Reescribir sobre lo sucedido hace siete años en la ciudad capital en relación al ataque contra el “centro de Historia” y el “ateneo de Trujillo”, y recordar momentos que permanecen intactos en la memoria de muchos, pero que se ha borrado del todo para otros, y que ayer 15 de diciembre y hoy 16 de diciembre son días como cualquiera, representa la viva imagen de dos mundos, de dos tipos de ciudadanos, de un pueblo dividido y que por estar así, en dos, o más bandos, se dejó despojar de lo que muchos no consideran importante, su identidad, su pasado, su historia.
Detrás de las paredes de esas instituciones que fueron asaltadas en el 2010, no soólo hay sillas y escenarios, sino por el contrario, valiosos momentos que quienes lo cuidaban con gran recelo, fueron sacados como delincuentes, pero a pesar de ello, se aferraron a la lucha, por recuperarlos. Pese a los intentos, no fue posible, y hoy cambiaron por completo su esencia.
Patrimonio con valor incalculable
Bien lo afirma, Francisco González Cruz, “hay que luchar contra el olvido, que mata la identidad y recordó que con el asalto al centro de Historia, desapareció el patrimonio bibliográfico el cual contaba con más de 20.000 volúmenes, incluyendo libros antiguos de incalculable valor, al igual que el patrimonio hemerográfico con periódicos regionales de los siglos XIX y XX.
La prestigiosa colección de pintura también desapareció en gran parte, entre ellas, los cuadros referentes al proceso fundacional de Trujillo, entre otras realizadas por el artista ucraniano ya fallecido Iván Ch. Belsky, igualmente un cuadro de gran tamaño, retrato del Presidente de Estados Unidos Ulises Grant, realizado por el pintor alemán Henry Ulke. No está tampoco el valioso retrato de Pimentel Roth realizado Antonio Herrera Toro, uno de los cuatro grandes pintores clásicos venezolanos del siglo XIX.
Una luz con Rangel Silva pero también se apagó
Cuando todo esto ocurrió, tiempo después llegó el actual gobernador Henry Rangel Silva a Trujillo, le metió la lupa a la situación, hasta un decreto fue emitido para investigar y establecer responsabilidades incluso penales, algunos fueron detenidos por muy corto tiempo; asimismo, nombraron una Comisión Mediadora, designada también por el gobernador del Estado Trujillo, Henry Rangel Silva, la cual, pudo constatar esa desaparición patrimonial y estimaron en más de 4.000 las piezas saqueadas, cuya lista se anexó al informe respectivo y se remitió a su despacho el 30 de agosto de 2013. Aún está pendiente el cumplimiento de las recomendaciones allí presentadas. Quizás quedó engavetado el informe.
“Toman a la fuerza el ateneo de Trujillo. Alegando que dicho centro cultural no responde a los intereses del pueblo, la agrupación llegó a la sede y, violentando entradas, cerraduras y puertas, se instaló. Desde hace algún tiempo se viene suscitando una agresión sistemática contra el lugar, también contra el Centro de Historia y la Biblioteca Pública Mario Briceño Iragorry. A las 6:45 am de este lunes, un grupo de personas que portaban armas de fuego, machetes y bombas de mortero (cohetones) irrumpieron de forma violenta en las instalaciones del Ateneo de Trujillo, rompiendo las cerraduras de las puertas y exhortando a los miembros de la directiva presentes a abandonar el lugar bajo la premisa de que «el pueblo tomaba las instalaciones».
“No es una toma, es recuperación”
Así lo dijeron en aquella oportunidad, los protagonistas de la toma del Ateneo, quienes de una vez aclararon ante la prensa «no se trata de una toma sino la recuperación de este espacio cultural que le pertenece al pueblo trujillano, de donde ha sido excluido, ya que se encontraba allí enquistada la “godarria”, los oligarcas que siempre han pisoteado al pueblo, estos son espacios que corresponden a la cultura popular, aquí se debe hacer cultura, educación para el pueblo, ejercemos soberanía, porque este espacio estaba secuestrado aquí nos han excluido durante más de 40 años, en esta toma están todos los espacios de la cultura popular, aquí está la representación de los 136 consejos comunales, estudiantes de las misiones de la Unefa, entre otros (…), así lo expresaron hace años.
¿Y el reclamo del pueblo?
Es de pleno conocimiento de la colectividad, también lo dijo el poeta Rafael Alfonzo, defensor del Ateneo de Trujillo y quien fuera su presidente cuando el asalto, que los midas invertidos, fieles representantes de los poderes públicos estatales, han sido incapaces de erigir los espacios necesarios para la proyección de la cultura y la ciencia. Todavía está en lista de espera la restauración del Colegio Federal de Varones, llamado eufemísticamente “Negra Matea”, que en el plano de la ficción constituiría el Complejo Cultural Bolivariano de Trujillo. Ojalá que la culminación del Museo de Arte Popular “Salvador Valero” tenga el destino deseado para que prosiga con su encomiable labor ¿Por qué los que se autodefinen como representantes del pueblo no le reclaman a los gobernantes de turno el cumplimiento de estos fallidos proyectos? Sabemos, muy bien, que los adulantes y oportunistas no miran más allá de su propia mesa. Más aún si su espectro cultural es sólo eso, un espectro, una visión distorsionada del mundo y una pobre y resentida concepción de la vida ciudadana.
Para recuperar los espacios, es necesaria la toma de conciencia, eso le pertenecía al colectivo, no a un gobierno. En esta lucha, mucha gente se ha muerto, se ha ido, se ha desanimado, y ha tirado la toalla, y nada sucede, por ello, las nuevas generaciones juegan un papel muy importante, pero reconociendo lo que hubo, y que nazca el espíritu de lucha por recuperar lo que nuestros antepasados dejaron a sus hijos.
Se perdieron un montón de valores
Hoy en día a pesar de decretos, no pasó nada, todo se quedó como si lo ocurrido no hubiese tenido relevancia, a pesar del esfuerzo de mucha gente. Uno de los museos más importantes del país, el Centro de Historia, pero se quiso crear una historia distinta después de Chávez, pero lo lamentable es que los chavistas hoy día están saliendo de los chavista de Chávez, y hay gente nueva de Maduro, que se está posicionando y asesorando de quienes cometieron la barbarie. Con todo esto, la gente va perdiendo identidad, no sólo como trujillanos, sino como ciudadanía, no hay sentido de solidaridad, se pierden un montón de valores que construyen al ser humano, y ahora la gente sólo piensa con el estómago.