Roma, 16 may (EFE).- El francés Julian Alaphilippe, del Soudal Quick-Step, exhibió poderío para imponerse este jueves en la duodécima etapa del Giro de Italia, de 193 kilómetros entre Martinsicuro y Fano, con una escapada que inició a 150 kilómetros de la meta y que culminó con 30 segundos de ventaja con sus perseguidores.
Pogacar (UAE) sigue siendo el ‘Maglia Rosa’ del Giro, líder indiscutible y el favorito absoluto para llevarse la competición.
Pero la bestia eslovena cedió todo el protagonismo de la duodécima etapa al ciclista galo, el gran campeón del mundo que ganó por primera vez una etapa de esta gran vuelta con una verdadera exhibición de poderío, acelerando en los últimos kilómetros y alzando los brazos en solitario tras 4 horas y 7 minutos, después de desbancar al italiano Mirco Maestri, al que después de aguantar junto a Alaphilippe buena parte de la carrera se le acabaron las fuerzas.
En segunda posición, a 30 segundos, cruzó el ecuatoriano Jhonatan Narváez (INEOS), justo por delante del belga Quinten Hermans (Alpecin-Deceuninck).
En una jornada con cuatro puntos registrados de cuarta categoría y un recorrido de 193 kilómetros muy similar al de cualquier clásica, Pogacar dio un respiro y fue Alaphilippe el que puso el espectáculo con inicio frenético de carrera en el que hubo varios intentos de fuga, que desembocaron en 2 grupos de perseguidores definidos de los que consiguieron imponer su ritmo y distanciarse claramente del resto.
Porque no fue hasta falta de 146 kilómetros que Alaphilippe y Maestri consiguieron abrir un hueco claro para asentarse como fugados, dominadores de una carrera que el pelotón vio desde la distancia, con Pogacar agazapado entre la multitud, a casi 7 minutos en algún momento, muy lejos de una posible remontada que, como era esperado, no llegó.
Sí que forzaron los dos grupos perseguidores, formados por un total de 36 corredores, para dar caza a un Alaphilippe desatado, decidido a volver a saborear una victoria que le faltaba desde hace casi un año y 3 años en una gran vuelta.
Pero fue una redención total para el galo, que llegada la pendiente del Monte Giove sentenció la carrera. Empezó a meter ritmo y Maestri no pudo aguantar. Coronada la subida, consciente de su oportunidad y ansioso de llegar a la meta, fue mirando constantemente hacia atrás. Por allí no asomaba nadie y por fin se supo ganador. Entró triunfante en Fano y acabó con su sequía, una demostración de poderío que hizo recordar su mejor versión.
El líder en la general, eso sí, se mantiene. Pogacar vestirá este viernes la ‘Maglia Rosa’ de líder en la décimo tercera etapa, un recorrido de 179 kilómetros entre Riccione y Cento.
.