Zipaquirá (Colombia), 30 may (EFE).- A más de 9.000 kilómetros de Milán, la localidad colombiana de Zipaquirá, cercana a Bogotá y de donde es oriundo Egan Bernal, celebró este domingo con el corredor del Ineos el título del Giro de Italia tras la última etapa, una contrarreloj con llegada en la Plaza del Duomo en Milán.
Las señales de que Bernal nació en Zipaquirá, conocida por su turística Catedral de Sal, aparecen en los letreros de carretera a la entrada de esta localidad donde hizo sus estudios de bachillerato el nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez.
En este pueblo, que hace parte del departamento de Cundinamarca, muchas de las paredes también tienen pintado el rostro de Bernal o su nombre e incluso algunos restaurantes hacen publicidad mencionando al ganador del Giro de Italia.
Al igual que cuando ganó hace dos años el Tour de Francia, el pueblo se preparó para la celebración, aunque la pandemia de covid-19 y la crisis política y social que vive Colombia mermaron la asistencia de los aficionados.
RODADA DESDE TEMPRANO
Desde temprano, grupos de ciclistas llegaron hasta Zipaquirá para ver la contrarreloj en la Catedral de Sal, la principal atracción turística de esta población y uno de los lugares más visitados de Colombia.
Antes de subir a la loma donde está la plazoleta en la que fue instalada una pantalla gigante, algunos visitantes aprovecharon para bajarse de sus bicicletas y tomarse una foto con un mural de Bernal que fue hecho por los artistas Cacerolo y Luis Carlos Cifuentes cuando ganó el Tour.
Allí estaba Jhon Chaves, quien aprovechó la coyuntura para vender réplicas de la Maglia Rosa a quienes pasaban por la zona y para celebrar lo logrado por Bernal.
«Es una emoción como colombiano porque el ciclismo es un deporte muy bueno y pues Colombia necesita esas buenas noticias», expresó a Efe Chaves, quien agrega que el triunfo de su compatriota servirá para «ayudar con las ventas» a su empresa La Cumbre Bike.
CICLISTAS EXALTAN A SU HÉROE
Con camisetas de la selección colombiana de ciclismo, maillots de diferentes equipos y carteles, más de un centenar de aficionados se reunieron en la plaza exterior de la Catedral de Sal, ubicada en una mina cuyo interior estaba teñido de rosa en homenaje al corredor del Ineos.
«Egan, vamos con todo», rezaba una de las pancartas de la multitud, que estallaba en júbilo cada vez que aparecía en pantalla o nombraban a su ídolo.
Cuando el ciclista cruzó la meta y consumó su título, un grito de emoción se paralizó por un momento cuando la transmisión de televisión se cayó, los aficionados saltaron, se abrazaron, aplaudieron y gritaron, al unísono, «campeón, campeón».
ORGULLO PARA SUS FORMADORES
Entre los asistentes estaba Carlos Muñoz, un veterano entrenador de ciclismo de Zipaquirá que hizo parte de su proceso formativo, quien asegura a Efe que Bernal era un «niño era muy pilo (inteligente)» que «todo lo tenía, porque tiene la virtud de ser un gran deportista».
«Nos sentimos orgullosos porque después de ese bajón que tuvo por salud (en 2020), siempre desmotiva bastante tanto a él como a los aficionados. Pero gloria a Dios que se están dando las cositas, acá lo tenemos con otro título internacional», manifiesta el entrenador, quien dice que lo ayudó a formar su técnica para descender.
El bajón al que se refiere es a la lesión de espalda que lastró su rendimiento en la temporada de 2020, especialmente en el Tour de Francia.
Es por ello que confiesa que lo que hacía para apoyarlo era «rezar día a día para que no se involucrara en ninguna caída y que lograra ser campeón del Giro de Italia, que es lo más importante para él, para su vida personal, su familia, nuestra Colombia y nuestra amada Zipaquirá».
Jorge Gil Ángel