La semana pasada escribí unas notas de aproximación a lo que podría ser una agenda para el nuevo año a nivel internacional. Hoy quisiera hacer lo mismo pero referida más específicamente a nuestra amada y sufrida Venezuela.
Primero: Combatir la pandemia. Nada hay más importante que defender la salud de los venezolanos. Tomar conciencia del deterioro dramático de los servicios de salud y equipar al país para combatir a la pandemia.
Segundo: Promover el cambio de gobierno. Muchos pensarán que incluir este punto en un momento en el que, gracias al triunfo de la abstención, el gobierno se siente poderoso e imbatible, es un disparate. Sin embargo, lo incluyo porque los dramáticos problemas que afligen al pueblo venezolano no tendrán solución; al contrario, se agravaran, mientras no haya un cambio de gobierno pacífico, democrático y consensuado.
Tercero: Avanzar en la reconstrucción de la arquitectura institucional del país. Un gobierno que gobierne, una Asamblea que legisle y controle la marcha de la administración pública. Un poder judicial que administre justicia con seriedad. Una contraloría que controle. Un Ministerio Público que funcione. Un poder electoral independiente. Partidos políticos representativos, etc., etc.
Cuarto: Resucitar la economía nacional. Acabar con la hiperinflación y con la recesión. Promover inversiones que generen bienestar para todos y empleo para todos.
Quinto: Abordar el dramático problema de la pobreza. Nunca había habido tanta pobreza, tantos pobres y tanta miseria en Venezuela como en estos años del “socialismo” gobernante. Resulta una prioridad indiscutible atender el justo reclamo de la mayoría de los venezolanos por una vida digna y justa.
Sexto: El rescate de los servicios públicos: agua, energía eléctrica, gas doméstico, seguridad personal y social, transporte, gasolina, salud, vialidad, educación, aseo urbano, etc.
Séptimo: Recuperar la industria petrolera. Eso supone disponer de enormes recursos económicos y tecnológicos y de capacidad para recuperar mercados perdidos. Eso supone una empresa petrolera no política, ni partidizada.
Octavo: Recuperar el prestigio de la Fuerza Armada como institución profesional, apolítica y al servicio de todos los venezolanos.
Noveno: Este punto podría ser el primero. Recuperar la unidad nacional. Ya basta de pleitos inútiles. Es hora de pensar en Venezuela y en los venezolanos y dejar de lado odios y divisiones infecundas.
Décimo: Trabajar por la paz y por la justicia.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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