«Una mujer que no sea tan política», fue la respuesta que recibí en una conversación refiriéndose al perfil de una mujer para la política, paradójico», expresó Alejandra Araujo, dirigente de Voluntad Popular en Trujillo, para referirse a los estereotipos con los que les toca lidiar a las mujeres.
«Es difícil incursionar en el mundo de la política siendo mujer, a veces no basta solamente con tener las ganas y el entusiasmo para alzar la voz ante lo que está mal y mejorarlo, hay que lidiar con estereotipos, que no son únicamente padecimientos venezolanos, si no que están arraigados a una cultura mundial donde hace muchos años, ver votar a una mujer era prácticamente un delito», expresó.
Para la joven dirigente muchos estigmatizan el hecho de que a las mujeres no les interesa adoptar la política como forma de vida, «pues me siento en el deber de decir que no es así. Somos mucha las que día a día nos esforzamos desde nuestros espacios para contribuir a la libertad de nuestro país, al buen funcionamiento de las leyes e instituciones, a la ejecución correcta de la política y en muchos otros espacios de la sociedad».
La declarante insistió en que encasillar o limitar las capacidades de las mujeres diciendo frases como «necesitamos una que no sea tan política» significa rechazo a los cambios que se aproximan, «Venezuela merece progresar y ese progreso viene con la inclusión por mérito, el respeto como iguales y la aceptación de políticas renovadoras y que aglutine a todos los sectores de la sociedad».
Acotó que la libertad de Venezuela necesita de la lucha de todos, hombres y mujeres con ética, valores, para esquivar todos los obstáculos que se presenten y que no pierdan el foco que debe unirlos para recuperar juntos la democracia en Venezuela.
Farsa electoral
A través de una nota de prensa, Araujo señaló también que en varios espacios de opinión le han preguntado qué postura tienen las mujeres dirigentes con respecto a la convocatoria electoral del 6 de diciembre, cuya respuesta no dista de los líderes de la Unidad Democrática o la de cualquier ciudadano que es consciente de la farsa electoral.
«¿Hay que ir a votar? Preguntan siempre como buscando un apoyo o como si no estuviésemos convencidos de que ir a votar no es solo convalidar el fraude, si no darle la espalda a quienes desde espacios internacionales nos han apoyado incondicionalmente, o de que no votar es un acto de rebeldía y la protesta cívica más grande que podemos dar como ciudadanos», agregó.
Yoerli Viloria