No es nada fácil asumir positivamente el papel de padres cuando uno siente que el país se hunde bajo nuestros pies y la incertidumbre, la angustia, la desesperanza y el miedo se van adueñando de nuestras vidas. Sin embargo, es en estos momentos tan difíciles cuando debemos reforzar nuestro papel de primeros y principales educadores de nuestros hijos. Por ello, me atrevo a proponerles este sencillo decálogo con la esperanza de que pueda ayudarnos y robustecer la unión y la resiliencia.
1.- No hables nunca mal de Venezuela, ni insistas en lo negativo; evita las quejas y lamentos. Diles a tus hijos que Venezuela es un gran país, que está pasando por momentos difíciles, pero que pronto los superaremos y vendrán tiempos mejores.
2.- Evíta en lo posible que vean escenas violentas, peleas, enfrentamientos. No hables de ellas si están presentes. Anímales a que permanezcan activos, que colaboren con algunas tareas en la casa, que no estén todo el día pendientes del celular, que ordenen su habitación, sus libros, su ropa, sus cosas.
3.- Procura en lo posible cumplir algunos horarios para levantarse, comer, dormir…, que les darán la sensación de orden y control y ayudarán a superar la idea de caos. Enseña a agradecer y valorar la comida, aunque sea escasa y austera, y aprovechen para comer juntos y conversar en la mesa sobre cosas agradables, chistes, recuerdos positivos de la infancia.
4.-Trasmite a tus hijos la certeza de que jamás está todo perdido, que siempre hay alternativas y salidas y que se logra el éxito en la medida en que sabemos aprovechar los problemas, esforzarnos y no perder el tiempo en quejas y lamentaciones.
5.- Elogia y alienta las buenas acciones y enseña a los hijos a felicitarse y sentirse dichosos tras cada esfuerzo y conducta positiva. El niño que comparte hoy sus cosas y su comida con otros niños o que se atreve a defender a un compañero maltratado, es el hombre del mañana que se dedicará a hacer el bien a los demás.
6.- Abraza mucho a tus hijos y diles que los quieres. Dedica todo el tiempo que puedas a jugar con ellos. El juego estrecha los lazos afectivos, permite olvidar los problemas y dificultades y, si es un juego o deporte al aire libre, baja las tensiones y angustias, robustece la voluntad y el carácter.
7.- Comenta las buenas acciones de tantas personas generosas; habla con los hijos de la necesidad de cultivar la bondad, la verdad, el respeto, la amabilidad, la generosidad, y que hacer el bien y realizar las cosas que cuestan produce una gran alegría.
8.– La paz consigo mismo no tiene precio. Esfuérzate por superar el mal humor, muéstrate alegre, positivo, (humor es el amor con h), sin permitir que te agobien o estresen los problemas y dificultades. Proponte cada mañana vivir el día con buen ánimo y espíritu positivo, y al finalizar la jornada, examina si lo has cumplido.
9. Nunca mientas a tus hijos. Sé veraz y auténtico y alábales siempre por ser sinceros, por decir la verdad, aunque las circunstancias no les sean favorables. No difundas rumores ni noticias alarmantes. No insultes ni permitas que insulten a nadie.
10. Cultiva su espiritualidad y enséñales a orar y hablar con Dios como con un amigo o un Padre amoroso, que nos quiere, cuida y protege siempre.