Por Rafael de la Cruz
Dentro de 8 días se va a confirmar lo que todo el pueblo de Venezuela y la mayor parte del mundo saben: el régimen va a perder las elecciones por varios cuerpos de ventaja. Las encuestas serias coinciden, el ánimo y la determinación de la gente en cada rincón del país lo gritan a voces. Finalmente, les llegó el momento de irse. Hace tiempo que el movimiento democrático, a la cabeza del cual se encuentra María Corina, ganó el corazón y la esperanza de la inmensa mayoría del país.
En el régimen se debaten y se estrujan. Unos piensan que hay que aceptar la derrota y rehacer una fuerza política desgastada desde la oposición. Estos buscarán que el Consejo Nacional Electoral anuncie una cifra engañosa que disminuya la distancia entre las dos candidaturas, maquillando las cifras para no quedar tan mal.
Otra fracción no quiere ceder el poder, cree que puede robar la elección con un fraude y tratar de hacerlo aparecer como una victoria legítima. En este caso, buscarán que el Amoroso declare ganador a Maduro por una cifra suficiente e irreversible, y ni se molestarán en demostrar sus números. Piensan que la autoridad del Consejo Nacional Electoral será suficiente para acallar cualquier discusión de los resultados.
Los primeros harían bien en convencer a Maduro que le conviene al movimiento chavista repensarse, reorganizarse, y abrir nuevamente un espacio político que han perdido en buena medida, pero que podrían tratar de reconstruir desde la oposición. Deberán buscar sus votos y ocupar el espacio político que logren en el congreso, los estados y municipios, respetando las reglas del juego democrático. Para esto hay un amplio espacio de negociación y garantías posibles.
Los duros tienen varios problemas para lograr el malabarismo de robarse las elecciones y tratar de convencer al país y al mundo de que lo lograron legítimamente. El primer problema que tienen es que los venezolanos van a salir a votar masivamente. Esto no lo podrán ocultar. Seguidamente, el movimiento democrático va a saber qué pasó. La organización electoral de defensa del voto que se ha creado no tiene precedentes. Los testigos electorales están repartidos en todas las mesas de votación, la organización 600K y los comanditos estarán en sus centros electorales apoyando a los testigos y vigilando que cada venezolano pueda ejercer su derecho a votar y a defender su voto. Toda esta operación va a lograr que los resultados de la elección se conozcan en tiempo real. Los venezolanos y el mundo lo van a saber.
El Consejo Nacional Electoral no tiene credibilidad. Se sabe que es solo un apéndice del régimen. No hay misterio. Les tocará a los rectores de este organismo decidir su futuro. Aceptar la trampa a sabiendas que no lo podrán ocultar, o salvar su conciencia y su honra ante los venezolanos y ante la historia.
Para evitar la irremediable derrota, el régimen ha echado mano a un fraude continuado. Deshabilitaron ilegalmente a María Corina como candidata presidencial, y a pesar de eso ganó con más de 92% de votos la primaria; no permitió la inscripción de la doctora Corina Yoris, la candidata nominada por María Corina para representarla; han perseguido a miembros claves del comando de campaña poniendo presos a muchos y obligando a asilarse en la embajada de Argentina en Caracas a otros; obstaculizando los viajes de María Corina y poniendo trabas para la movilización de los millares de personas que atienden todas sus concentraciones; amenazando con violencia y ejerciéndola a menudo; cerrando negocios y hostigando a todos los que le prestan apoyo a María Corina. En resumen, amenazando y violentando derechos políticos y humanos básicos.
Pero, cada vez que hacen una de las suyas, consiguen el efecto contrario. Nadie les tiene miedo. El pueblo venezolano se encuentra en un estado de desobediencia civil y de desconocimiento de la autoridad de la dictadura, como nunca lo había estado. Y esto tiene al régimen contra las cuerdas. Se les acabaron la imaginación y los trucos. Solo tienen viejas tretas que todo el mundo anticipa y repele. A este inmenso movimiento democrático, pacífico y resuelto a recuperar la libertad no lo para nadie.
Al final, las diversas facciones del régimen, los que consideran aceptar que perdieron, y los que todavía se empeñan absurda y obstinadamente en aferrarse al poder, tendrán que negociar para obtener las garantías que requieren para cualquiera que sea la manera como cedan el poder.
Faltan solo 8 días. A votar por Edmundo González Urrutia y por María Corina como líder de la oposición. Faltan solo 8 días para recuperar la libertad.