- El escritor Bocones Lcdo. Jesús Barreto Leal, nos condensa la vinculación paternal del Dr. JGH informando que aquí el padre del Dr. JGH, oriundo de Boconó contrajo nupcias por segunda vez el año 1872.
Entre las noticias del 2020, primero en marzo nos llego la mala, con el anuncio de la OMS del Covid-19 y la segunda y mejor, es en junio, junto a nuestro ruego ante el Todopoderoso para que nos ayude en la solución de los problemas que padecemos desde hace años y también nos proteja, ante la grave amenaza del virus que se cierne sobre el mundo y a lo cual no escapa nuestro país. Dios que todo lo puede y que fue enviado por su Padre Celestial para salvar el mundo, Él ahora nos envía a un hijo predilecto a través del anunció papal de la Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros (54), cuya espera iba por más de 7 décadas, pero el pueblo y la iglesia católica de forma paciente, pero constante, seguíamos implorando su intercesión y aquí está la respuesta para los venezolanos, (Trujillanos en particular) y feligresía de otros países, donde persiste la Fe y Veneración al médico de los pobres, cuya bondad es un ejemplo incomparable para quienes hemos confiado en su mano milagrosa.
Vinculación familiar y accidente
Justamente al cumplirse hoy 101 años del trágico accidente en el que perdiera la vida el médico de los pobres, conversamos con el escritor Bocones Lcdo. Jesús Barreto Leal, quien nos condensa la vinculación paternal del Dr. JGH con la tierra nutricia, dando cuenta de su visita a Boconó en noviembre de 1888, de lo cual existen testimonios de su puño y letra que lo fundamentan.
Los relatos del trágico fallecimiento del Dr. JGH, el domingo 29 de junio de 1919 y pasado el mediodía, dan cuenta que el medico de los pobres cumplía este mismo día 31 años de graduado (UCV) y se trasladaba a pie hasta una farmacia, con el fin de adquirir una medicina para una paciente, cuando inexplicablemente fue atropellado por un coche conducido por Fernando Bustamante (28) y al ser llevado a un centro hospitalario allí recibió la Unción de los Enfermos, pero antes de expirar le alcanzaron a escuchar ¡Oh Virgen Santa!
Para llegar a lo anterior, Barreto Leal y por testimonio real, da a conocer que el Dr. JGH, eximio médico y científico venezolano, cuyo ejemplo de vida es elemento dignificante para el gentilicio andino y venezolano, nació en el pueblo de Isnotu, perteneciente actualmente al Municipio Betijoque del estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864, siendo sus padres: Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla. Su familia, de recursos moderados, se caracterizó por su profunda fe cristiana y con toda seguridad, en el seno de su casa, se cultivaron instrumentos de lectoescritura, en una época en la que prácticamente una mayoría de la población era analfabeta, llevando a despertar en JGH, desde muy pequeño, su amor por el conocimiento que, aunado a una férrea disciplina y a unos valores morales sólidos, lo enrumbaron al destino prodigioso que la vida le tenía previsto.
Para muchos quizá sea sorpresiva la vinculación afectiva y familiar, prácticamente desconocida y que según nuestro entrevistado, enlaza entrañablemente con la comarca Boconesa al Dr. JGH. Mientras su señora madre era de ascendencia colombiana y canaria, su padre Benigno, era oriundo del Jardín de Venezuela y toda su familia por esta vía, remontando varias generaciones, estaba arraigada a esta tierra montañesa. Por tal razón, la familia Hernández mantuvo lazos de afinidad constantes con el conglomerado Bocones; incluso, la segunda esposa de su padre (1876), era oriunda de Boconó (Aun hay sobrevivientes). Además, fue Boconó el lugar que acogió a sus padres y a su tía María Luisa, cuando se vieron obligados a huir desde los llanos por la barbarie suscitada a causa de la Guerra Federal.
El imaginario espiritual
Hoy por hoy, la personalidad del Dr. JGH, está profundamente arraigada en la mentalidad y en el espíritu de Venezuela. Por sus virtudes demostradas en vida, de carisma, amor al prójimo, defensa y protección al inocente, y auxilio constante tanto en lo material como espiritual, al más enfermo o necesitado, se creó en el imaginario popular, a partir de su trágica partida en La Pastora (Caracas), un 29 de junio de 1919, toda una proyección del alma de José Gregorio como benefactora y milagrosa. En la mente imaginativa del venezolano común, el anhelo de estabilidad, de mejora y sobre todo, de salud para su vida y sus familias, un ser como José Gregorio viene a convertirse en un símbolo de fe, de esperanza, de justicia, de serenidad, en el que se depositan todos los anhelos más profundos del alma. Es así como el Dr. Hernández forma parte del testimonio de miles de personas quienes aseguran, con profunda reverencia, respeto y fe, que su intercesión ante Dios, ha sido el remedio de curación milagrosa que por otra parte la ciencia no puede demostrar. A través de imágenes, de presencias, de sueños, de contacto físico, de promesas, de oraciones, de idealizaciones, el alma de José Gregorio aparece en momentos álgidos, deprimentes, sin aparente esperanza; su camino trazado por Dios y el conocimiento -cosa secundaria para el creyente-, hace que su intervención sea exitosa. De ahí tanta veneración en Venezuela y otros países que se traduce en tantos homenajes, tantas ofrendas y promesas recibidas, tanto culto por un personaje que por sus dotes, ya había merecido el reconocimiento de la Iglesia católica, mediante decreto de Juan Pablo II, quien lo elevó a la categoría de “Venerable” (16-E-86).
Ante los ojos de JGH
Nos describe el escritor Barreto Leal que: Recién graduado de médico, José Gregorio visita su tierra trujillana, con el propósito de establecerse allí y ejercer su profesión en beneficio de sus paisanos. En noviembre de 1888, visita el pueblo natal de su padre y aquí nos da su impresión en carta que escribe a su amigo el Dr. Santos Dominici:
Boconó es un lugar muy bonito y que se parece a Caracas muchísimo, tanto en el clima, como en la situación de la ciudad; los campos son preciosos, y todos completamente cultivados y muy productivos; hay dos ríos que corren a orillas de la ciudad, uno al occidente y otro al sureste, ambos con bastante agua…
“El Santo de Venezuela”
Actualmente, sus devotos creyentes, han sido escuchados en sus plegarias ante Dios, y han recibido en recompensa, la respuesta oficial sobre la Beatificación del honorable personaje que, para sus adentros y para su profunda fe, ya es aclamado como “El Santo de Venezuela”
Desde el plano espiritual, José Gregorio intercede y vela por todo el pueblo ávido de su esencia benéfica, de su acción curativa y de la dádiva de un milagro.
Héctor Rafael Briceño (CNP 14.130)
dlahectorb@gmail.com