El rock venezolano clama contra el silencio

Los integrantes de la banda venezolana de Ska Desorden Público ofrecen un concierto desde la terraza de una casa en el barrio 19 de Abril de Petare el 20 de diciembre de 2020, en Caracas (Venezuela). EFE/Rayner Peña

Caracas, 26 ene (EFE).- Se estrenó y estalló la polémica. El documental «Rompan todo» (Netflix) es la última reivindicación, en forma de serie, de la historia del rock en Latinoamérica. Sin embargo, la presencia apenas testimonial de bandas venezolanas ha levantado una polvareda entre músicos y fanáticos que se preguntan por qué quedaron en silencio.

La miniserie tiene como parte de su título «Historia del rock en América Latina» y por sus seis capítulos desfilan grandes -incontestablemente muy grandes- de Argentina, México y Chile, con asiduidad.

Por contra, la presencia de músicos de Venezuela en el documental, producido por Nicolás Entel, Picky Talarico, Ivan Entel y Gustavo Santaolalla, queda reducida a dos testimonios casi contra reloj de José Luis Pardo, exguitarrista de Los Amigos Invisibles, y al productor Héctor Castillo.

 

 

«NO CUBRE LAS EXPECTATIVAS»

«Me parece que está bien hecho, me resultó ilustrador, pero tiene un título (Rock Latinoamericano) que no cubre las expectativas», explica a Efe a través de Whatsapp el músico Pablo Dagnino, miembro durante años de Sentimiento Muerto, una de las bandas de más éxito en el rock venezolano.

Para el vocalista y teclista, el documental «parece, más bien, un estupendo trabajo sobre la historia del rock argentino y mexicano».

 

El promotor cultural venezolano Félix Allueva habla con Efe durante una entrevista el 20 de enero de 2021, en su residencia en Caracas (Venezuela). EFE/Rayner Peña

Coincide con él uno de los mayores conocedores del género en Venezuela, Félix Allueva, promotor cultural y autor del libro «Rock Vzla, 1959-2019».

«Resultaba imposible en seis capítulos abordar toda la historia del rock latinoamericano. ¿Qué crítica haría yo? El título. Creo que si le daba la vuelta y decía algo así como ‘Rock latinoamericano, dos casos: Argentina y México’ solucionaba todo», explica Allueva.

En todo caso, rompe una lanza en favor de Santaolalla, productor y músico alrededor del que gravita buena parte del documental: «Si hay alguien que sabe de rock latinoamericano es él».

Pese a ese conocimiento, considera que hay muchos «compromisos» en el documental: los ideológicos, los que tiene con su producto y los del mercado.

 

HITOS Y PIONEROS

Venezuela, puerto de entrada de Sudamérica durante décadas, no fue ajena al género que popularizaron Elvis Presley o Chuck Berry, por lo que en el país hubo pioneros y grandes hitos que, por su propia entidad, tienen sus nombres escritos en mayúsculas en la historia del rock latinoamericano.

Para Allueva, hay dos momentos «vitales» que debían haber aparecido. Uno data de 1973, cuando un grupo de venezolanos rodó un documental con Carlos Santana, acompañándole en una gira en un momento en que el mexicano «era Dios para toda América Latina».

«El documental es hecho por venezolanos en Venezuela, pero registra un momento histórico muy preciso. Eso no aparece en el trabajo de Santaolalla y creo que debiera aparecer», subraya.

El otro es de 1991, cuando «se hace el primer festival de rock iberoamericano», con Caracas como escenario. «Cinco días de festival donde estaba lo mejor del rock iberoamericano».

Al hablar de bandas, y puesto que el documental abarca seis décadas, el promotor cultural menciona seis grupos con pioneros e innovadores: Los Impala, Vytas Brenner y La Ofrenda, Arcángel, Dermis Tatú y La Vida Bohème.

«Son bandas que creo que deberían haber tenido alguna referencia», explica Allueva.

 

«¿DÓNDE QUEDA VENEZUELA?»

«¿Dónde quedan Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay y un largo etcétera?», se pregunta por correo electrónico con Efe Jaime Verdaguer, teclista de Zapato 3.

«Nuestros grupos y solistas han sido excelentes exponentes de toda la diversidad que es el rock cantado en español (…) De cualquiera pudiera mencionarte al menos tres bandas con igual calidad de las presentadas en este documental», añade.

Por contra, valora que el documental aporte mucho «a las nuevas generaciones que han tenido muy poca exposición a este género».

«Es importante poder contar con esta serie como recurso audiovisual y, quizás así, lograr un mayor acercamiento a la cultura del rock en español a estas nuevas generaciones», comenta el músico para quien, «si tuviese que poner en una balanza lo positivo y lo negativo de esta serie, la balanza se inclinaría hacia lo positivo».

 

Fotografía del 22 de enero de 2021 que muestra grafitis alusivos a la cultura del Rock, en Caracas (Venezuela). EFE/Rayner Peña

EXPANSIÓN EN PLENO SIGLO XXI

Frente a esta ausencia, Verdaguer considera que el rock venezolano está creciendo hoy «de la peor manera posible».

«Miles de venezolanos, huyendo de un régimen dictatorial asesino, están dando a conocer el rock venezolano en sus países de destino (…) Se trata de algo fortuito del cual podemos sacar algo provechoso para llevar fuera de nuestras fronteras nuestro rock», sostiene.

En todo caso, deberán enfrentarse a algo que, denuncia, fue un lastre en otras ocasiones: las dificultades para que el rock venezolano saliera de las fronteras con «excusas (a las bandas) como que no se alinean con los objetivos de las disqueras en tal país».

«Todo se manejaba con mafias y roscas (enchufes), de hecho, ver este documental me trajo recuerdos desagradables de esas roscas, de ese pequeño circuito», subraya.

Ante todo este panorama, recupera la crítica para concluir que «para los productores de este documental, el mapa latinoamericano son México y Argentina y uno que otro país más».

Jackdwin Sáez y Gonzalo D. Loeda

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