Agripina Burelli García, la preceptora / Por Oswaldo Manrique

Sentido de Historia

 

 

 

Un sitial destacado ocupa Agripina Burelli García de Parra en el seno del magisterio regional trujillano, por ser pionera y baluarte de la educación en el aislado pueblo de La Puerta. Abnegada maestra y formadora de las primeras generaciones de puertenses, quien destacó por su vocación y méritos.

Vino al mundo en los tiempos en que el “León de la Cordillera” cuando ordenaba tocar las campanas de Jajó, bajaban cientos de indios y mestizos de los Páramos, armados de machetes afilados por los dos bordes a cortar cabezas, era propiamente el presidente del antiguo Estado soberano y jefe único de los godos  en Trujillo, el terrateniente y general Juan Bautista Araujo y además, representante del gobierno nacional liberal guzmancista. Así, eran las cosas.

Agripina Burelli García, también nombrada como la maestra Agripina o doña Agripina, nació en 1879, en el fresco y vecino pueblo de Mendoza del Bomboy, estado Trujillo, Venezuela, en el seno de una familia de hacendados andinos, cultos, varios de ellos educadores: los García, a la que se integró un inmigrante italiano, que quería ser marino, oriundo de la Isla de Elba.

Las características físicas de Agripina Burelli García, que nos muestran sus padres, a través del nombre de pila, se relacionan con mujeres bellas, vinculadas con el poder y con la apasionante historia de Italia. Como es generalmente aceptado, los símbolos nos ayudan a comprender y en muchos casos a contextualizar los hechos y los personajes del remoto pasado. Haciendo  una aproximación  afín, es probable que las características físicas, de la recién nacida, hayan sido las de tener sumamente blanca su piel,  con pelo claro ensortijado y de reacciones y lloriqueos fuertes, que los llevaron a pensar en ponerle dicho nombre.

Al detallarle su físico en uno de sus retratos, se notaba el cabello grueso y natural, acostumbró usarlo largo y arreglado. Hermosa figura que atraía la mirada de muchos. De andar pausado y elegante. Su peso y contextura física le permitió desplazarse a su conveniencia en el área urbana del pueblo, como en el campo. Su soberbio aspecto físico, combinó hasta en las más apretadas situaciones y contingencias, con sus reacciones, siempre amable, comprensible y demostrando seguridad para los suyos. No se dejó arrebatar el control de la situación ni las perspectivas, ni siquiera cuando Antonio, su esposo, y Américo, su hermano, no lograron la toma revolucionaria de Timotes y comenzaron a ser perseguidos por las fuerzas del gobierno, y para colmo a este, le pusieron precio a su cabeza.

Hija de “ponchos” cultos, se crió en un ambiente de saberes y de ideas oligarcas nacionalistas. En el hogar de la terrateniente Petra Cantalicia García, mujer fuerte, educada en el más calificado colegio de Trujillo, quien tocaba piano, de amplia y selecta lectura, abnegada y amorosa madre, y de un inmigrante italiano de nombre Giuseppe Zenone Burelli Raffaelli, luego venezolanizado como José Burelli, recibió Agripina una esmerada formación en valores cristianos y morales, al igual que sus hermanos, y con ellos compartió los afectos y vicisitudes de su crianza. La casa ubicada a pocos pasos de la Plaza Real de Mendoza y el templo San Antonio Abad, aun existe. Sus hermanos, primera y desconocida generación de los Burelli trujillanos: Américo, el Coronel nacionalista y antigomecista; Umberto, productor trigalero, Pedro Mario, el comerciante y Cristino Burelli García, el célebre molinero de La Puerta, son recordados por muchos de nuestros mayores y abuelos de Timotes, Mendoza  y La Puerta, como laboriosos hacendados y también, como insurrectos ante las injusticias; esto nos dice que ella tuvo las condiciones de gente con bienes de fortuna, que le dispensó atención, cuido y afecto, y a la vez, formación rebelde.

Transcurrió su infancia y juventud, en la casa familiar de la vieja aldea de Mendoza del valle de Bomboy, con casas de tapiales y tejas rojas; de la misma forma, pasaba días en “San Martín”, donde podía hacer muchas excursiones a una zona relativamente cercana, donde existía un pueblo de indígenas Timotes, en la margen derecha del río Bomboy,  llamado La Puerta, y adyacentes a este sitio, estaban los grandes trigales de su mamá Petra Cantalicia y su abuelo Roque García, en las  posesiones “Quebrada Seca”, “San Martín”, “El Censo” y “El Portachuelo”, en este último sitio, donde había una muy pequeña laguna, y hoy está un bonito estanque natural, conocido como La Lagunita.

Para comprender cómo era La Puerta, a comienzos del siglo XX, ciclo vital de Agripina, la más detallada descripción la tenemos escrita por el acucioso don Mario, quien la incorporó en su única novela Los Ribera, así: <<entre sembradíos de trigo y maíz, el camino del estrecho y delicioso valle de La Puerta>> (Briceño Iragorry, Mario. La Puerta a través del estrecho y delicioso valle. Novela Los Ribera. En: La Puerta, un pueblo, José Rafael Abreu. Caracas. 1969);  se refería al paso estrecho que había desde El Portachuelo de La Mocotí, tierras de los padres de Agripina, para llegar a la plaza de La Puerta.

Igualmente, de la descripción hecha por don Mario, tomo: <<Las casas son sencillas, las aceras están a medio hacer, la iglesia es pobre, la plaza es solo un solar abierto, sembrado de menuda hierba. Sus vecinos son buena gente agricultora, que vive de la molienda del trigo, de la fabricación del queso y de la saca de panela. Apenas había una escuela primaria y el Cura  poco cuidaba de sus feligreses, pues tenía que atender, también y en forma principal, a la feligresía de Mendoza>> (Ídem). El molino de trigo al que hace alusión, es el de Petra Cantalicia García, madre de Agripina. (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pág. 123. Editorial Cultura Venezolana. Caracas. 1920). Tenía este pequeño pueblo, por aquellos días, 38 casas y 260 habitantes.

La formación magisterial de Agripina, comenzó con las lecciones que le dio su madre Petra Cantalicia, quien había estudiado en colegios de Trujillo y Valera.  Hizo estudios Agripina, en la escuela de niñas de Mendoza, bajo la guía y orientación de viejos maestros y maestras valeranas y particularmente sus tías y primas  educadoras.

Ese Municipio, de clima saludable, con carretera a Valera, un hotel y varias casas mercantiles e importadoras, allí, en una amplia casa de ventanales, que aún se mantiene en pie, ubicada frente a la esquina nor-este de la Plaza Bolívar. Aprendió a hablar algunas expresiones en italiano con su padre “el Jurungo” Giuseppe, su tío Luigi, y sus tías, y también a cantar. Agripina, estuvo dotada de esas virtudes y principalmente, la vocación por la pedagogía.
Fue a instruirse luego, al colegio de Trujillo, donde había estudiado Petra Cantalicia, su madre. En los relatos de La Puerta, es considerada como una de las  primeras maestras preparadas que dejó huella en la educación de esta comarca. Agripina, tuvo que formarse como maestra, y además, tuvo que demostrar su reconocida moralidad para dar clases, exigencia, a la que se sumó la de demostrar con exámenes médicos, estar indemne de tuberculosis (Revista Pedagógica, 40), y de cualquier otra enfermedad contagiosa.

Américo, su hermano, el valiente representante de La Puerta, destacado en batallas militares de los “Ponchos”, estando sus copartidarios en el alto mando del gobierno nacional, entre ellos, su amigo Leopoldo Baptista, Secretario de la Presidencia de la República, intercede para la creación de una escuela formal, pública y subvencionada por el gobierno; lo logró.

Al haber aprobado Agripina el examen de suficiencia en el Ministerio de Instrucción Pública, para ejercer como preceptora de escuela, como se decía en aquellos tiempos, inició su labor docente en nuestro Municipio, en la escuela creada por el gobierno para la comunidad rural, ya bajo el modelo liberal gratuito y público, siendo su primera directora.

La historiografía local, al referirse a los planteles educativos en La Puerta, registra que, <<Para el año 1907, solo había en todo el Municipio una escuela para varones, con sede en la población de La Puerta y a cargo de don Lucio Viloria…esta escuela fue eliminada pocos años después; en su lugar fue creada una Escuela mixta bajo la dirección de doña Agripina de Parra>> (Abreu, 71); se dio así, el salto de la escuela selectiva y excluyente, a la nueva escuela liberal, de 1909, institución que continuó el desarrollo de la instrucción pública primaria en nuestra comarca, es decir, 1°, 2° y 3° grados. Hubo algo maravilloso en esa escuela, enseñaban además de primeras letras, canto, guitarra y la elaboración de la deliciosa dulcería criolla.

En la Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22 de La Puerta, Agripina hizo todo el esfuerzo por establecer y ajustar las directrices del Código de Instrucción Pública, impartiendo como materias obligatorias de enseñanza, lectura, escritura, ejercicios de lenguaje, geografía de Venezuela y universal, las cuatro reglas aritméticas, el sistema métrico decimal y doctrina cristiana, así lo había establecido el Ministerio (Revista Pedagógica, 39). El hacendado y escritor José Rafael Abreu, al referirse a Agripina Burelli, y las otras maestras de este tiempo, señaló: <<antes que servir por la paga, dijérase que pagaron por servir, por educar a quienes, levantándose, pudieran elevar de nivel la existencia del pueblo>> (Abreu, 62); Abreu, fue también maestro de primeras letras, hacendado y era casado con una sobrina de doña Agripina.

Comenzando el siglo XX, Agripina se casó muy joven con Antonio Parra, que le duplicaba la edad, quien nació en 1852, en Mendoza del Bomboy, Trujillo, Venezuela, y con el que procreó 13 hijos, Sandra Lozano Barone, hija de Dulce Barone Parra, a su vez, hija de María Emira del Carmen Parra Burelli, hija de la Preceptora, nos explica que, <<Su abuela Agripina tuvo 13 hijos de los cuales murieron 3 y quedaron 10, todos hijos de Antonio Parra, sus nombres de mayor a menor: Elide, Néstor, Enriqueta, Mario, Oliva, Mirian , Edmundo, Juan de Dios, María Emira del Carmen y Luis. De ellos, solo Elide la mayor y Oliva se quedaron viviendo en Mendoza>> (Datos suministrados por Sandra Lozano Barone, bisnieta de Agripina Burelli de Parra. Diciembre 2023). Tuvo algunas pérdidas, que seguramente la obligaron a desistir de continuar al frente del plantel educativo.

Se mudaron a vivir en una casa en el sector Los Cerrillos; su esposo Antonio Parra, fue uno de los voluntariosos productores de caña dulce en La Puerta, también tenía un trapiche ubicado en el sitio denominado «Los Barriales», en el área urbana de este Municipio (Abreu, 44), hacia el lado oeste del río Bomboy.

En mayo de 1913, cuando Leopoldo Baptista, oficial superior de Américo Burelli García,  abandona el país y va a exilarse a la isla de Curazao, para algunos historiadores, como protesta ante la intención reeleccionista del general Juan Vicente Gómez en la Presidencia de la República, Américo quien había tenido responsabilidades como jefe de armas en varias ciudades de la República, muestra su solidaridad con Baptista y se suma al movimiento conspirativo anti reeleccionista nacional, que pasaba por el alzamiento de todas las tropas regionales en pro del derrocamiento del Dictador. Su cuñado Antonio Parra se sumó a la conspiración.

Al año siguiente, en la casa de los Burelli, en La Puerta, hubo mucho movimiento y hasta visitas de gente extraña, todos buscaban conversar con Américo. El  día fijado para el levantamiento armado y la invasión por la costa, era el 24 de julio, fecha de nacimiento del general Gómez. Al enterarse de este nuevo plan, esa nueva experiencia que se proponían, desconcertó a toda la familia; Agripina fue solidaria, quería que derrocaran al dictador, pero  quería a su esposo y sus hermanos vivos y sanos. La invasión no se dio y el alzamiento en la Sierra de La Culata, no tuvo el éxito esperado.

Un día del año 1917, estando como presidente del estado Timoleón Omaña, le envió una carta al Coronel Américo pidiéndole una entrevista, garantizando su libertad. Este aceptó, se presentó en la ciudad de Trujillo y antes de entrar al despacho, lo capturan, es esposado y enviado a la cárcel de la isla de San Carlos, en el Zulia, donde estuvo por espacio de 10 años.

Comienzan sus sufrimientos, Américo, el militar, su hermano protector, fue capturado y convertido en prisionero en el castillo de San Carlos del Zulia, esto le causó un profundo dolor, allí, pasado un tiempo, iba a visitarlo. Eran los hermanos menores de la familia Burelli García, y esa especial condición los había convertido en cómplices solidarios y de protección. La casa de familia que tenían en su posesión “San Martín” (La Puerta), donde vivía su padre y Américo, fue quemada y destruida totalmente, y saqueada la finca por las fuerzas policiales y militares del gobierno; de ese calibre eran las represalias, en tiempo de caudillos.

Era imparable el despojo y saqueo de los bienes del Coronel y de sus hermanos, los hubo, y quemaron y destruyeron la casa de Américo en San Martín, Sandra Lozano Barone, bisnieta, nos comenta que en su familia comentaban <<que la dictadura les había quitado todo>> (Datos citados); al parecer, luego, lograron recuperar bienes.

Ese mismo año, recibe otro duro golpe, su esposo Antonio Parra, fallece en Torondoy, Municipio Justo Briceño, estado Mérida, cuando este contaba con 64 años de edad (Datos tomados de Geni.com). Al enviudar se corrió el comentario que, Antonio Parra <<comentado en familia, había muerto en el levantamiento contra Gómez>> (Notas citadas); el marido armado de sus convicciones nacionalistas, había asumido compromiso, con sus cuñados levantados en armas contra la dictadura. Posterior a esto, el 11 de abril de 1920, muere en La Puerta, su padre Giuseppe Zenone Burelli Raffaelli, tenía éste, 78 años de edad.

El amor y predilección  de Agripina,  por su hermano Américo era de tan alta magnitud, que cuando la visitaba y éste salía de paseo o a realizar diligencias, ella hacía que lo acompañara un joven de nombre Edmundo, algunos le decían “Mundo”. Un día del año 1931, entró a las montañas de La Puerta, una comisión de “La Sagrada” a caballo, buscando a un enemigo del gobierno, que no era otro que, Américo Burelli García, al Coronel nacionalista, lo persiguieron y le dieron alcance, tenía unas 5 décadas de edad, enfermo y con el estigma de haber soportado muchos años de cárcel; cuando lo detienen los policías lo golpean y junto con él, golpeado en la cara, por la culata de los máuseres de los “Chácharos” iba Edmundo. Los bajaron al pueblo, sus amigos y compañeros los pudieron ver, iba amarrado de los brazos, sobre su caballo blanco, flanqueado por la tropa del gobierno,  y detrás iba con una fuerte herida en su cara, Edmundo Parra, su sobrino, el hijo de la maestra Agripina.  (Burelli Rivas, Miguel. Prologo a la edición de 1969, del libro La Puerta, un pueblo. José Rafael Abreu. pag.12). El hostigamiento y la persecución contra José Américo Burelli eran permanentes; ahora, el Coronel, vuelve a la cárcel, esta vez a las mazmorras del Castillo de Puerto Cabello.

Siendo dueña de derechos sobre las posesiones y bienes dejados por su madre, entre ellos, el molino de trigo de La Puerta,  en el año 1922, Umberto con su salud deteriorada, le transmitió por venta a Agripina y a sus otros hermanos, el derecho de tierra que tenía sobre la posesión “San Martín y Loma del Senso”; el documento correspondiente autenticado el 8-2-1922, contiene lo siguiente:   “folio 69. Febrero 8 1922. Yo Humberto Burelli vecino del Municipio La Puerta, mayor de edad, agricultor y en capacidad legal para todos los actos de la vida civil declaro: que he vendido irrevocablemente a mis legítimos hermanos Cristino y Pedro Mario Burelli, José Américo Burelli y Agripina Burelli viuda de Parra,  los dos primeros y la última vecinos de este Municipio y el tercero detenido actualmente en el Castillo  San Carlos, representado este por su apoderado Pedro Mario Burelli, todos vecinos mayores de edad y agricultores y la última con los oficios domésticos y capaces para contratar, el resto del derecho de tierra que poseo en la posesión “San Martín y Loma del Senso” en jurisdicción de este Municipio, o sean tres cuartas partes por haber vendido una cuarta parte al señor Carmen González. Este terreno que hoy vendo lo hube por herencia materna y linda por el pie con Ciriaco Carrasquero, sucesión de Antonio Sierra y Rafael Abreu; por un costado posesión de Carmen González y Juan Domingo Araujo; por otro costado con Rafael Abreu y por cabecera con derrames para Montecarmelo y por el este el filo de la montaña>>. (Encontrado en: Libro Documentos Varios1900-1916. Registro de Poderes Juzgado Municipio La Puerta, julio 28 de 1900. Juez Rafael Monreal. Ignacio González. Secretario.  Archivo Juzgado Primero de Municipio Valera, estado Trujillo); se hizo constar en este documento que José Américo Burelli, para ese tiempo, se encontraba detenido en el Castillo  San Carlos, y en esa negociación estuvo representado por su apoderado Pedro Mario Burelli, su hermano.

Otro dato interesante es, que legalizada esta venta, estando su hermano Américo preso, muerto Pedro Mario y muerto Umberto, viviendo ella en La Puerta, le da Poder especial ante el Tribunal de La Puerta, el 21 de abril 1922, al señor José Abel González, Jefe Civil del Municipio, para que la representara en el inventario, liquidación y partición de la herencia quedante al fallecimiento de su  hermano Umberto, que era propietario de otros bienes. El día 17 de marzo de 1922, efectivamente dejó de existir su hermano Umberto, en La Puerta, el pueblo de donde nunca se fue, como bien lo dijo Pedro Mario Burelli García.

La maestra Agripina, vivió en La Puerta, con su familia hasta el año 1923, después de que se celebró el matrimonio de su hija Josefa María Parra Burelli, con Gerónimo González, oriundo de Jajó, la novia tenía 28 años de edad y fue tan formal este acto que en el acta especifican fue realizado <<en la casa de habitación de la señora Agripina Burelli de Parra>>, en La Puerta, siendo jefe civil el mismo José Abel González, quien fungía como apoderado de la maestra. Fueron testigos del acto Emilio Ibarra, quien fue Jefe Civil de este Municipio y su esposa Juana Rumbos, estos son personas de actividad reconocida en Mendoza, el señor Aquilino Azuaje, era un personaje de aquí, fue Jefe Civil de La Puerta, y la señora Anita Parilli de Ribera.

Lozano Barone, en su narración explica que, Agripina Burelli << llegó a Caracas con sus hijos sin nada, la dictadura les había quitado sus propiedades como represalia a los Burelli>> (Notas citadas); era la ley de la violencia, el que “gana cobra sobre los bienes del perdedor”, era una de las formas en los tiempos y gobiernos de caudillos, para quitar los bienes a sus opositores y premiar a sus montoneros.

Agripina, murió en 1948, en la ciudad de Caracas, su bisnieta nos refiere: << mi mamá Dulce Barone Parra, hija de María Emira del Carmen Parra Burelli, me dice que ella tenía 5 años cuando murió su abuela Agripina, ella asistió al funeral, la fecha de su fallecimiento debe ser 1948, en Caracas>> (Notas citadas); murió a los 69 años de edad.

La vida de la única hembra, de los hermanos Burelli García, tiene sentido trascendental, no solo por ser hermana de uno de los grandes caudillos andinos del siglo XIX y comienzos del XX, sino por su destacada actuación como educadora y primera directora de una institución educativa pública y de carácter mixta, es decir, para hembras y varones, la Escuela Nacional Mixta de Niñas de La Puerta N° 22, que sustituyó el viejo régimen de escuela solo para varones, que constituye una notable contribución a la educación de nuestra Parroquia. Por eso, es justo que La Puerta, la reconozca y recuerde  con respeto, entre sus mejores motivos de orgullo, en homenaje a su labor pionera de la educación en esta comarca. Expreso mi agradecimiento a Sandra Lozano Barone, por su generosidad al aportarnos datos sobre este personaje.

 

 

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