El 11 de abril de 2002, como cualquier otro día, nueve funcionarios de la Policía Metropolitana se preparaban desde muy temprano para cumplir con su rutina. No era un día típico, pero ya habían lidiado con situaciones similares. Cumplieron su labor, pero terminaron presos. Tres de ellos aún están tras los barrotes, ahora en una cárcel común, la Fénix, en el estado Lara, con todo tipo de carencias.
Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar y Luis Molina fueron condenados a 30 años de cárcel por la jueza Maryorie Calderón, hoy presidenta de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia. A la pena máxima también fueron condenados los comisarios Iván Simonovis, Henry Vivas y Lazaron Forero y el sargento Julio Rodríguez, todos con medidas de casa por cárcel por enfermedad.
El comisario Marco Hurtado y el cabo primero Arube Pérez fueron condenados a 16 años y 8 meses y 17 años y 10 meses de prisión, respectivamente. Ambos están en libertad por haber cumplido la totalidad de la pena. En el caso del comisario Hurtado, su libertad fue retrasada durante más de un mes debido a que la boleta de excarcelación no llegaba al Centro Nacional de Procesados Militares, conocido como la cárcel de Ramo Verde.
Rovaín, Molina y Bolívar no han corrido con la misma suerte. Hasta octubre de 2021 estuvieron recluidos en Ramo Verde, pero desde esa fecha fueron trasladados al Centro Penitenciario Fénix, en Barquisimeto, una cárcel plagada de enfermedades y malos tratos, en la que en poco más de 14 meses fallecieron unos 30 reclusos, según cifras de la ONG Una Ventana a la Libertad. Esto la ubica como la cárcel más letal del país.
Allí están alejados de sus familiares, pues ellos viven en Miranda y La Guaira. Con muy pocas visitas y sin alimentos, la pena de estar en una cárcel pagando una condena por crímenes que no cometieron, como quedó demostrado en el juicio más largo de la historia venezolana, se incrementa de manera desproporcionada.
Como cada año, la petición de los familiares sigue siendo la misma: Que a los tres funcionarios les otorguen las medidas alternativas al cumplimiento de la pena, de las que son beneficiarios desde el año 2011 por disposición de la misma sentencia emitida por Marjorie Calderón.
También piden que la gente no los olvide. María de Bolívar sabe que detrás de la condena a los PM vinieron muchas otras, igualmente dramáticas y espeluznantes, que hay muchos inocentes presos en las cárceles de Venezuela, lo que fácilmente hace que los policías se pierdan de vista. «Hoy pido nuevamente su libertad, que los dejen volver a casa, y a la gente que no deje de recordar que ese fue el punto de partida de la existencia de presos políticos en esta etapa que le ha tocado vivir al país».
Nota de prensa