Al inicio de las 2 de la madrugada del día martes 02 de febrero de 1930, en la cúspide de la cordillera del Alto de la Cruz un blanco manto cubierto de niebla se desliza montaña abajo, arropando la sabana de los dioses que se ilumina con la luna nueva. En la incipiente ranchería existente al momento en Campo Alegre (hoy populoso sector El Limón) el reloj marca las 2 y 30 de la madrugada, en ese preciso momento se escucha el primer canto de los gallos. Al interior de la vieja casa, hoy nueva construcción signada con el Nº 81, entre quejidos y dolores de parto las experimentadas manos de una vecina diestra en el proceso de alumbramientos, atienden el nacimiento del tercero, de doce hijos procreados por Emma Linares en su unión conyugal con Alberto Bastidas. Una hermosa niña a la cual le asignan el nombre de Alcira.
La niñez y adolescencia de Alcira se cumplen de la misma manera que la de sus otros hermanos, en el seno del hogar Bastidas Linares, donde con sabiduría y paciencia sus progenitores les inspiraron valores cristianos y principios morales sustentados en la obediencia familiar y amor por la estirpe, respeto a Dios, al prójimo, afinidad con el trabajo productivo e identidad con la fauna y la flora. El solar de su casa materna era todo un jardín encantado vestido de diversos colores, variadas formas, mágicos sonidos, entorno natural que a cada mañana le concedía el privilegio de extasiarse con el canto del gallo y el gorjeo de inmensidad de pájaros destacando entre estos los arrendajos, azulejos, gonzalicos, turpiales, chopas, paraulatas… al igual que juguetear entre nardos, novios, capachos, cayenas, rosas, orquídeas y helechos…
Carvajal Ayer
Alcira nos contó hermosos y mágicos tiempos vividos en el Carvajal de ayer. “En ese entonces en mi casa consumíamos alimentos sanos al natural, las carnes de res o cochino eran recién pesadas, el pescado blanco, el bocachicos y la “mana mana” por lo general eran salados e inmensos, las gallinas eran criadas con maíz y sus posturas eran amarillas, los pollos se sacrificaban al momento de poner la olla sobre el fogón, una vez ordeñadas la vaca o la chiva su liquido perlino se consumía fresco o se utilizaba para hacer el queso, el café y el maíz cariaco para hacer el fororo se tostaban y se molían manualmente, consumíamos arepas de maíz pela´o sancochao, cuajada y nata, ahora los alimentos son precocidos, enlatados con preservativos para que duren, por eso es que hay tanta gente enferma.
En aquellos tiempos no se conocía la contaminación ambiental, las vías internas del poblado en su totalidad eran de tierra, salvo uno que otro tramo de piedra, no existían las aceras como tal, eran más caminos de bestias de cargas que calles, la mayoría de las personas andábamos a pie, montado en bestias quien las poseía, eventualmente circulaban por estos predios uno que otro automóvil, el parque automotor era casi inexistente, lo que transitaban a diario era autocamiones de madera y lata que hacían las veces de transporte hacia Valera y viceversa, recuerdo que en el período de lluvia para hacerlos rodar en los tramos con fuerte pendiente o trechos anegados era preciso colocarles gruesas cadenas en los cauchos traseros y si patinaban les encajaban unas enormes rolas de madera para detenerlos.
Era algo común entre hermanos y amigos congregarnos al frente de la casa antes de partir a pie, en grupo hasta la Iglesia San Rafael Arcángel de Carvajal a hacer presencia física durante la ceremonia de las respectivas las misas de acción de gracia concernientes, la primera al 20 de octubre fecha de la fundación de Carvajal y la segunda el 24 de igual mes, día de “San Rafael Arcángel” santo patrón del pueblo en aquella época al igual que en el presente, estas festividades comenzaban a las 6:00am con estallido de fuegos pirotécnicos y el paseo por las calles del poblado de músicos entonando alegres melodías, anunciando el comienzo de estas conmemoraciones… El 24 de octubre se cumplía el acto central y comenzaba a las 9:00 de la mañana con el oficio de la santa misa, después, desde el interior de la iglesia, la reliquia sagrada de la imagen del santo salía en procesión bajando hasta La Horqueta, continuando en línea recta a Campo Alegre abajo con retorno hasta subir a Cuatro Equinas de allí regresaba de nuevo al templo. La romería era comandada por autoridades eclesiásticas representativas de las comunidades católicas de áreas circunvecinas invitadas, vale recalcar que similar a la semana santa, la familia carvajalense esperaba con ansiedad la llegada de estos días, era la oportunidad para exhibir a sus integrantes vestidos con los mejores ropajes, en esa época para entrar a la Iglesia a oír la santa misa, las damas lo hacíamos vestidas con blusas manga larga y faldas hasta abajo, o vestido completo hasta la pantorrilla con un velo cubriéndonos la cabellera y parte del rostro. En los albores decembrinos a partir del día 15 de este mes nos íbamos caminando en cambote hasta la plaza bolívar que era el sitio correcto para el encuentro, antes de ingresar al interior de la iglesia San Rafael Arcángel de Carvajal a presenciar la celebración de la misa de aguinaldo escuchando la palabra de Dios y orando, este mágico ritual nos consentía alimentar espiritualmente el alma, asimismo las interpretaciones musicales navideñas que entonaban los distintos conjuntos de aguinaldos, villancicos nos colmaban de alegría, para la juventud de ese entonces este ciclo estuvo vestido de grandeza, encanto, magia y romanticismo y forma parte de un bonito pasado que solo perdura en la memoria de quienes lo vivimos, pues no volverá…”.
Alcira concluye. “Al principio no teníamos luz eléctrica, en las noches nos alumbrábamos utilizando velas de sebo, lámparas y mechurrios de aceite, carburo, kerosene, gasoil, hasta que un buen día en la vía principal apareció una cuadrilla de obreros empotrando unos altos postes de madera bastante distanciados uno de otro, sobre los que otro grupo de trabajadores, iba extendiendo unos alambres de cobre con extensión a la base sobre la que después instalaron unos bombillos, esto fue la llegada del servicio eléctrico a Carvajal que se conservaba activo hasta la 9:00 de la noche. La familia se recogía temprano, unos lo hacían para madrugar a bregar y quienes no poseían trabajo salían bien temprano a buscarlo, otros por temor a espantos y aparecidos, mitos estos sobre los que existían interesantes relatos como la tétrica experiencia del señor Bartolo, un vecino nuestro que afirmaba que durante una helada noche de luna llena, luego de llevar una serenata a una preciosa dama al final de la madrugada, en el sector El Filo, de la cual él era pretendiente, ya de regreso, casi saliendo el sol, al pasar por el tramo comprendido entre -La Horqueta- y -La Caja de Agua-, irrumpiendo el silencio nocturnal escucha un chasquido similar al desprendimiento del gancho de un árbol, con naturalidad dirige la mirada al lugar de donde proviene el sonido y para su sorpresa observa colgando de un frondoso árbol de ceiba el cuerpo de un hombre, que después del susto, el mismo aseveraba esta era el alma en pena del ahorcado de La Horqueta. Ademas existía mucho respeto tanto por la gente como por lo ajeno, las casas de familia, pulperías y otros negocios podían amanecer con las puertas y ventanas abiertas de par en par y al otro día al levantarse sus habitantes conseguían todo tal cual como lo habían dejado la noche anterior, no había rateros ni ladrones… Lo que existía era autoridad de parte del gobierno. Pocos se atrevían a violar los sagrados mandamientos: Especialmente el quinto que reza: No matarás y el séptimo: No robarás; quienes osaban hacerlo eran castigados por la ley del hombre, sobre todo en el gobierno de Marcos Pérez Jiménez”. La bendición de Dios consintió a Alcira vivir la savia de dos siglos, lapso durante el cual los destinos del país fueron regidos por una junta revolucionaria de gobierno, una junta militar de gobierno, más dos juntas cívico-militar de gobierno y diecisiete presidentes; entre los hechos más resaltantes vividos destacan la llegada del hombre a La luna, la creación y difusión de la pastilla anticonceptiva, las comunicaciones achicando distancias, el avance y evolución a pasos inimaginables de la ciencia y la tecnología…
Linaje
Alcira cual codiciado botón de rosa del jardín de las flores hermosas… contrajo matrimonio con Hortensio Ojeda a los 17 años de edad, juntos procrean nueve hijos: Jesús Atilio, Hortensio Ramón, Víctor Manuel, Ángela Magali, Idelma Margarita, Francisco, Sara, Carlos Alfonso y Mary Isabel, seres con amor por la familia y el prójimo, responsables, trabajadores quienes le regocijaron el existir al presentarle 25 nietos y 41 bisnietos.
Alcira falleció de muerte natural el pasado miércoles 24 de octubre a las 12 y 15 minutos del medio día, nuestro más sentido pésame a tan extensa familia, extrañaremos su presencia terrenal, pero sentiremos la alegría de saber que por sus acciones en vida, hoy está a la diestra del señor.
Luz perpetua para Alcira…
.