En los establecimientos carcelarios del país las muertes por hechos de violencia, paro cardíaco, sida, tuberculosis y desnutrición se elevaron este año 30% más que en 2016, informó Humberto Prado, director general del Observatorio Venezolano de Prisiones.
Explicó que algunos privados de libertad han fallecido por paro cardíaco cuando practicaban el orden cerrado. En relación con ese sistema que se aplica en algunos penales, indicó que a los reclusos los obligan a vestir un uniforme color amarillo, les rapan el cabello así como a gritar consignas políticas. “Es injusto que los detenidos en los retenes policiales mueran por tuberculosis y hambre”, agregó.
La investigación que ha hecho esa ONG arroja que en los retenes policiales hay entre 20.000 y 30.000 detenidos que viven hacinados. Para Prado el Estado tiene un desafío muy grande porque debe de dar salud, deporte, cultura, trabajo y estudio a los privados de libertad. Expresó que el gobierno habla de que los presos tienen trabajo, que labran la tierra, pero quienes realizan esa labor son muy pocos.
Refirió que funcionarios gubernamentales señalan que en las cárceles hay 86.000 cupos y Prado explicó que en los establecimientos penales hay 56.000 presos y, de acuerdo con la cifra suministrada por el gobierno, sobrarían 20.000 cupos. Por eso se preguntó por qué no desalojan los calabozos de las policías y sacan a 20.000 detenidos para llevarlos a los penales.
Citó como ejemplo al estado Vargas donde hay un hacinamiento de reclusos de 200%. Indicó que los detenidos tienen que quemar retazos de tela para ahuyentar a los zancudos.