Madrid, 4 may (EFE).- La actuación de Arda Güler, autor de un gran gol y asistente en otro, su conexión con Kylian Mbappé, que se reivindicó con un doblete, levantaron el ánimo antes del clásico a un Real Madrid más solidario, hasta un desplome inesperado tras sentir el partido sentenciado, que acabó en sufrimiento por el empuje del Celta gracias a la inspiración de Iago Aspas.
El impulso que necesitaba el Real Madrid, el último antes de un clásico que marcará una temporada resucitada por LaLiga o sentenciada en un fin de ciclo de Carlo Ancelotti, llegó desde la calidad de un futbolista como Güler. La esperanza del madridismo en la recta final de un curso repleto de irregularidad.
Merecedor desde su rebeldía de un protagonismo mayor si en el curso no se hubiesen impuesto los galones que en el pasado tanto éxito dieron al técnico italiano.
La inclusión de Güler en un Real Madrid con cuatro centrocampistas es un soplo de aire fresco. Un futbolista con visión del juego, capacitado para mejorar una posesión anodina de un equipo previsible. El giro táctico de ‘Carletto’, renunciando a un tridente que parecía inamovible, le da sus frutos para llegar aún con pulso liguero al clásico de Montjuic. Aunque con susto tras superar la valentía del Celta a base de pegada, mayor compromiso defensivo y dos golazos en el primer acto que no fueron suficientes para tumbar a un equipo sin complejos.

Quiso Claudio Giráldez ahondar en la duda madridista presionando arriba y sin traicionar su identidad. Consciente del riesgo que conlleva ante un Real Madrid que saca más del vértigo del contragolpe que del juego posicional. Un arranque frenético de partido, de intercambio de golpes, asomó por el Santiago Bernabéu. Güler avisaba de que era su día con un remate acrobático como primera aparición y el Celta perdonaba en acciones a balón parado.
Dos saques de esquina rematados por Marcos Alonso, con potencia pero sin encontrar puerta en el primero tras una dejadez en la marca de Ceballos.
Estrellándose con la inspiración de Courtois en el segundo, con Fran García intentando molestar en un marcaje que no parecía el más adecuado. Errores de pizarra que suelen costar caros. Lo evitó el portero belga con su vuelo y manopla derecha firme, clave para lanzar al Real Madrid a por el triunfo.
Pese a sus despistes defensivos, los jugadores madridistas habían salido enchufados. Ante la prohibición de fallar para extender la emoción en LaLiga, al menos un capítulo más, y con piernas frescas tras al fin una semana sin partidos, reaccionó con rapidez para evitar que la duda planease por un Bernabéu expectante.
Desde unas líneas más unidas en fase defensiva y la velocidad en transición tras el robo, avisó a Guaita, rápido de reflejos ante un despeje a su portería de un defensor al centro de Lucas Vázquez. Respiró el portero del Celta cuando Tchouaméni remató mal, metiendo la cabeza abajo, un saque de esquina libre de marca, a pocos metros de la portería.
El duelo perdía el ritmo endiablado y en la dificultad en la construcción aparecía Güler para poner la luz. El único que veía los movimientos de Mbappé, como un león enjaulado sin balón, esperando su momento con ansiedad. Con Vinícius intermitente, apareciendo para acelerar una acción pero sin la continuidad que le caracteriza. Buscó el gol con la diestra, desde la frontal, antes de una acción magistral.
La firmó Güler, lanzando un saque de esquina en corto, recibiendo el balón de vuelta y colocándolo en una escuadra con un zurdazo de empeine esquinado repleto de potencia. Una acción que puso el rumbo de partido que el turco impuso, extendiendo minutos después su visión del pase entre líneas con Vinícius, en seis minutos fatídicos para el Celta. Pasó de acariciar el empate a ver cómo se le complicaba.
De un centro de Borja Iglesias, que había dejado gestos de ‘9’ de alta calidad, que desvió Tchouméni, nació la reacción de reflejos salvadora arriba de Courtois y un contragolpe letal. La descarga de ‘Vini’, el pase en profundidad de Bellingham y la definición estelar de Mbappé. Cayendo al césped golpeó con potencia. Imparable para Guaita. En la celebración, más jugadores madridistas acudieron al abrazo del portero antes que al delantero.
Todo parecía sentenciado, más aún cuando en el arranque del segundo acto, de nuevo aparecía Güler en una acción decisiva. En esa ocasión, su pase al espacio a la velocidad de Mbappé encontró la precisión del francés en su definición, de zurda cruzado a la red. Era el 3-0 que instaló un sentimiento de encuentro sentenciado que por poco, por muy poco, no le costó caro al equipo de Ancelotti.
Criticado en numerosas ocasiones por cambios tardíos y con una defensa castigada por las lesiones, el relevo de Raúl Asencio le costó un buen susto. La aparición de un canterano con menos cuajo, Jacobo, al lado de un jugador que no es central, Tchouaméni. La entrada al partido de Iago Aspas. La relajación en fase defensiva.
Había tenido el cuarto el Real Madrid tras una carrera elegante de Bellingham y la enésima conexión Güler-Mbappé, con otro testarazo de Jude, antes de un cambio de guion que castigó la relajación y premió el orgullo vigués. La diferencia entre los cambios y la aportación desde el banquillo. En el minuto 69 llegabó el 3-1 tras un taconazo de calidad de Durán tras otro saque de esquina, un dolor de cabeza continuo para Ancelotti. Evitaba sobre la línea el gol Lucas Vázquez pero el rechace era un regalo que no desaprovechaba Javi Rodríguez.
Daba paso al ‘show de Aspas’ que hizo temblar al madridismo. La sentencia a LaLiga teñida de azulgrana sobrevoló por el Bernabéu cuando el gallego inventó un pase de genio en el minuto 76, entre líneas, sacando a relucir las carencias defensivas de Tchouaméni, que no siguió su marca ni cortó la trayectoria, para que Swedberg superase la salida desesperada de Courtois.
El duelo recuperaba toda la emoción con un Real Madrid atemorizado. En pleno desconcierto Courtois volvía a ejercer de salvador, con una parada en dos tiempos, repleta de emoción tras otro pase al espacio de Aspas y el disparo en carrera de Pablo Durán tras dejar atrás a Tchouaméni.
El equipo de Ancelotti hacía aguas y perdonaba las ocasiones que tenía a su favor. Imprecisos Bellingham, Brahim y Mbappé para la sentencia, deseando el final de partido cuando Courtois sacaba la última a Aspas y el madridismo pudo respirar tranquilo, al menos hasta el clásico contra el Barcelona.
– Ficha técnica:
3 – Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez, Tchouaméni, Asencio (Jacobo, m.66), Fran García; Fede Valverde, Ceballos (Modric, m.74), Güler (Brahim, m.83), Bellingham; Vinícius y Mbappé.
2 – Celta: Guaita; Javi Rodríguez, Yoel Lago, Marcos Alonso; Carreira (Hugo Álvarez, m.54), Fran Beltrán (Ilaix, m.54), Sotelo (Iago Aspas, m.76), Mingueza; Fer López, Alfon González (Pablo Durán, m.65) y Borja Iglesias (Swedberg, m.65).
Goles: 1-0, m.33: Güler. 2-0, m.39: Mbappé. 3-0, m.48: Mbappé. 3-1, m.69: Javi Rodríguez. 3-2, m.76: Swedberg.
Árbitro: Jesús Gil Manzano (colegio extremeño). Amonestó a Bellingham (45) y a Jacobo (95) por el Real Madrid; y a Lago (62) por el Celta.
Incidencias: encuentro correspondiente a la jornada 34 disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 67.661 espectadores. Se guardó un minuto silencio por el fallecimiento del papa Francisco.
Roberto Morales
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