Este 23 de octubre se celebra el Día mundial de la acción para la supervivencia infantil. En la “Declaración mundial sobre la supervivencia la protección y el desarrollo del niño”, Unicef señala que “día a día, innumerables niños de todo el mundo se ven expuestos a peligros que dificultan su crecimiento y desarrollo.
Padecen grandes sufrimientos como consecuencia de la guerra y la violencia; como víctimas de la discriminación racial, el apartheid, la agresión, la ocupación extranjera y la anexión; también sufren los niños refugiados y desplazados, que se ven obligados a abandonar sus hogares y sus raíces”.
La desnutrición, la falta de agua potable y la propagación de enfermedades fácilmente prevenibles matan cada día a 40.000 niños en el mundo.
La Unicef recuerda que la humanidad cuenta ya con los medios y los conocimientos suficientes como para “proteger la vida y mitigar considerablemente los sufrimientos de los niños, fomentar el pleno desarrollo de su potencial humano y hacerles tomar conciencia de sus necesidades, sus derechos y sus oportunidades”.
Sin embargo, el problema de la mortalidad por malnutrición y patologías prevenibles persiste y las proyecciones para millones de niños tampoco son mejores. “Hay más de 100 millones de niños que no reciben instrucción escolar básica y dos terceras partes de ellos son del sexo femenino”.
La organización no gubernamental “Save the Children”, asegura que se han alcanzado grandes logros: en 1990 había 90 muertes por cada mil niños nacidos, mientras que en 2012 se llegó a bajar el índice a 48.
Sin embargo esta caída de la mortalidad infantil ha sido insuficiente para cumplir el Objetivo del Desarrollo de Milenio, que apuntaba a reducir en dos tercios la mortalidad entre 1990 y 2015.
Unicef añade que la posibilidad de supervivencia de un niño es todavía hoy muy diferente según el lugar donde nace. África Subsahariana tiene la mayor tasa de mortalidad en menores de cinco añosen el mundo: un niño de cada 12 muere antes de cumplir los cinco años, una tasa 12 veces superior a la media, que en los países de altos ingresos se sitúa en un niño fallecido de cada 147.
Sin embargo y a pesar de los bajos ingresos, Eritrea, Etiopía, Liberia, Madagascar, Malawi, Mozambique, Níger, Ruanda, Uganda y Tanzania han cumplido con la meta de los Objetivos del Milenio.