Por: Francisco González Cruz
A partir de allí se desencadenó un proceso de destrucción de libros, documentos históricos, obras de arte, antigüedades, joyas patrimoniales, fósiles, piezas arqueológicas de origen cuica, falsificación de pinturas y robos como no lo conocía hasta entonces la comunidad trujillana. La reacción de la directiva del Centro de Historia fue inmediata y sostenida, también de la Universidad de Los Andes y de su Núcleo Rafael Rangel y otras entidades. El titular del Diario de Los Andes fue de antología: “Gobernador ¿Está usted loco?” y publicó íntegro el “DECRETO DE LA INFAMIA”.
Es necesario recordar que desapareció casi todo el patrimonio bibliográfico del Centro de Historia que contaba con más de 20.000 volúmenes, incluyendo la biblioteca personal donada por Briceño-Iragorry, la Biblioteca 27 de Junio, libros antiguos de incalculable valor, al igual que el patrimonio hemerográfico con periódicos regionales de los siglos XIX y XX. La prestigiosa colección de pintura también desapareció en gran parte, entre ellas los cuadros referentes al proceso fundacional de Trujillo, algunas realizadas por el artista ucraniano Iván Ch. Belsky, un cuadro de gran tamaño retrato del Presidente de Estados Unidos Ulises Grant realizado por el pintor alemán Henry Ulke, el valioso retrato de Pimentel Roth realizado Antonio Herrera Toro uno de los cuatro grandes pintores clásicos venezolanos del siglo XIX.
La mayoría de los libros y diversos documentos fueron quemados, otros fueron a la basura y algunos incunables o muy valiosos vendidos a coleccionistas. Joyas y equipos electrónicos simplemente robados. Una comisión designada por el gobernador siguiente en el año 2012 el general Henry Rangel Silva pudo constatar esa desaparición patrimonial y estimaron en más de 4.000 las piezas saqueadas. Los responsables del saqueo además de Cabezas y Morales, fueron Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera, entre otros.
En esos mismos aciagos días fue tomado de forma muy violenta y por el mismo grupo el Ateneo de Trujillo y destruido parte de su patrimonio.
Hoy el Centro de Historia con el nombre de “La Casa de los Tratados” y la Biblioteca “Dr. Mario Briceño-Iragorry” están funcionando adecuadamente, pero su patrimonio perdido, fruto de aquella locura, es irrecuperable.
