Uno de los artistas trujillanos más majestuosos de la música en su historia y que dejó su huella en toda Venezuela, Alirio Ocanto, pasó a integrar el grupo celestial donde seguirá brillando con sus manos prodigiosas que lo convirtieron en un ícono en el país acariciando su arpa.
Artista ciento por ciento
Alirio José Ocanto Izarra fue un artista ciento por ciento, un amante de la música, desde sus inicios a los 15 años en el barrio El Milagro como maraquero, y luego como arpista, director y compositor, un legado que siempre estuvo acompañado de su instrumento de 36 cuerdas.
Alirio junto a sus hermanos brillaron en las décadas de los 60 y 70 en Trujillo, con Américo (+) como propulsor de esa historia en el arpa, Rigoberto y Andrés, sellaron una huella inolvidable que dejó al nacido en La Puerta un 12 de julio como responsable de escenarios llenos de éxitos imborrables.
Las serenatas de la época estuvieron a la orden del día, los Ocanto y su gran Alirio enamoraron a Valera.
Sus amigos le llamaban “Tatarilla”, los grupos “Cuerdas de Plata” y “Alma Criolla” fueron el bastión de una carrera impresionante junto a Pepe Arias, Alirio Santeliz, su hermano Rigo, Nelson Bastidas, Sobeida Díaz y Chucho Hernández, catapultando a Alirio José a estar al lado de grandes de la música venezolana como Mario Suárez, Héctor Cabrera, Antonio Heredia, Rudy Hernández, María Teresa y Rosa Virginia Chacín, Víctor Alvarado, Rafael Montaño, Magdalena Sánchez, Sexogénimo Barco, Alfredo Sadel, Eleazar Agudo, Julio Jaramillo, Freddy Hernández, Armando Martínez, Emilio Arvelo, Coromoto Blanco, Meissi Luque, Estelita del Llano, entre otros.
Manos prodigiosas
Razón tuvo aquella dama en Maracaibo que una vez de oír tocar el arpa a Alirio subió al escenario, le besó las manos y le dijo “Dios se las cuide”, esas manos prodigiosas fueron la mejor expresión de amor y sentimiento a la música y a un talento nato que hizo que el arpa también se enamorara de él, sencillamente extraordinario.
Aún se escuchan los aplausos en la Fuente de Soda Central, por dos décadas montaba viernes y sábado su espectáculo con “Venezuela en arpa”, aplausos que estuvieron muchas veces acompañados de lágrimas de alegrías que el público le dejaba en la mayor expresión de agradecimiento a sus diversas presentaciones. Al igual que cuando interpretaba “Pájaro Campana”, pasando por el grupo “Arichuna” y pare usted de contar, hasta el destino fue noble, el “Mariachi Vargas” y otras agrupaciones como el trío “Indios Payara” donde lo vistieron de indígena disfrutaron de sus notas, de su amor con su compañera, el arpa.
Festividades a granel y homenajes en vida estuvieron de la mano en su pasado y presente, poco para lo que dejó en su vida artística y sus géneros musicales.
Hoy a su última morada
“Tatarilla” será llevado hoy a su última morada en horas de la tarde (3pm), fue miembro de una gran familia que le permitió también sembrar la suya con sus hijos Aissa Marali y Manuel Alejandro Ocanto Sánchez.
Tercero de una familia reconocida en el estado Trujillo, lleno de artistas, deportistas y ejemplares ciudadanos con sus padres como propulsores de la misma, Don Esteban (+) y Doña María Clofe (+), sus hermanos Américo (+), Ramón, Bélgica, Rigoberto, Andrés, Freddy y Marín. Su esposa Enma Cordero.
Su arpa se apagará en lo terrenal, pero siempre estará en cada rincón de la música venezolana, lo hecho en vida ahora lo convierten en un inmortal, en una leyenda que tendrá su firma para la historia.
EL DATO
Como compositor Alirio Ocanto también hizo historia, “Valera Gentil”, “Diosa de La Laguna”, “La Bandera”, “La Puerta”, “La Quebrada”, “Escuque”, entre otros llevaron su firma.