Tal desconfianza , también se debe al engaño del cual fueron objeto en las elecciones regionales y municipales del 2021 cuando bajo el lema «Hay que recuperar espacios» se obtuvieron 4 gobernaciones y mas de 100 alcaldías, cuyos liderazgos – salvo excepciones – lejos de estar al servicio de la lucha por el cambio, la libertad y la democracia se «vendieron» política y electoralmente al Oficialismo, representando un vil engaño (modo traición) al pueblo que los eligió en dichos estados y municipios.
Por ello, se preguntan para que sirvió recuperar esos espacios si esos gobernadores y alcaldes han estado al servicio «rodilla en tierra» del Oficialismo. Tal como quedó demostrado tanto con sus ataques contra las primarias como su fracasada pretensión de fraccionar el voto opositor en las elecciones presidenciales.
Falsos opositores
Hoy los falsos opositores y aliados del oficialismo vuelven con el mismo, pero doble cuento, como Henrique Capriles insistiendo «hay que seguir recuperando espacios»; mientras Manuel Rosales con su cínico lema «no hay que ceder espacios» por lo que la gente responde a ambos:
A Capriles «Para qué recuperar espacios que luego van a estar al servicio del gobierno como ocurrió con las del 2021»; y a Manuel Rosales «desde cuando ustedes, gobernadores y alcaldes ya cedieron esos espacios a favor del Oficialismo», por esa y otras razones no gozan de un mínimo de credibilidad, siendo este otro factor de abstención que se suma a la desconfianza.
¿No vale la pena votar?
“Por eso la sociedad democrática se pregunta ¿para qué votar? para que se repita la misma historia tanto con las elecciones parlamentarias del 2020, como las regionales y municipales del 2021 ¿de que sirvió votar para elegir los diputados de la actual AN, los 4 gobernadores y los más de 100 alcaldes? Si nada cambio, todo lo contrario, está peor. En pocas palabras ¿“No vale la pena votar”?.
Eliminación del Código QR
A última hora, a raíz del simulacro electoral surgió otro factor – que sin duda va a generar más desconfianza y como por ende más abstención – la eliminación del Código QR en las actas de escrutinios por parte del CNE, según lo denunciado por el experto electoral Eugenio Martínez y el expresidente del CNE y dirigente del MPV, Andrés Caleca https://larazon.net/2025/05/no-habra-codigo-qr-en-laselecciones-del-25-m/
“No participar” no es sinónimo de “abstención”

La Plataforma Unitaria Democrática (PUD) junto al nuevo liderazgo que encabeza María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, una vez convocadas dichas elecciones anunció “No participar”, hasta tanto no se reconozcan los resultados del 28-JULIO.
“No participar”, es una decisión política, y como tal, no es sinónimo de abstención, sencillamente, porque se está hablando de no participar en unas elecciones, a las cuales no postulaste candidatos, si no postulaste candidatos para que designar testigos. Entonces ¿qué sentido tiene hacer campaña para llamar a votar si no se está participando?
En sintonía con la decisión política de “No participar” la fuerza ciudadana empoderada política y electoralmente que representa actualmente el mayor capital electoral, tal como quedó demostrado el 28-JULIO, no acudirá al proceso de votación del 25 de mayo, ya que ninguno de los candidatos postulados representa al nuevo liderazgo ni la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), cuya decisión absolutamente para nada tiene que ver con la abstención. Eso esta claro.