Tópicos / Tribus políticas venezolanas

 

Tal como algunas personas ya saben, hay maneras de pensar que aún no conocemos>. S. Sontag. Estilos radicales. P. 35

 

Con el sociólogo M. Maffesoli supimos de las tribus postmodernas, de su auge, de la reproducción acelerada de los nuevos narcisismos y del consumo de cualquier cosa por vía de las redes digitalizadas. Es la hora de las identidades de la cultura híbrida, con valores y morales débiles. Cada día consumir es la clave y eso hace nacer nuevos valores. Producir, consumir, innovar y estar con la moda son los nuevos símbolos sociales. La inteligencia artificial, la era del robot y la muerte de los saberes tradicionales alimentan la nueva forma de crear conocimiento. Nada más observe usted en su entorno inmediato y verá a seres moviéndose de un lado a otro buscando con su dispositivo digital la señal, no de los dioses sino de la comunicación con el satélite del aparato, véalo entrando y saliendo de las ciudades portátil llamadas centros comerciales, poco importa si en Venezuela los estantes estén vacíos. Esto es el mundo de la prehistoria y las cuevas, pero en forma híbrida; como las tribus africanas: un arco y el bolso con los teléfonos vendiendo llamadas con sujetos del mundo de quienes buscando trabajo se fueron. Ciertamente las rebeldías que invitaban a tomar el cielo por asalto lo promovieron como utopías, sólo que ese cielo era el gobierno y su corolario básico: la corrupción. Los lugares donde cierta izquierda fue gobierno dejaron una memoria de robo, abuso de poder e intolerancia. Valores como responsabilidad y dignidad, claves del bien común se hicieron pornógrafas por el fin que se les asignó desde la gobernabilidad. Los excluidos y minorías antes seducidos por el discurso oportunista de la inclusión y la melancolía del folclore terminaron mirando el bulto de basura a ver que les quedó del festín que cada funcionario armó con los símbolos del nuevo poder moral en clave postmoderna: todo vale.

La doble moral entró fuerte con la caída de los precios del petróleo y la incapacidad del gobierno para garantizar alimentos y medicinas. Ahora emergen relatos políticos en sujetos que de repente se dieron cuenta que el estallido social no conviene, pues posiblemente el control, lugar y fin de ese moralismo, puede perderse. Lo real fue que las diferencias entre lo cívico y lo militar, entre lo democrático y lo autoritario, presentes como signos en la historia política venezolana, siempre entraron por el filtro desagradable del oportunismo y esa doble moral. Conozco el caso de un profesor de Historia de la cultura, en una universidad autónoma quien en su aula de clase podía leer a Marx (aunque su lectura fuera cargada de ignorancia) o a Montesquieu, y luego cuando el golpe dado a la Constitución de 1961 pasó a babearse hasta la postración ante el militar golpista y luego ser su embajador.

Esa doble moral es la base de la confusión socio-política nuestra. Los ejemplos varían, como debe ser en otros escenarios, pero la esencia desagradable es la misma. No es un asunto de pureza como un interlocutor me dijo recientemente, sino de carencia de dignidad, algo grave para quien hable de cambio o resurrección de los principios. En este contexto la idea de un sujeto social fuerte también entra en crisis junto a cualquier discurso optimista, pues la racionalidad del poder desde Nerón a Hitler, pasando por Putin, muestra la promoción de discursos trascendentes con algunos enunciados contrarios a toda ética: < ¿Y cómo quedo yo allí? ¿Cuánto me toca?, ¡Usted me da el contrato y luego arreglamos!> Esa racionalidad permeó todo el tejido social y político venezolano. Vale decir, se hizo cultura. En esa práctica política se nombra la inclusión y se aplica la exclusión, se nombra la constitución y se aplica el autoritarismo, se dice libertad y se aplica la coerción.

El travestismo político, la ambigüedad de principios, la doble moral, el pensamiento débil y degenerado, intoxicaron todo el ambiente social y por ello la confusión es el lugar del oportunismo en Venezuela. Saque sus conclusiones.

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