Gabriel Montenegro
gabymonti59@gmail.com
No podía ser de otra forma y manera, la despedida póstuma al profesor y deportista Nelson Rojas, quien tras luchar como un valiente contra una dolencia letal, entregó su alma del Padre Creador, dejando dolor, vacío e incertidumbre en quienes le amaron y apreciaron de verdad.
Llevado a la cancha de su vida
Tras el acto de velatorio, realizado en la sede de Servicios Especiales de Previsión, el cortejo fúnebre con el féretro contentivo de los restos mortales del eximio pedagogo tomó rumbo a a sede del Parque Recreativo Cred- Sapnnaet de Plata Uno, donde Nelson Rojas no solo practicó sus amadas disciplinas del Volibol y Baloncesto, sino además impartió clases y conocimiento a muchos de sus alumnos y discípulos.
En la cancha donde dejara mucho de su orgulloso sudor deportivo, en las décadas de los años 70, 80 y 90, el féretro fue recibido bajo el sonoro aplauso de la concurrencia.
Una querencia inmarcesible
Rostros tristes y apesadumbrados destacaban en este centro deportivo, por el cual han desfilado varias generaciones de buenos atletas de distintas disciplinas como la natación, basket, volibol, fútbol de campo y las infaltables Gimkanas de niños y jóvenes de todas las edades.
El padre Pedro Artigas fue el encargado de la Homilía de la Palabra en las exequias de rigor, destacando «a grosso modo» las virtudes como ciudadano probo de Rojas, quien además de un hombre dedicado y trabajador, fue un amigo sincero y amable.
«Hoy estamos aquí, como le sucedio a Nelson, y mañana no se sabe, de manera que tenemos que tratar en ser buenos y comprensivos, además de respetar a nuestros semejantes y convertirnos en ciudadanos ideales para la sociedad. La vida es compleja. No sabemos si hoy estamos aquí despidiendo a este hombre querido y mañana, Dios no lo quiera, le toque a uno de nosotros. Incluso, no se sabe si el propio padre de este servicio, saliendo de aquí, muere de un infarto. Es por eso, que tenemos que estar en comunión permanente con Dios; sin hacer daño a nadie y orando mucho por nuestros familiares, amigos y por nosotros mismos»- recalcó el padre Artigas.
Entre los presentes destacamos a los integrantes de la Asociación Trujillana de Volibol, directivos, entrenadores, glorias deportivas y ex- funcionarios e instructores del parque Cred-Sapnnaet ( antes CVN), sus hijos y demás parientes, además de la profesora Ludmila de Hernández y su esposo, el ex- director de Satrud Oscar Hernández, quienes fueron grandes amigos de Nelson, quien a la vez trabajó varios años en esa dependencia.
Luego del acto-homenaje, sus restos fueron llevados hasta su última morada, tras el homenaje de héroe que le tributó el pueblo que lo vio nacer, crecer, desarrollarse y convertirse en un ciudadano ejemplar.
Al final se hizo oración por su alma y los mejores deseos para la gente más cercana a su entorno.
Con Nelson Rojas, como dijimos al principio, se va otro noble personaje de este terruño trujillano querido y contagioso. Paz a su alma y que la luz brille por siempre para él… Amén.
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