ALAN TURING Y SU TRÁGICA VIDA | Por Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 Todo el mundo sabe que vivimos en la era de la informática y la inteligencia artificial. Pero mucho menos conocida es la trágica vida del brillante matemático que creó los modelos teóricos que fundamentaron la lógica de las computadoras (1).

Alan Turing (1912-1954) nació en Londres y durante su infancia sufrió experiencias psicológicas traumáticas que le causaron una fuerte tartamudez y una personalidad excéntrica de por vida. En las minibiografías no se precisa cuáles fueron esas experiencias, pero el hecho cierto es que durante su adolescencia Turing tuvo su primera experiencia homosexual con un compañero de estudios que falleció de tuberculosis.

Turing manifestó muy joven su extraordinaria capacidad para las matemáticas y en 1931 ingresó becado en el King´s College de Cambridge. Allí, a los 23 años, Turing desarrolló la llamada: ‘Máquina de Turing’, un modelo teórico que jugó un papel precursor para el desarrollo de las computadoras y la llamada ‘inteligencia artificial’.

A mediados de los años 1930 viajó a los Estados Unidos y en Princeton conoció al físico Albert Einstein (1879-1955) y a brillantes matemáticos como Kurt Gödel (1906-1978), y John Von Neumann (1903-1957) que luego creó en 1944 la importante: ‘Teoría de Juegos’ y continuamente elogiaba la genialidad de Turing.

Aunque Turing en los Estados Unidos tenía más libertad para sus costumbres homosexuales decidió volver a Inglaterra. En Cambridge conoció al notable filósofo Ludwig Wittgenstein (1889-1951), que dicho sea de paso, también era homosexual, aunque no se sabe si tuvieron alguna relación. Pero se sabe que valoraba mucho al joven matemático porque Wittgenstein dictaba conferencias para un público muy selecto y entre los escasos invitados estaba Turing.

Luego, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Turing fue trasladado como soldado a Bletchley (Inglaterra). Allí llamaba la atención por sus hábitos excéntricos: casi nunca se afeitaba, se amarraba los pantalones con un cordón, tartamudeaba mucho y sus horarios eran estrambóticos. También era muy irreverente pues decía que sólo respetaba a las personas inteligentes y que por lo tanto no podía respetar a los altos oficiales británicos porque eran un hatajo de cretinos. Decía que prefería tratar a los soldados inteligentes aunque fueran de muy baja extracción social. Asimismo, sus hábitos homosexuales eran cada vez más indiscretos en una época en la que la homosexualidad era castigada con prisión en Inglaterra. Pero a pesar de la irritación que causaba a los engreídos oficiales británicos, era tolerado, porque la armada británica confrontaba un problema muy grave: descifrar los códigos secretos de los nazis y sabían que Turing tenía la capacidad matemática para lograrlo. Efectivamente, los británicos aplicaron el modelo teórico de la ‘Máquina de Turing’ al aparato programable ‘Colossus’ diseñado por el ingeniero británico Thomas Flower (1905-1998), de tal manera que los británicos lograron descifrar los códigos secretos de los nazis, y las pérdidas navales de los aliados se redujeron mucho. De hecho, diversos autores consideran que Turing fue uno de los matemáticos más importantes del siglo XX, y uno de los autores que más hizo por la victoria de los aliados (2).

En efecto, su trabajo fue clave para descifrar el código ‘Enigma’ de los alemanes.

Después de finalizar la guerra nunca se le reconoció su gran aporte. Pero siguió con sus actividades académicas. En el año 1945 se incorporó al ‘National Physical Laboratory’ y luego en 1948 ingresó en el laboratorio de computación de Manchester. No obstante, en el año 1952 cayó en desgracia. Al salir de un cine contactó a un joven y lo llevó a su casa. Unos días después detectó que le había sustraído varias cosas y denunció el robo a la policía. Pero cuando se investigó el caso, Turing fue acusado por crímenes sexuales. Se vio obligado a abandonar su investigación sobre criptografía y computadoras, y para evitar la prisión, aceptó someterse a un tratamiento hormonal con estrógenos que supuestamente le apaciguaría sus deseos sexuales. Actualmente se sabe que ese tratamiento no tiene ningún fundamento científico y además le produjo obesidad y desarrollo de los pechos. Dos años después, a los 42 años de edad, Turing se suicidó comiendo una manzana empapada de cianuro.

No obstante, se ha puesto en duda que se suicidó y hasta se ha sugerido que fue asesinado por los servicios secretos  británicos, ya que Turing conocía muchas cosas sobre el criptoanálisis que utilizaron los aliados durante la guerra contra Alemania, y los homosexuales eran considerados poco confiables, una amenaza en cuestiones de seguridad nacional (3).

En el siglo 21, el enjuiciamiento de Turing por ser homosexual se hizo escandaloso. En el año 2009, Gordon Brown (nac. 1951) que fue Primer Ministro desde 2007 hasta 2010, pidió disculpas públicamente hablando en nombre del gobierno británico por el trato tan injusto que recibió Turing. En el año 2013 la Reina Isabel II (1926-2022), que fue Reina desde 1952 hasta septiembre de 2022 cuando falleció, le confirió a Turing un ‘Perdón Real’ de manera póstuma (4).

En sus últimos dos años de vida Turing se dedicó a estudiar los patrones de desarrollo embrionario de los organismos vivos. Elaboró modelos morfogenéticos que durante años fueron ignorados, pero desde 1980 han sido cada vez más y más valorados porque permiten responder grandes enigmas de la biología como por ejemplo: ¿Por qué todos los tetrápodos tienen sólo una ulna y un radio y no tres huesos? (5).

Para finalizar…¿Cuántos aportes adicionales hubiera podido hacer Turing si hubiera vivido en una época más tolerante como la actual?.

 

NOTAS: (1) La mayor parte de la información del presente artículo la he tomado de Pags. 362-365 en Peter Watson (2001) ‘The Modern Mind’. HarperCollins, y de Pag. 61 en Malcolm Potts and Roger Short (1999) ‘Ever since Adam and Eve. The evolution of human sexuality’. Cambridge University  Press.  (2) Pags. 63-66 en Carl Zimmer (1998) ‘At the water´s edge’. Simon & Schuster. New York. (3) ‘Turing’s death’ – The Turing Centre / ETH zurich https: // www turing ethz.ch.turing (4) ‘Turing’s death’, ibidem (5) Pags. 63-66 en Carl Zimmer, Op.Cit.

 

 

 

 

 

 

 

 

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