Por: Benjamín Tripier / El Nacional
El porcentaje de inflación es como la fiebre que marca el termómetro, que es un indicador de que algo anda mal en el cuerpo, y que posiblemente sea una infección; lo cierto es que con bajar la fiebre se gana tiempo, pero si no se ataca el mal que la causó, podrá mantenerse aplanada durante un tiempo, pero al final la infección le hará mucho daño al cuerpo.
Nuestro termómetro económico, dándole la credibilidad limitada con la que se manejan esos números en Venezuela, indica que la fiebre se mantiene en rangos bajos para nuestros pobres estándares, pero sigue siendo altísima en términos regionales o globales. O sea que tenemos una inflación muy alta, aunque baja en términos históricos locales.
El tema es que no estamos trabajando en el problema de fondo, sino que nos estamos quedando solo en el síntoma, y nos enorgullecemos de eso. Lo cual no está mal, es un paso importante, pero no es sostenible en el tiempo.
Nuestra inflación se mantiene acotada debido principalmente a la política monetaria y cambiaria que le impone a la banca un encaje de 73% teórico que supera 80% real. También debido a las restricciones del crédito y a las inyecciones semanales de dólares, principalmente los suministrados por Chevrón.
Y como complemento, la economía está prácticamente dolarizada, lo cual le induce un efecto ancla que le da una cierta estabilidad al sistema. Si se dolarizara totalmente, pues el anclaje sería mucho más fuerte.
La ecuación es sencilla: Si hay más dólares que bolívares, habrá mayor estabilidad; y si ocurre al revés, si “desdolarizamos”, pues nuestra economía recuperará la volatilidad que supimos tener, y los números se dispararán.
Y si a la política monetaria le sumamos lo fiscal, con impuestos, tasas y otros parafiscales, resulta una recesión inducida, como contrapeso natural de la inflación, nuestro PBI es extremadamente bajo comparado con el tamaño de país que tenemos y en relación a la infraestructura que se supo construir hasta finales del siglo XX. Y si lo comparamos con el PBI de 2014, pues la caída es grande.
Y esa caída tipo tobogán genera una inercia que hace que, para frenarla, haya que tomar medidas fuertes, las cuales, casualmente son las que se asemejan a la cura de la infección que produce la fiebre que les mencionaba unos párrafos atrás.
Tenemos lo que se llama una inflación de carácter estructural producto de que siempre la oferta de bienes y servicios en la economía, está por debajo de la capacidad de demanda, por más que se intente restringirla.
Y, curiosamente, y aceptando que es un buen primer paso el que se está dando en materia monetaria, debería ser complementado con una baja fuerte en la presión tributaria, de forma tal de lograr aumentar el nivel de actividad real, formalizar la circulación del dólar como moneda legal, y bajar el nivel de intervención del estado en la economía.
Lo último, no solo se refiere a las alcabalas y permisos, sino también al traspaso al sector privado de todas las actividades de perfil de negocios que hoy están en manos del estado, incluyendo al sector petrolero. No nos ha ido muy bien con el tema del estado empresario, y habría que darles una oportunidad a acciones en un sentido diferente.
Porque, así como vamos, ni el estado termina de cumplir con las funciones propias del poder conferido, ni esas empresas rinden de la manera que lo harían si tuvieran un doliente directo de bolsillo, que es la rentabilidad.
Político
El pueblo venezolano está entusiasmado con la venidera contienda electoral, esperando que no aparezcan cosas que les puedan parecer como abusivas e injustas… como podría ser una inhabilitación de última hora a la tarjeta de la MUD, o al candidato González Urrutia… o cualquier tipo de maniobra que obstruya el sentir popular que cualquier lectura del ambiente político muestra como sólida.
El contacto público de Lula luego de conversar con Maduro, hizo énfasis en el cumplimiento de los acuerdos de Barbados y la “importancia de una amplia observación internacional en las elecciones que se celebrarán en ese país el 28 de julio”, dejando claro cuál es su posición personal y la de su gobierno. Lo cual complementa sus declaraciones previas sobre las posibilidades ciertas de que pudiera perder la elección y presentarse nuevamente en el futuro y recuperarla, como le pasó a él.
Si a eso se suma la posición de Petro en Colombia, queda claro que hay un ambiente que favorecería unas elecciones de fair play (“literalmente, juego limpio, que es una expresión que hace referencia al comportamiento leal y sincero, además de correcto”, en este caso en el plano político electoral), que pudieran conducir a que, por primera vez en 25 años, hubiera alternabilidad democrática en Venezuela.
Sí es llamativo el enfoque que el chavismo le está dando (hasta esta fecha) a esta campaña electoral, en la cual no se ve el tradicional gasto público de campaña, no se aumentaron los sueldos, hay amenaza de incremento de impuestos y mayor presión tributaria a las empresas, y no hay movimientos públicos en la avenida Bolívar como era tradicional. Tampoco se escuchan las tradicionales promesas de cambio que se esperaría en una campaña.
Lo anterior complementado con que, pese al inmenso poder del Estado, no se frenaron las primarias opositoras, y se dejó avanzar a la oposición de María Corina/Edmundo hasta tener tres posiciones en el tarjetón electoral, las cuales, según las encuestadoras más representativas, cuentan con un gran apoyo popular que le dan más de 50% en las preferencias populares. Además de las grandes concentraciones humanas en el interior del país, que depositan en la oposición liderada por María Corina Machado, y en el candidato presidencial Edmundo González Urrutia, sus esperanzas de cambio.
Lo anterior no significa que el gobierno no pueda darle un vuelco a su campaña e intentar recuperar los espacios perdidos, los cuales, según analistas políticos, podrían alcanzar los 25 puntos, considerando que ya remontaron desde un 9% o 10%, desde hace un par de meses.
De todos modos, los números previos a una elección, si bien dan una pista sobre los resultados posibles (especialmente cuando las diferencias son tan grandes), solo serán validados al final del día de las elecciones, siempre suponiendo que se darán en un ambiente de lo que definimos más arriba como fair play.
Social
En estos días alguien negaba la hambruna de Venezuela con la explicación de que “si fuera cierta, la gente estaría cruzando masivamente las fronteras” en busca de alimentos. Bueno… si bien los 8 millones que se fueron ya cumplirían con ese patrón, el golpe de impacto es la gran cantidad de gente de la que se quedó, buscando en la basura su sustento, tal como lo indican los resultados de Encovi y de Hum-Venezuela, sobre la cantidad de gente que se va a la cama sin haber comido durante el día, especialmente los niños.
Realmente es innegable que estamos enfrentando una crisis humanitaria la cual debe encararse en forma sistémica, con un cambio de modelo que haga que la pobreza se atienda con crecimiento económico; con aumento en los puntos de PIB cuya calidad implique una baja de puntos de pobreza. Y digo lo de calidad, porque para nuestro caso, el crecimiento debe tener un perfil de mayor intensidad del factor trabajo, así tecnológicamente podamos quedar, transitoriamente, unos grados detrás de lo que podría ser el estado del arte.
El propósito principal de cualquier propuesta económica debe ser lograr sacar a la gente de la pobreza en forma sustentable, y no a través de las dádivas y limosnas del estado, las cuales no solo no eliminan la pobreza, sino que la hacen crecer, además de prestarse a casos fuertes de corrupción.
Económico
Es muy difícil pensar en crecimiento económico si no logramos superar las restricciones energéticas que se reflejan en crecientes problemas de falta de electricidad, y de, aguas arriba, de petróleo/gasoil/gasolina. Porque la otra energía primaria relevante para nosotros que es el agua, si bien tenemos suficiente caudal en el río Caroní, es limitado lo que se puede procesar para generar electricidad por la cantidad de turbinas paradas, sino además por los problemas técnicos de mantenimiento de la transmisión troncal, canal obligatorio para llevar los electrones donde hagan falta.
El tema eléctrico es más profundo, porque ha ido haciendo metástasis a nivel de transmisión, y subtransmisión, así como de distribución en todos sus niveles, en las subestaciones para lo residencial, comercial, industrial, e industrias pesadas electro intensivas, especialmente en lo que se refiere a Ciudad Guayana.
Si bien está claro que el PIB de un país es la electricidad con la que cuenta, aún se sigue fantaseando con crecimientos, aún a pesar de la creciente ola de cortes de luz que van desde lo residencial hasta la propia industria petrolera. Debemos estar claros también que la recuperación de esas capacidades no vendrán de emparchar el sistema actual, muy golpeado por el deterioro y la falta de mantenimiento, sino con un nuevo modelo eléctrico que necesariamente deberá basarse en inversión extranjera, que es la que dará las bases de sustentabilidad técnica para emprender nuevas inversiones en cualquiera de los campos de la economía, que son muchos.
Hoy, tal vez mas que nunca, Venezuela es el país de las oportunidades. Pero para identificarlas y aprovecharlas, aparte de la necesidad de una sólida y robusta plataforma eléctrica, debemos recuperar la confianza internacional de los inversionistas de baja propensión al riesgo.
Además de electricidad, debemos recuperar la confianza y la credibilidad.
La información sobre la contratación de Rothschild para hacer el inventario de la deuda, es un buen primer paso en el camino de restauración de la confianza y la credibilidad, pero hacen falta muchos pasos más que muestren la suficiente independencia de la justicia, como para que el inversor también sienta seguridad jurídica, que es el temor más importante de cualquier inversor a través de su departamento jurídico y de sus normas de cumplimiento.
Internacional
Ante la posibilidad (alta-media-baja) de un cambio de gobierno, si se considera que una oposición gobernante se encontrará con restricciones en la Asamblea Nacional y en el TSJ, sería interesante seguir de cerca el caso de Argentina cuyo gobierno, seis meses después de asumir, casi sin fuerzas parlamentarias, aún no ha logrado que el Congreso le apruebe ni una sola ley.
No obstante, dentro de las flexibilidades que la Constitución y las leyes le confieren al Poder Ejecutivo, Milei ha logrado reponer reservas internacionales, renegociar la deuda externa, mantener superávit fiscal y bajar la inflación, así como producir reformas sustanciales en el aparato estatal, para que no cueste tanto y sea más ágil en dar respuestas. Además de haber emprendido una campaña internacional de búsqueda de inversiones, que no tiene precedentes en la historia argentina.
Lo anterior es como una referencia para hacer benchmarking en aquellas áreas y temas que puedan ser de utilidad para un posible gobierno de oposición. Porque lo que no cabe duda es que su enfoque del modelo país será completamente diferente y hasta conflictivo con el modelo actual.
El aprendizaje hasta el momento es que hay que negociar, y que, sin renunciar a principios, habrá que buscar caminos de entendimiento bajo la premisa de que la gente pidió un cambio… y no cualquier cambio, sino uno de fondo que cubra desde elementos éticos y morales, hasta el contrato social, dando mas autonomía al sector privado, y haciendo privar el pragmatismo sobre la ideología. Tanto en las relaciones internas como en las internacionales.
La sugerencia de benchmarking no está relacionada con el fondo de la cuestión, sino con el manejo y comportamiento, cuando un gobierno está limitado en su alcance institucional. Y en esos casos se aprende tanto de los aciertos para imitarlos, como de los errores para evitarlos.
Recomendación
- Al gobierno: que revise/actualice el concepto de armonización tributaria a la luz de la evolución que se ha dado desde que se comenzó con el tema. Hay que pensar en la reactivación económica, y esa no se da a través de más impuestos sobre una actividad económica reducida, sino, por el contrario, con bajos impuestos sobre una economía pujante.
- A la dirigencia opositora: que consolide la apertura para lograr que todas las “oposiciones” menores que están dispersas apoyen el proyecto mayoritario liderado por María Corina Machado y Edmundo González. De esta forma ya terminará de quedar claro quiénes son verdaderamente opositores, y quienes solo cubren el espacio para ofrecerlo al mejor postor.
- A la dirigencia empresarial: que inicie un trabajo de actualizar lo que se conoce como deuda externa privada, de forma tal de que, llegado el momento, pueda buscar un espacio de reconocimiento cuando finalmente pueda seriamente pensarse en la reestructuración de la deuda externa. Un paso posible es lograr que Rothschild considere su incorporación en el inventario.
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