5 de julio: El legado civil de la Independencia de Venezuela | Por: María Eloina Conde

 

En fechas como el 5 de julio recordamos cómo hemos llegado hasta aquí y por qué hemos tenido tantas batallas dentro y fuera del campo de guerra, con victorias y derrotas incluidas. Pero así como gran parte de nuestra historia, la firma del Acta de la Independencia no sólo necesita ser recordada también ser reinterpretada y con ponderación ajustar ciertos detalles que han marcado nuestro imaginario colectivo. Es por esto que Inés Quintero, reconocida por sus esfuerzos en darle el justo valor a cada elemento y personaje de nuestra historia, hace un esfuerzo mayor en que sea reconocida la importancia de la civilidad en el largo proceso de nuestra autonomía de España.

“Esta histórica decisión”, explica la historiadora sobre la firma del Acta de Independencia que conmemoramos cada 5 de julio, “fue resultado de un intenso debate cuyos protagonistas fueron civiles. De los 41 firmantes de la declaración de la Independencia, más de la mitad eran universitarios. Fueron pues, civiles y universitarios, los fundadores de la República”, pero la confusión generalizada sobre este asunto que da mayor relevancia e importancia histórica a la participación militar se debe fundamentalmente a que instaurado el gobierno de junta militar en 1949 fue decretado un desfile militar ese día, que se sigue repitiendo en la actualidad y aunado a esto se escogió también el 5 de julio como Día de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en dos actos cuando menos llamativos.

Sin disminuir la importancia de los soldados del Ejército Libertador, es indispensable reconocer y reconectar con el carácter civil de ese importante evento que demuestra que en nuestros hombres y mujeres letrados, académicos, estudiosos y con grandes valores están las respuestas a las muchas preguntas que como país nos seguimos haciendo y que pueden aclarar el camino de esfuerzo, trabajo, compromiso y constancia que tenemos adelante para alcanzar el futuro brillante del que nos sabemos merecedores.

Junto con Bolívar, Urdaneta, Sucre, Páez y Mariño, por sólo mencionar algunos de nuestros militares más brillantes, hay que recordar y repetir a las futuras generaciones que estuvieron presentes y marcaron una diferencia significativa en nuestro país civiles como José María Vargas, Simón Rodríguez, Andrés Bello y Juan Manuel Cajigal. Por cada pintura que nos recuerde alguna batalla deberíamos contar con libros, artículos, ensayos y contenidos en el pensum de estudio en todos los niveles educativos que nos hablen de esa base fundamental de la república.

Por eso estamos convencidos de que una nueva fundación de esta república tan golpeada, maltratada y mal querida no sería la salida a los problemas que nos siguen aquejado y se han hecho cada vez más profundos, especialmente durante los últimos 25 años, sino que tenemos el compromiso de volver a la civilidad y a los intensos debates de ideas que sí nos conducirían a mejores pasos, debates que construyan sobre el aprendizaje de toda la historia y todos los aciertos para regresar a ellos y hacerlos mayores, pero también a los errores para nunca más repetirlos.

Hoy vivimos un nuevo trayecto de posibilidades que culminará —si todo sigue según el cronograma del que tanto hemos hablado— con una fecha que marcará no sólo los próximos 6 años sino el rumbo de nuestro país, el 28 de julio de 2024. Es una fecha que podría quedar marcada en la historia de Venezuela y a la que debemos acercarnos superando esas visiones distorsionadas de nuestro ideario colectivo que a veces parece que nos hacen caminar en círculos los mismos senderos una y otra vez.

Ha comenzado oficialmente la campaña electoral que durará 22 días, desde el 4 al 25 de julio, y el desenlace podría ser el inicio de un camino que como aquel 5 de julio nos conduzca con determinación a ser una mejor Venezuela, una en la que los valores cívicos y morales nos guíen a la recuperación y transformación de todos los aspectos fundamentales para el crecimiento y fortalecimiento de nuestra economía, de nuestra educación, de nuestra identidad, pues ese deseo de libertad y autonomía con la que nació nuestro país está nuevamente recorriendo cada rincón de nuestra geografía y necesitará como en esa conquista de independencia nacional la ayuda y esfuerzo de todos y cada uno de los que amamos esta tierra.

 

María Eloina Conde

Julio, 7 de 2024

Atiempomec@gmail.com

 

 

 

 

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