Por: Crónica Uno
/Caracas. El 10 de noviembre Paúl León, camarógrafo del canal independiente VPITV y tesista de Comunicación Social, cumple 27 años de edad y aspiraba llegar a esa edad con una meta: ver jugar en vivo a la Vinotinto contra Argentina, pero el partido ocurrió el 10 de octubre y él no pudo estar. Hace 85 días que está preso y acusado de delitos de terrorismo.
Desde el 30 de julio, cuando lo detuvieron mientras cubría las protestas poselectorales en Trujillo, la aspiraciones de Paúl, sus planes de ir a la playa con su novia y de presentar su tesis y graduarse de periodista en la Universidad de Los Andes (ULA), se redujeron a la de obtener su libertad.
Su novia, Daniela Testa, contó a Crónica Uno que, aunque se mantiene fuerte mental y espiritualmente, los días de prisión hacen mella en su ánimo y en el de toda su familia que el martes, 22 de octubre, recibió otro duro golpe, luego de la audiencia preliminar en la que el juez de su caso decidió llevarlo a juicio y mantener la medida de privación de libertad.
A Paúl lo trasladaron desde Trujillo hasta el penal de Tocuyito, en Carabobo, hace aproximadamente dos meses, lo que obligó a sus padres a mudarse para acortar las distancias y poder estar más cerca de él y de las diligencias que hagan falta para exigir su libertad.
El primer contacto
Daniela volvió a abrazar a Paúl hace ocho días en la visita en Tocuyito. En el penal admiten visitas cada 15 días y sientan a siete privados de libertad en un mesón frente al familiar que ingresa y que tiene media hora para estar en el sitio.
El camarógrafo vio a su novia y tras decirle: “bebé, si estás bella”, comenzó a recitarle la lista mental de las cosas que necesitaba decirle. El número de presos que se han enfermado, la cantidad de días sin recibir productos de higiene personal, la comida que les dan, las condiciones de reclusión, sus expectativas sobre su caso y los amedrentamientos que recibe por parte de algunos custodios.
Le contó que comen frijoles tres veces al día y unas arepas con “una especie de carne molida que más bien parece bofe (pulmón de res)”, que no tienen sábanas y cuando hace frío deben abrir en dos sus colchonetas y arroparse con el forro de tela que las recubre.
Daniela aclaró algunas de sus preocupaciones, lo calmó al explicarle que cuando llueve, sus papás, que todos los días se paran fuera del penal, no se mojan porque encuentran un lugar donde guarecerse.
Cinco minutos antes de que terminara la visita, los custodios permitieron a Daniela abrazar a Paúl. Con eso se quedó ella, con ese primer contacto luego de varios meses, con la sensación de tenerlo cerca otra vez y poder sentirlo, aunque tenga algunos kilos menos.
Los sacrificios
A Paúl León lo detuvieron el 30 de julio, dos días después de las elecciones presidenciales, por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cuando filmaba una protesta que tenía lugar en Valera, estado Trujillo.
El 5 de agosto lo presentaron ante un tribunal con competencia en terrorismo en donde le imputaron por los delitos de terrorismo e incitación al odio y el 25 de agosto trasladado a la cárcel de Tocuyito, donde permanece detenido.
Con apoyo del canal para el que trabaja, los amigos de Paúl y algunas empresas los padres de Paúl lograron mudarse a Libertador, una población cercana a Tocuyito, para poder estar todos los días frente al penal, “para sentirse más cerca de él”.
“Ellos van todos los días frente al penal, ahí con los familiares se reúnen, por lo general hacen la Coronilla de la misericordia a las 3:00 p. m. porque los muchachos y Paúl también la rezan y es una forma de conectarse espiritualmente con ellos”, explicó Daniela.
A toda la familia le ha cambiado la dinámica por esta detención, tildada de arbitraria e injusta por organizaciones como Espacio Público, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys).
La joven contó que, pese a las circunstancias, Paúl está “fortalecido en la fe” y usa como mantra la frase: “Dios nos da los mejores obsequios envueltos en crisis”.
Garantías
A la familia de Paúl le preocupa mucho lo que come el joven, por lo que piden a las autoridades que les dejen entregarle alimentos preparados por ellos y agua filtrada, pues el agua que toman es de la tubería.
También esperan que le permitan a él y a los otros detenidos tomar sol más seguido y poder recibir con mayor regularidad productos de higiene como pasta dental, jabón, shampoo y papel de baño.
Además, aspiran a un trato digno en todo momento y que, ahora que será llevado a juicio, se le permita acceder a una defensa privada y de su confianza, pues sus abogados personales no tienen acceso al expediente y la poca información que la familia maneja es la que aporta el defensor público.
“Ha sido fuerte el tema del psicoterror, si bien no lo han golpeado allí, si hay uno que otro comentario que hacen ciertos custodios para sembrarle más miedo del que ya tiene”, contó la chica.
Daniela recordó que Paúl es un joven trabajador, amante del deporte, buen hijo y, sobre todo, una persona inocente, que no merece el vuelco que dio su vida desde que lo detuvieron.
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