352 años de Carvajal | María Lorenza Barreto | Por: Luis Huz Ojeda

María Lorenza Barreto Montilla: “No aprendí a leer, escribir, ni tan siquiera a firmar, porque había la creencia que el conocimiento era la perdición de la mujer”.

María Lorenza Barreto nació el 15 de junio de 1912 en Las Travesías de Santa Ana, tierra donde se encontraron Bolívar y Morrillo para abrazarse y formalizar el armisticio.

 

Mi Niñez

María Lorenza Barreto Montilla a sus 101 años de edad posee excelente memoria, tanta, que con una facilidad de palabra increíble desentierra el tiempo transcurrido y recapitula: “Mi infancia transcurrió en Las Travesías, los juegos que tuve, fueron recoger a diario la leña demandada para mantener activo el fogón de la casa, rozar y sembrar la tierra, recoger los frutos, buscar agua de la quebrada, moler café y maíz. No aprendí a leer, ni escribir, ni sumar, menos siquiera a firmar, en aquellos tiempos la escuela más cercana estaba a mucha distancia, era una escuela de varones, por esta razón, ahí solo podían estudiar los niños varones, había una sola maestra que daba todos los grados, pasado un tiempo, en 1923, buscando nuevos horizontes más prometedores, con mucha esperanza y ganas de salir pa lante, nos mudamos a Monte Carmelo, pueblo cafetalero y próspero, donde viví parte de mi niñez y toda mi juventud, ahí había mucho comercio, pero la posibilidad de estudiar para ser  alguien en la vida era similar a Santa Ana, entre los mayores existía la opinión generalizada que las niñas no debían estudiar, no podíamos saber igual que los hombres, llegando a afirmar algunos, que para nosotras, el conocimiento era nuestra perdición, que nuestro destino consistía en aprender a hacer los oficios la casa, entre otros lavar, planchar, hacer comida, atender al marido y los hijos, además tampoco había escuelas públicas para niñas, solo para varones”.

 

La Salud

María Lorenza Barreto Montilla continua: “Recuerdo que en Monte Carmelo, el pueblo era permanentemente visitado por tropas guerrilleras, aquí habitaba mucho General de montoneras, dueño de hacienda que eran quienes aplicaban la ley a su pensar y entender, antes también había hambre, mucha peonada trabajaba solo por la comida, el agua que tomábamos y usábamos para cocinar, no era tratada, no teníamos ningún tipo de asistencia medico sanitaria, había mucho brote de epidemias, cuando alguien enfermaba como no había médicos, ni nada que se pareciera se apelaba al auxilio de “curanderos, chamarreros o yerbateros” ellos con sus empíricos conocimientos ancestrales, recurrían a leer la orina, las manos o hasta la vista colmando a los pacientes y familiares de esperanza, en ocasiones las recetas homeopáticas eran atinadas en otras no tanto, fueron períodos donde a veces valía más la fe que otra cosa, numerosa gente entrego el alma al creador a temprana edad por falta de atención y tratamiento médico, nuestras vidas dependían de la voluntad de Dios”.

 

La Oscurana

María Lorenza Barreto Montilla sonríe, para seguir relatando: “Como en aquellos tiempos tanto en Santa Ana, como en Monte Carmelo, solo conocíamos la luz del Sol, con la que nos iluminábamos desde el alba hasta oscurecer, las estrellas y los luceros nos alumbraban la noche, mucho más tarde aparecieron las velas de cebo, los mechurrios de aceite de Tártago, las lámparas de Carburo. Esta situación permitía todas las noches que la Nona materna después de rezar el santo rosario y cenar lo que se encontrara, reuniera en la sala o el solar de la casa a toda la familia, para maravillarnos con sus cuentos, fabulas, mitos, leyendas. Ella cada vez que se acordaba de una oscurana ocurrida a mitad de tarde durante el año de 1910-maneaba y hacia muecas para enfatizar el impacto y magnitud de este fenómeno natural entre los habitantes de los campos y los caseríos-, afirmando que todos estaban tan impresionados y empezaron a hincarse rezando el padre nuestro y el ave maría, encomendándose a Dios e invocando su perdón por los pecados y tantas atrocidades cometidas durante las guerras de independencia primero y luego la guerra federal, antes que se acabase el mundo. Ese día las gallinas y las aves se echaron a dormir, se levantaron nuevamente al retornó de la claridad del día. Como en ese momento no teníamos conocimiento de lo sucedido, no había forma, ni manera de hacer rápida la comunicación, el conocimiento sobre estas rarezas eran muy escasos, para no decir irreales, nadie tenía información de esta anomalía de la madre natura de allí que cuando sucedió este eclipse solar, a la gente le dio por mentarlo como -La Oscurana-,así aparece registrado en la memoria de quienes tuvieron esta experiencia”.

 

Arribo a Campo Alegre

De su llegada para quedarse en Campo Alegre pondera:

“Andaba por los treinta y ocho años de edad cuando en el año 1950 en Campo Alegre arriba adquiere dos ranchos de bahareque y techos de palma, uno a Calixto y el otro que es donde habita con su familia, a Hernán Mendoza (Padre), que, al intervalo del tiempo, de eso han pasado 64años. María Lorenza Barreto Montilla repasa: “Aquí en el solar tuvimos plantada arveja, caraota, guandú, quinchoncho, auyama, cambur, guaje, plátano, yuca, pan de año, naranja, limonsón, limón, tomate, además de hierbas aromáticas, lo requerido para la sana despensa, también había aves caseras de corral y una chiva para ordeñar, lo que no producíamos, lo truqueábamos o comprábamos. Para obtener recursos financieros trabajaba de domingo a domingo, lavando y planchando ropa ajena, sancochando, moliendo maíz y haciendo cualquier cantidad inimaginable de arepas, todo con mis manos.

 

Fortuna

Soy cristiana confesa, rezo antes de acostarme, voy los domingos a misa, me confieso y comulgo, hago los primeros viernes, guardo los días santos, hago bien al prójimo, cumplo con todo, como Dios manda. Este accionar y conducta es la fortuna que dejare como herencia a mi familia cuando Dios me llame a hacerle compañía”.

Conversaciones sostenidas con María Lorenza Barreto Montilla durante los meses de enero, febrero, marzo del año 2013.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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