A todas luces se demuestra que la dialéctica de la historia en todos los países se cumple tarde o temprano. Lo viejo en política está siempre propenso a cambiar por lo nuevo, lo atrasado por lo novedoso, las dictaduras por las democracias. La ley de las contradicciones dice que la solución de una contradicción da surgimiento a otra contradicción y así sucesivamente.
Así se refiere Alirio Gil, dirigente político del Movimiento Popular Democrático, MPD, en torno al acontecer político venezolano y trujillano. Señala Gil, que el fallido modelo económico y político aplicado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro no tardó en caducar y volverse viejo en solo 20 años de experimento, dejando por sentado que en Cuba, a 52 años de revolución, el mismo Fidel Castro manifestó que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.
Manifestó que existen contradicciones entre la teoría y práctica de la revolución emprendida por el MVR y el Psuv, la cual hizo trizas y echó por el suelo las promesas de justicia social, igualdad social, inclusión, prosperidad, progreso, independencia económica, desarrollo endógeno y proscripción de la oligarquía como clase social dominante.
Fue enfático al decir que esta revolución que de bolivariana no tiene nada, trajo al país más injusticias sociales, pobreza, miseria, desigualdad social, atraso, dependencia de la economía, quiebra de empresas y haciendas expropiadas, cierre de miles de fábricas y comercios; y la formación de una nueva oligarquía del Psuv con altos funcionarios del gobierno y sus testaferros.
En lo político
En lo político – acota Alirio Gil -destruyeron las bases de una república con la eliminación de la independencia y autonomía de los Poderes Públicos para ser sometidos enteramente a las decisiones del Poder Ejecutivo nacional. La democracia participativa y protagónica prometida fue traicionada y en su lugar fue implantada una dictadura con disfraz de democracia.
Destacó que con la caída del gobierno usurpador de Maduro, el Movimiento Popular Democrático, MPD, propone, en una primera fase, restaurar la vigencia y la puesta en práctica de la CRBV, el redimensionamiento de la democracia y de la república con la inmediata elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral.
En segunda fase de la transformación democrática y republicana proponen la creación de un sexto Poder Público, que garantice la neutralidad, imparcialidad e independencia a los partidos políticos y gobierno de turno.
La nueva revolución venezolana será de carácter democrático y republicano, y el pueblo una vez superada la crisis política, económica, social, ética y moral, serán capaces de elegir a los mejores.