Alta Política | La gran estafa «bolivariana»

Por un momento muchos pensaron que con la llamada "Revolución Bolivariana" el chavismo podía derivar en inclusión social, generación de nuevas élites y un partido político de izquierda que podía madurar con el tiempo. Pero la realidad hoy dice otra cosa: no hubo ahorro, no hubo transformación productiva, no hubo planes sociales sostenibles, no hubo construcción de institucionalidad democrática

 

Alexander González*

 

El exjefe guerrillero salvadoreño, consultor en seguridad y resolución de conflictos y asesor del Gobierno de Colombia para el proceso de paz, José Loreto sostiene que Fidel Castro solía lamentarse de que la primera revolución marxista en el continente hubiera tenido lugar en un país pobre como Cuba; decía que habría sido mejor en un país rico como Venezuela y lo intentó.

En los años sesenta un grupo de cubanos se sumó a las guerrillas venezolanas y en su momento Teodoro Petkoff, veterano de aquella insurgencia, contó que Fidel les propuso enviar al Che Guevara, pero los guerrilleros venezolanos se opusieron, decían que el Che sería más ruido que ayuda.

Loreto explica que en los ochenta las luchas revolucionarias más importantes tuvieron lugar en Nicaragua y El Salvador, dos países más pobres que Cuba que estaban más para pedir que para dar. En ese contexto se derrumbó la Unión Soviética que era la gran proveedora, el panorama se volvió desolador, Cuba se organizó para resistir el hambre y, entonces, llegó Hugo Chávez.

«A diferencia de Colombia, que es un país violento con una cultura política civilista, Venezuela es un país pacífico con una cultura política militarista. Muchos venezolanos les confieren a los militares el papel de ‘salvadores de la patria’. No es extraño que el rechazo al ajuste estructural de Carlos Andrés Pérez acabara convertido en oportunidad para el golpismo militar en 1992 y luego en la victoria electoral del teniente coronel Hugo Chávez en 1998. El militarismo venezolano de tradición conservadora, vocación autoritaria, pasado represivo y entrenamiento estadounidense, pudo así alcanzar el poder con una narrativa antipolítica como la de Fujimori, para luego asumir una plataforma izquierdista antineoliberal».

 

¿Qué tenía Chávez?

El analista político dice que los intelectuales de izquierda de todo el planeta comenzaron a estudiar el militarismo venezolano y su propuesta de socialismo del siglo XXI. Se escribieron miles de páginas para darle a los uniformados bolivarianos sus credenciales revolucionarias. En vida a Salvador Allende nunca se le consideró un revolucionario, tampoco a Juan Velazco Alvarado, mucho menos a Juan Domingo Perón o al general Omar Torrijos a quien Fidel simplemente llamaba “guajiro filósofo”. «¿Qué tenía Chávez que logró que Castro cantara el ‘Happy Birthday’ en inglés?, ¿qué hizo que estos militares terminaran aceptados rápidamente como revolucionarios?».

El mismo Loreto se responde: «Los ingresos petroleros de Venezuela desde 1998 hasta 2016 se estiman en cerca de un millón de millones de dólares, el más grande boom petrolero en la historia de Venezuela. Una verdadera orgía de dinero a la que los militares venezolanos invitaron a los izquierdistas de todo el planeta. Fidel Castro, que ya había hecho gala de pragmatismo respaldando a los cuasinazis militares argentinos en la guerra de las Malvinas, se prestó para reconocer como revolucionarios a unos gorilas sin ideología que tenían mucho dinero y estaban dispuestos a repartir».

A su criterio, la plata venezolana llegó así, a los extremistas de izquierda de todas partes: Estados Unidos, Gran Bretaña, España y toda América Latina; se pagaron consultorías a académicos europeos a precios de ejecutivos de Coca Cola, se financiaron partidos políticos, organismos no gubernamentales, campañas electorales, candidaturas presidenciales, convenciones internacionales, se inventó la Alianza Bolivariana de América, se alineó petroleramente a los pequeños países caribeños y con 90 mil barriles diarios de petróleo Cuba logró sobrevivir y ganar tiempo para empezar a transitar gradualmente al capitalismo porque su socialismo ya había fracasado.

 

Destino principal

Loreto explica que el dinero venezolano tuvo tres destinos principales, una parte en políticas sociales, otra en geopolítica de protección y otra para los militares y la élite chavista. «Todo esto se hizo con un manejo brutalmente ineficiente, despidiendo a los técnicos y colocando militantes en posiciones de gobierno, hasta alcanzar una burocracia de más de dos millones de personas. Las Fuerzas Armadas pasaron a tener el doble de generales que Estados Unidos ascendiendo a dos mil oficiales a ese rango, con ello tuvieron más cabeza que cuerpo, algo ilógico para una fuerza militar, pero lógico para distribuir corrupción. Compraron armamentos militarmente inútiles bajo contratos que les permitieron hacerse de miles de millones dólares. El desorden en el manejo de los recursos ha sido gigantesco, sin controles y bajo el supuesto de que gobernarían por siempre sin jamás tener que rendir cuentas a nadie».

 

Despilfarro

Añade que el dinero era tan abundante que se tapaba el despilfarro con más despilfarro. «Si escaseaba comida se compraba más y se la dejaba pudrir sin repartirla. En esa ruta se realizaron expropiaciones que lo mismo perjudicaban a grandes capitales que a panaderías de barrio. Las empresas expropiadas terminaron arruinadas, afectando el mercado, golpeando la estructura productiva y las cadenas de distribución de productos. Cuando cayeron los precios del petróleo estalló el drama del hambre para los más pobres y se les repartió represión como alimento.

 

Inclusión social

Por unos momentos algunos, aunque nunca estuvimos de acuerdo con la tal revolución bolivariana -recalca Loreto- pensamos pragmáticamente que, a pesar del desorden, el chavismo podía derivar en inclusión social, generación de nuevas élites y un partido político de izquierda que podía madurar con el tiempo. Pero cree que no hubo ahorro, no hubo transformación productiva, no hubo planes sociales sostenibles, no hubo construcción de institucionalidad, se dejó de realizar elecciones libres cuando se tuvo certeza de perderlas y se inventaron una Asamblea Constituyente partidaria para quedarse gobernando para siempre por la fuerza.

 

No pasó

«Las revoluciones, equivocadas o no, descansan en procesos sociales en los que se lucha en desventaja contra un poder muy superior. Esto obliga a un despliegue extraordinario de mística, heroísmo, espíritu de sacrificio, capacidad de organización, un extenso voluntariado y un manejo austero de los escasos recursos de que se dispone. Las revoluciones suelen ser por ello un momento muy religioso de la política. Nada de esto estuvo, ni ha estado presente en el ascenso del chavismo. Este llegó al gobierno vía elecciones libres, una vez allí pasó a administrar una abundancia extraordinaria, durante dos décadas reinó políticamente en el continente y gozó de la tolerancia de cuatro gobiernos de Estados Unidos. Eso hasta que empezaron a matar, apresar y torturar que se acabó la tolerancia».

 


Engaño más engaño

Por último sostiene Loreto: «Al final todo esto ha sido una gran estafa, la extrema izquierda engañaba al chavismo, los militares engañaban a la extrema izquierda, los cubanos engañaban a los venezolanos, los chavistas se engañaban a ellos mismos y todos juntos engañaron a los más pobres».

 

 

*alexanderjosg@gmail.com

IG: @AlexGonzalezDigital

 

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