95 años de un Gabo indeleble en Latinoamérica

Gabriel García Márquez nació un 6 de marzo de 1927 y, aunque hace ocho años haya partido físicamente, su nombre y legado continúan. Además de su huella innegable en la literatura y el periodismo, es un héroe para los habitantes del Sur

95 años del natalicio de Gabriel García Márquez. Foto: Vía La Razón.

 

Ilustre hijo de Colombia pero amado por todo un continente, Gabriel García Márquez, con su realismo mágico, se ganó un puesto imborrable en la historia. Un hecho que sus fieles seguidores y ni siquiera sus detractores pueden negar. No por nada su nombre ha dejado huella tanto en su país natal, como en Venezuela, México, Guatemala, Ecuador, Estados Unidos e incluso en distintos rincones de Europa.

Este domingo, 6 de marzo, cuando se celebran los 95 años de su natalicio, no solo en la hermana patria se le recuerda. En una búsqueda rápida en internet, se puede constatar como el nombre de el Gabo arroja más de 133 resultados de instituciones erigidas en su honor. La mayoría relacionadas a la educación y la cultura, pero especialmente enfocadas en el periodismo, un oficio que él consideraba el mejor del mundo.

Escuelas, institutos, museos, centros culturales, obras de arte en espacios públicos dan testimonio de su legado: 11 novelas, 37 cuentos, 2 guiones, 1 obra e infinidad de trabajos periodísticos, que además de relatar una parte de la historia de los hispanohablantes, también sirven de cátedra e inspiración para quienes buscan su propio estilo.

Una de ellas es la conocida Fundación Gabo, situada en Colombia, cuya misión es “Fomentar ciudadanos activos y mejor informados mediante la formación y estimulo a los periodistas, y la promoción del uso ético y creativo del poder contar y compartir historias, inspirados en el legado de Gabriel García Márquez y su método de taller”.

Esta institución además se encarga de realizar un festival anual, un centro y un premio, que se ha vuelto referente del buen periodismo de la región. Tanto como en su momento lo consiguió el escritor en medios colombianos y venezolanos. Al mismo tiempo que con sus obras literarias.

 

El retrato del Sur

Cien años de soledad, la afamada novela que lo llevó a consolidarse como Nobel de Literatura en 1982, aún en la actualidad es reconocida como un retrato de la sociedad del sur, de sus valores, cultura y ética. Esta novela, que consolidó a Macondo en el diccionario y dio sentido a las mariposas amarillas, fue escrita en el lapso de 14 meses (entre julio de 1965 y agosto de 1966).

Según la cronología de su vida, recogida por Andrés Arias, todo comenzó con la primera frase del libro: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Esta se le ocurrió en un viaje familiar a Acapulco, México. Esta aparente simpleza creativa es una de las tantas razones por las cuales Gabriel García Márquez es un héroe para las nuevas generaciones de escritores, cronistas y periodistas.

El Gabo, un hombre de carne y hueso, con defectos y virtudes, revolucionó con su estilo cautivador a niños y adultos por igual. Abrir una de sus novelas es adentrarse en un laberinto de maravillas, que se descubren en la mente del lector y lo hacen sentir especial.

Como buen lector, el oriundo de Aracataca, supo condensar en su obra y rendir homenaje a quienes lo inspiraron. Desde los clásicos de la literatura universal como Faulkner, Hemingway, Camus hasta escritores contemporáneos y de otras culturas, como Yasunari Kawabata, cuya obra “La Casa de las bellas durmientes” lo inspiró para escribir “Memoria de mis putas tristes” en 2004 y su última novela.

Hoy es él quién ocupa un lugar entre los grandes latinoamericanos como Rulfo, Vargas Llosa, Cepeda Samudio y Rulfo; y de quién muchos se inspiran y se motivan.

 

García Márquez en la web

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María Gabriela Danieri

 

 

 

 

 

 

 

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