Barinas (Venezuela), 9 ene (EFE).- Esperanzas de cambio y ansias de continuidad. Son las sensaciones encontradas que se palpan este domingo en Barinas, donde unos ciudadanos han ido a votar soñando con un cambio de rumbo político en la región, mientras otros lo han hecho buscando perpetuar al chavismo, después de ser puesto en jaque por la oposición el pasado noviembre.
Inasequibles al desaliento, unos y otros han acudido nuevamente a las urnas con la ilusión de ver al nombre que contiene su papeleta erigido gobernador de una región liderada, desde 1998, por el apellido Chávez, que en estos comicios ha desaparecido de las opciones posibles.
Y así, algunos, que vieron cómo al chavismo se le escapaba de las manos el triunfo, celebran que se repitan los comicios tras la orden dada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), esperando que el pueblo no deje pasar la segunda oportunidad, mientras otros esperan que sirva para ratificar el triunfo opositor.
El alto tribunal ordenó la repetición después de un polémico recuento que duró ocho días y que dio por ganador, por un estrecho margen, al entonces opositor Freddy Superlano, frente a Argenis Chávez, hermano del hombre que presidió Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013.
RELATIVA TRANQUILIDAD
La jornada se ha desarrollado con una relativa tranquilidad, aunque el bloque opositor ha denunciado algunas incidencias, como la restricción en el acceso de sus testigos en colegios de votación, que han sido resueltos.
Y calma también entre los electores, que han salido a votar desde las 06.00 hora local (10.00 GMT) en un goteo constante pero sin aglomeraciones ni largas filas en los centros de votación, donde, según los participantes, el proceso es ágil y rápido.
Sin embargo, Dalia Burgos de 62 años, seleccionada como miembro de mesa, expresó su molestia porque funcionarios de las Fuerzas Armadas que custodian los centros electorales no le permitieron el ingreso rápido para ejercer su voto y cumplir con su cometido, sino tuvo que esperar dos horas para emitir su sufragio.
«Realmente me siento un poco molesta porque (…) aun cuando tengo una credencial que me representa como miembro de mesa para que me agilicen el proceso de entrada, me pareció muy grotesco de parte del militar, porque no me permitió entrar sino después de dos horas, pero bueno, ya salí de eso ratificando mi voto (que) es un triunfo», indicó a Efe a las afueras de su colegio electoral.
Asimismo, dijo que no esperaba que los comicios se repitieran en ese estado, pero que en vista de que al «gobernador electo», Freddy Superlano, lo inhabilitaron, «están buscando la forma» de eliminar «ese triunfo», pero será ratificado, aseguró.
Por su parte, Nelson Carrero, de 51 años, calificó la repetición de las elecciones como algo bueno, puesto que «si había dudas pues era necesario que se repitiera, es lógico», afirmó a Efe.
OFICIALISMO Y OPOSICIÓN, DE ACUERDO: «VOTEN»
Si hay algo que en Venezuela se hace evidente es la polarización y la lucha de extremos, llegando, incluso, a las faltas de respeto entre facciones políticas enfrentadas, y a los insultos sin tregua entre rivales. Pero hoy, todo ha cambiado, al menos por un rato, y unos y otros instan al pueblo barinés a votar y hacer uso de su derecho.
El candidato oficialista, Jorge Arreaza, hizo la invitación al electorado después de votar en un liceo que lleva el nombre del que fuera su suegro y presidente del país desde 1999 hasta su muerte en 2013, Hugo Chávez.
Con actitud serena y más sosegada de lo habitual, el también excanciller llamó al pueblo a participar en los comicios, sin importar su tendencia política, mientras recogía las sugerencias de un grupo de simpatizantes que se acercaron a brindar su apoyo, pero también a hacer peticiones.
Al otro lado de la ciudad y bajo el sol inclemente del mediodía, el opositor Sergio Garrido, quien también recibió el apoyo de un grupo de opositores a las afueras del centro de votación, hizo el mismo llamado a votar, para hacer realidad su presentimiento: el triunfo como regalo del final de la jornada.
Saraí Coscojuela y Sabela Bello