María Sara Vivas Araujo
El periódico es el libro de la gente, de los hombres y las mujeres que enriquecen razones y subjetividades. Los periódicos son publicaciones que recrean, pues, sus páginas diseñadas de forma organizada, bien pensadas en secciones, abarcan los diferentes temas tocantes a todos los órdenes que incumben vida; el público lector, a propósito de saberlo, conocerlo, lo sujeta fácil y rápidamente; sus páginas contienen el diarismo acontecer, de ahí, su utilidad, su pertinencia, su identidad con la región, con la ciudad. Entonces, el periódico entraña una loable misión porque orienta con información veraz, cuando tiene comunicadores sociales de gran valía, que se entregan con vocación, valor, palabra límpida, pluma elegante y comunicante que logra el asombro de la interacción social y cultural. Ejercicio del periodismo en sus distintas ramas, ofreciendo producciones de calidad, porque plantea analíticamente los hechos, sobre todo, al momento que ocurren.
Así y, mucho más, es nuestro Diario de Los Andes, el periódico de Trujillo, de Valera, de los municipios y sectores circunvecinos. En sus páginas, antes llenas de color, en la actualidad comprimido y en blanco y negro, pero sin abandonar su contextura polifónica, porque con seguridad la diversidad permite ser diferentes. Este maravilloso e importante diario que para los andinos es de infinito valor, no escapa a la realidad crítica que como país vivimos. En los últimos lustros ha sufrido avatares impensables debido a que lo bordea el espíritu crítico y lealtad con la verdad, con la gente, con el ambiente. El periodismo de denuncia es susceptible de ser censurado por gobernantes que no aguantan reparos. A partir de allí, devienen entre otros cercos, el del suministro del papel, hoy día la situación empeora para todos como resultado de la situación que se torna cuesta arriba a causa de los altos costos de insumos, imprescindibles para su impresión y posterior publicación.
En esta era digital dominada por la dinámica indetenible convenía presumir que dada la innovación serían desplazadas en gran medida costumbres, tradiciones, tales como este disfrute de tener el periódico entre las manos y leerlo atentamente acompañado de un sabroso café; sin embargo, el vínculo del ser humano con sus espacios que le son propios lo impide una realidad atizada por la escasez, la hiperinflación, la inutilidad; ética y moral se ven comprometidas, mientras, el aparato productivo se halla paralizado; crece de más en más, el desempleo, la acritud, la animadversión. El periódico, dada su significación con la lectura es nutriente para las mayorías y, por caso, mantenerse informado es, un derecho.
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