Raixi Diaz /CNP: 8699
Un total de dieciocho abuelas pasan sus últimos años de vida albergadas en la Casa Hogar “Dr. José Gregorio Hernández”, mejor conocida como el ancianato de Betijoque. Unas llegaron allí en estado de indigencia; otras, fueron dejadas por familiares que más nunca se ocuparon de ellas; hoy, son cuidadas y atendidas por tres religiosas de la orden de las Hermanas de los Pobres de Maiquetía, quienes son las responsables del cuido y regencia de dicho lugar.
Ubicada en la calle San Juan de la población de Betijoque, la Casa Hogar “Dr. José Gregorio Hernández” hoy día -como muchas instituciones en este país- presenta un sinnúmero de necesidades tanto para la atención de las abuelitas como para el mantenimiento del lugar, pues solo se sostienen gracias a la caridad de benefactores quienes de manera desprendida y generosa aportan su granito de arena para tratar de cubrir algunos de los requerimientos de las hermanitas, que les permita sobrellevar la labor de bondad para la que fueron consagradas al Señor.
Me angustia no tener comida para darle a las abuelas
La hermana Luz Mary Cañaveral es -hasta el momento de redactar esta nota- la directora de la Casa Hogar, con tres años al frente de la institución; no obstante, están a la espera de la nueva Superiora que la suplirá en su cargo, ya que fue encomendada a dirigir otra misión en Los Teques, estado Miranda.
Atenta, cariñosa y muy conversadora, la hermana Luz Mary nos comentó que dentro de las necesidades más apremiantes, la que más la hace sufrir y la que más la angustia es la comida para las internas.
«Un abuelito necesita buena alimentación, no es comer lo que apareció, debe ser una alimentación balanceada, con carnes, queso, huevos, vegetales, con los nutrientes que necesita el organismo”, recalcó.
“Acá estamos tres hermanas -apunta- que vamos dando todo e intentando diariamente darle una mejor calidad de vida a las abuelitas, dando respuesta a las necesidades que van presentando; tenemos 18 abuelitas más algunas personas de la calle que a veces vienen a comer, unos días son 10, otros 5, a veces 2, pero a todos siempre le damos alguito de lo que tenemos.”
Sin apoyo gubernamental
Consultada acerca de si recibían aportes por parte de algún organismo gubernamental, la hermana Luz Mary informó que ningún tipo de aporte, solo uno el año pasado equivalente a 300 mil bolívares por parte de la Gobernación del estado.
“Hemos tocado puertas en algunas instituciones gubernamentales, pero nos dicen que como esto es una institución privada tienen órdenes de no ayudar”, expresó.
Necesidades primordiales
Aparte de la alimentación que fue señalada como necesidad urgente a cubrir, la hermana Luz Mary nos habló de otros artículos y enseres que requieren para la atención de las abuelas, tales como sábanas y cobijas no muy gruesas, “tenemos muchas abuelas en condición de psiquiatría que rompen las sábanas, además el uso del cloro para la desinfección y el lavado de las piezas han venido dañando los tejidos, también necesitamos cobijas que sean suaves, no muy pesadas porque debemos lavar a mano, ya que las lavadoras que hay en la Casa Hogar ninguna está en funcionamiento”.
A este requerimiento de lencería, se suman el de artículos de aseo personal como jabón, pañales para adultos, cremas y cepillos dentales; medicamentos como cremas antimicóticas, calmantes y antibióticos y artículos de aseo para la casa: desinfectante, jabón para lavar, kesorene y cloro.
Un cariño para la Casa Hogar
El recinto presenta grandes necesidades para su mantenimiento, siendo las más urgentes la impermeabilización del techo que cuenta con importantes filtraciones en el cuarto de lavado, pasillos, la despensa, el comedor; el arreglo de los tanques hidroneumáticos que se encuentran fuera de servicio impidiendo el bombeo de agua a diversas áreas de la Casa Hogar; la sustitución de un tanque de agua aéreo el cual sufrió fractura, además del arreglo de las máquinas de lavar ropa, de 5 que hay en el lugar, ninguna está en funcionamiento.
“Necesitamos sustituir algunos colchones, las abuelitas como son muy discapacitadas y con condición psiquiátrica, se hacen sus necesidades en la cama, y la verdad ya muchos necesitan ser reemplazados; también queremos pintar las camas, para que se vean más bonitas”, expresó la directora.
Y por si todas estas necesidades fuesen poco, la Casa Hogar tampoco cuenta con servicio de gas, obligando a las hermanitas a cocinar con leña para poder llevar el bocado diario a las abuelas y personas de la comunidad que acuden al recinto en búsqueda de un plato de comida.
“Hace dos meses pagamos por el llenado de la bombona a granel a la empresa de Gas Trujillo y hasta la fecha no hemos recibido el servicio”, apuntó.
Sin atención médica
No podía faltar la pregunta referida a la atención médica para las abuelas residentes, cuya respuesta fue: “no contamos con atención médica, en el hospital nos dijeron que había un médico destinado a visitar la Casa Hogar cada 15 días, pero nunca han venido, las dolencias de las abuelas las sobrellevamos nosotras gracias a los años de experiencia que tenemos al cuido de ancianos y cuando alguna se agrava, vamos y buscamos al médico o llevamos a la abuela hasta el hospital”.
Ángeles terrenales
El trabajo llevado a cabo por la hermana Luz Mary y las demás religiosas no fuese posible sin la ayuda de ángeles terrenales, ciudadanos que movidos por la sensibilidad humana y su deseo de apoyar al prójimo son benefactores de la Casa Hogar, y de manera frecuente la visitan para llevar alimentos, ropa y enseres para de alguna manera paliar las necesidades allí latentes.
Uno de esos ángeles es Luis C., empresario zuliano residenciado desde hace más de 50 años en la ciudad de Valera, quien en un momento de su vida decidió retribuirle a Dios las bondades recibidas al permitirle convertirse en un ciudadano próspero luego de vivir una infancia marcada por la pobreza extrema y el hambre, en su Maracaibo natal.
“En un momento de mi vida decidí que necesitaba dar al prójimo parte de lo que Dios me había permitido lograr, y fue allí -hace más de 40 años- cuando volqué mi mirada hacia algunos ancianatos que funcionaban en el estado Trujillo, 2 de ellos estaban en Betijoque, uno de mujeres y otro de hombres, había otro que funcionaba en Carvajal y un cuarto que estaba ubicado en La Floresta, en Valera; de esos, hoy solo queda el de las abuelitas en Betijoque, y como aquél primer día, hace ya más de 4 décadas, sigo brindando mi apoyo y colaboración desinteresada para con las abuelas y las hermanitas”, comentó.
Junto a él -manifestó- existen otros ángeles que le ayudan a continuar esta labor altruista: amigos, empresarios, ciudadanos comunes que se sienten movidos por apoyar el trabajo de la hermana Luz Mary y su equipo, a fin de brindar a las abuelitas una mejor calidad de vida en sus últimos años, que se sientan atendidas, bien alimentadas y -sobre todo- llenas de afecto y cariño.
“Todavía falta mucho por hacer, son muchas las necesidades que tiene la Casa Hogar, por eso pedimos que otros voluntarios se sumen a nuestra labor con su valioso aporte, a fin de solventar los problemas que aquejan a la institución”, apuntó.
¿Cómo colaborar?
Para sumarse al trabajo de Luis y otros benefactores, las personas de buena voluntad que deseen apoyar la labor que se ejecuta en la Casa Hogar pueden enviar sus aportes económicos a las siguientes cuentas bancarias:
Fundación Hogar Dr. José Gregorio Hernández
Rif: J-31181821-9
Banco Bicentenario, Cuenta Corriente Nro. 0175-0617-03-0071999453
Banesco, Cuenta Corriente Nro. 0134-0327-9432-7103-9202
También pueden comunicarse con la hermana Marlene Guerra a través del 0426-4381210, directamente a la Casa Hogar por el 0271-6632075, por el correo electrónico hogarbetijoquehpm@yahoo.com o al 0416-9759113.
Cualquier aporte será bienvenido por las Hermanas de los Pobres de Maiquetía responsables de atender a las abuelas que pasan sus últimos años de vida en la Casa Hogar “Dr. José Gregorio de Hernández” de Betijoque, en nombre de todo ese personal y de este medio de comunicación social, un ¡Dios se los pague!