Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
El autor francés François de La Rochefoucauld (1613-1680) es famoso por sus ‘Reflexiones Morales o Sentencias y Máximas’, más conocidas simplemente como ‘Máximas’ y en una de ellas dice: “Los hombres no podrían vivir mucho tiempo en sociedad si no se engañaran mutuamente” (Máxima 87 en Quinta Edición Definitiva de las ‘Máximas’ publicada en 1678) (1).
No obstante, hay motivos para pensar que La Rochefoucauld se equivocó al aseverar eso. En efecto, los investigadores suizos Ernst Fehr de la Universidad de Zurich, y Simon Gachter de la Universidad de St. Gallen en Suiza, en un artículo científico publicado en el año 2002 titulado: ‘Castigo Altruista en Humanos’ (2) dan a conocer los resultados de sus investigaciones durante años con grupos de humanos y encontraron: 1) Una mayoría relativa de las personas están más dispuestas a ayudar a otras personas que a engañarlas, aunque el costo de ayudar sea grande. 2) Una mayoría relativa de las personas están dispuestas a castigar a un tramposo (un timador) cuando lo detectan aunque esas personas no hayan sido víctimas directas de ese tramposo y aunque el costo de castigar a ese timador sea elevado para ellas y no les proporcione ningún beneficio material. Estos resultados obviamente reflejan altruismo. Los investigadores suizos plantean que la amenaza de tal castigo en la comunidad fue fundamental durante la evolución de las sociedades del humano. Esa publicación marcó un hito en la historia de la ética social.
En efecto, estos resultados son muy importantes y muy agradables de conocer, porque estamos acostumbrados a enterarnos en las noticias de la prensa y la T.V. sobre los casos de grandes crímenes, estafas, robos, carencia de un sistema de justicia, cárceles infernales, etc., pero en las noticias no se reseña como algo importante el enorme número de casos de altruismo que hay cotidianamente en la sociedad. Por supuesto, la lectora o lector pueden pensar que una cosa son los suizos y otra cosa son los pueblos de otras partes del planeta. Ciertamente es una gran verdad que hay factores socio-culturales que inciden en la actitud ética de las personas.
Por otra parte, quizás podríamos interpretar lo que dijo Rochefoucauld en un sentido más aceptable. Porque cotidianamente las personas que viven en sociedad deben inhibirse de decir con toda crudeza lo que piensan. Por ejemplo, si vemos a una mujer conocida que está muy feliz porque estrena un peinado o un vestido y cree que le quedan maravillosos, pero pensamos que le quedan horrorosos, sería una falta de delicadeza decirle con toda crudeza lo que pensamos.
En fin, esperemos que Fehr y Gachter tengan razón y en todo el planeta se imponga cada vez más el altruismo entre los ciudadanos.
NOTAS: (1) Pag. 27 en ‘La Rochefoucauld Collected Maxims and Other Reflections’. Oxford Univ. Press. (2) Fehr, E. & Gachter, S. (2002) ‘Altruistic punishment in humans’. “Nature”, 415, pp. 137-140
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