Una jornada plena de espiritualidad y simbología católica se vivió este domingo 30 de enero en la población de Escuque. Por celebrarse 157 años del día en que el beato José Gregorio Hernández Cisneros fue llevado a la pila bautismal por sus padres, las parroquias de la zona planificaron un conjunto de actividades que incluyó la visita del obispo José Trinidad Fernández Angulo.
Previamente se había programado una marcha con la reliquia del beato desde la cercana población de El Alto y una cabalgata desde el también vecino Isnotú, cuna del beato. Sin embargo, debido a las recientes restricciones emanadas desde la Gobernación del Estado por el alza en contagios de COVID 19, la actividad se redujo sin perder el brillo solemne y festivo.
El templo y el lugar donde fue bautizado el beato estaban hermosamente decorados. A las 10 y 45 de la mañana llegó la comitiva desde Isnotú con la reliquia del Dr. Hernández y la imagen que se venera en aquel santuario. Una pequeña procesión alrededor de la Plaza Bolívar abrió las actividades. Los sacerdotes y un grupo de fieles de las parroquias vecinas portando estandartes y la imagen del beato caminaron cantando y rezando al sonar de las campanas. Entrando al hermoso recinto religioso en hombros de los presbíteros la imagen y su reliquia fueron llevadas al bautisterio donde una vez fue cristianado aquel niño. Hubo un momento para exhortaciones, oraciones, vivas y aplausos de los católicos que se congregaron en el lugar.
Ya en el templo estaban dispuestas las seis familias elegidas para bautizar a sus niños durante la solemne ceremonia presidida por Monseñor José Trinidad Fernández Angulo. El rito del bautismo fue preparado para celebrarse conjuntamente con la Santa Misa. Los concelebrantes, entre los que se hallaba el vicario general de la Diócesis, presbítero Rubén Delgado, también acompañaron al obispo en la administración del sacramento.
Sin miedo a ser diferentes
El obispo trujillano se mostró complacido de visitar y presidir, ahora como pastor propio de la diócesis, aquella eucaristía. Con su hablar pausado y claro exhortó vivamente a descubrir el diáfano mensaje de la Palabra de Dios allí proclamada. Comentando el evangelio correspondiente al domingo, sobre la presencia y actividad del Señor Jesucristo en su natal Nazaret, reflexionó sobre las consecuencias de quienes están de verdad en el camino de seguimiento a Jesucristo.
“No se puede pretender seguir fielmente a Jesús y no provocar, de alguna manera, la reacción, la crítica y hasta el rechazo de quienes, por diversos motivos, no pueden estar de acuerdo con un planteamiento evangélico de vida… Nos resulta difícil vivir a contracorriente. Nos da miedo ser diferentes… el dictado de la moda nos impone los gestos, las maneras, el lenguaje, las ideas, las actitudes y las posiciones de defender y si no la seguimos estamos fuera de época” dijo monseñor.
Recordado su bautismo a los numerosos creyentes allí presentes y a quienes participaban de la eucaristía a través de dos emisoras locales, el prelado les propuso mirar la vida del beato José Gregorio Hernández, para que “con coraje y valentía evangélica vivamos un cristianismo que tiene una dimensión profética”.
Visitante ilustre
Aquella Santa Misa se caracterizó por una participación activa y organizada de la feligresía que colmó los espacios del templo. Allí estuvieron también los representantes de las instituciones públicas como la alcaldía y el consejo municipal. Un numeroso coro integrado por niños, jóvenes y adultos amenizó con sus bellos cantos la ceremonia religiosa.
Antes de culminar la eucaristía la institución municipal dio lectura al decreto por el que se celebraba con solemnidad aquella jornada del 157 aniversario y la visita del pastor diocesano a quien declararon visitante ilustre. También el concejo de pastoral y el párroco Miguel Monsalve tuvieron sus palabras de salutación y agradecimiento al Obispo.
Después de la bendición final el obispo, acompañado de sus sacerdotes, procedió a bendecir la capilla y la pila bautismal, donde fue bautizado el beato que recientemente fue remozada y pintada por el párroco y los feligreses. La reliquia del beato permaneció otro espacio de tiempo para la veneración de los presentes. La comitiva de los hijos de Isnotú, que trajeron la imagen de su paisano beato hermosamente decorada, regresó la sagrada imagen a su recinto isnotuense en horas de la tarde.
Vicaría Diocesana para las Comunicaciones