Madrid, 9 nov (EFE).- El español Alejandro Sanz y la argentina Tini Stoessel han ratificado el entendimiento mostrado en su asociación televisiva en la versión española de «La Voz» con una canción, «Un beso en Madrid», que habla de esta ciudad como el escenario en el que ambos, por separado, disfrutaron en algún momento de ese ósculo especial.
«Para mí siempre fue una ciudad especial. La sentí como una segunda casa, sobre todo cuando empecé a conocer la energía que tiene. Además es bastante similar a Buenos Aires y en Madrid conocí a personas muy especiales que marcaron mi vida», explica Stoessel sobre la inspiración del tema compuesto junto a Mauricio Rengifo y Andrés Torres.
La artista, que mantuvo una larga relación con el colombiano Sebastián Yatra, reconoce sonrojada que en la capital española llegó a dar «ese beso» del que habla la canción, cuyo videoclip se rodó en el evocador Museo del Ferrocarril, aunque Sanz imagine otros rincones especiales, «como la Puerta de Alcalá», donde de niño protagonizó una bonita escena de amor.
«Madrid es muy romántica y cualquier lugar es bueno», añade travieso, antes de conceder que otro buen marco «para prometerse cosas» sería el Puente del Corazón Partío, en su barrio natal de Moratalaz, recientemente rebautizado en su honor.
Destaca a continuación que la canción ensalce un gesto de contacto como este en la ciudad que, «durante muchos meses, fue considerada prácticamente en el epicentro de la pandemia». «Por eso más que nunca hay que reivindicarla y devolverle el encanto que siempre ha tenido», reclama el músico madrileño.
Tras años de cruzarse en eventos de manera efímera, Sanz y Stoessel tuvieron por fin tiempo de conocerse realmente al coincidir como compañeros de La Voz, concurso en el que el primero ha ejercido de «coach» y la segunda como su asesora.
«Mi sueño siempre fue cantar y poder compartir algo con él, que es uno de los artistas que más admiro desde chiquita. Cuando lo conocí, al ser tan amoroso y buena persona, me dio la seguridad de que no se lo iba a tomar mal si le mandaba esta canción que tenía guardada», cuenta la argentina.
Sucedió que a Sanz la canción le gustó y aceptó el envite. «Es muy pura, hecha desde el corazón y la pasión, con una verdad muy grande, muy sencilla en armonía, pero muy potente en su melodía», apunta este ante una letra que no se atrevió a tocar por ser una historia muy personal de su autora.
De ella como artista destaca su «proceso de maduración» tras años en la profesión, en la que saltó a la fama como la estrella infantil de la serie «Violetta». «Tiene un gran sentido de responsabilidad en su trabajo y creo que está haciendo muy bien esa transición, que no siempre es fácil», insiste Sanz.
«El español es un mercado que empiezo a entender de a poquito. Es un público que si se enamora, se enamora para siempre y en ese sentido son muy apasionados», opina ella, que tras su experiencia como actriz quiso emprender su faceta como cantante desde sus «bases» en su Argentina natal para ir expandiéndose por el mundo.
En ese viaje de emprendimiento, Sanz no ha considerado necesario ejercer ningún papel de «coach». «Tiene las cosas muy claras; es muy inteligente y muy trabajadora», concluye.
A la espera de que todo vuelva a normalizarse en la actividad musical en vivo, estos artistas han aprovechado para meterse de nuevo en los estudios de grabación, como Stoessel, a la que no le queda mucho para concluir su tercer disco, o como Sanz, que está registrando canciones de cara a un nuevo álbum que, según confirma, podría ver la luz en 2021.
«Hay muchos proyectos y nunca viene mal este tiempo en el estudio», dice el autor de «#ElDisco» (2019), que además ultima un documental sobre el confinamiento con numerosos testimonios que verá previsiblemente la luz antes de que acabe este año.
Javier Herrero