Redacción deportes, 29 dic (EFE).- Ni Erling Haaland ni Kevin de Bruyne ni Bernardo Silva ni Phil Foden ni nadie está en un nivel individual reconocible en el Manchester City, también muy lejos de sentirse bien como colectivo, reanimado por un triunfo apurado contra el Leicester (0-2), con el que bordeó otro fiasco, mientras recompone su aspecto decaído.
En el partido 500 de Guardiola con el City, con 355 victorias. Llegó en 2016, ganó 18 títulos -más que nadie en la historia de la entidad-, logró cuatro ‘Premier’ en cuatro campañas consecutivas -inigualable en esa competición para todos-, tiene el récord de puntos en ese torneo, con 100 de 114 en 2017-18, ha conquistado la Liga de Campeones, tiene contrato hasta 2027… Pero su presente lo expone ante una situación desconocida. Impensable.
Hasta su visita de este domingo a Leicester, incluso pese al triunfo, la crisis de uno de los equipos más poderosos de Europa es exclamativa. Antes de este sábado, sus registros trazaban su momento: una victoria en sus últimos trece partidos, un triunfo en las nueve jornadas más recientes de la ‘Premier’, cinco duelos seguidos sin ganar como visitante y cuatro encuentros consecutivos sin gol de Erling Haaland, que tan solo había anotado un tanto entre los siete compromismos más cercanos, hasta el 0-2. Un mar de dudas. Inaudito.
Necesitaba vencer en el estadio King Power. Y lo hizo. Es lo único, el marcador, que revela algún síntoma de reacción del Manchester City: concedió demasiado en su defensa, otra vez; no sólo no fue tan superior como acostumbraba siempre, con posesiones y ocasiones que apabullaban al contrario en el pasado, sino que ni siquiera fue superior realmente en el juego a su adversario, y empezó con un manejo del balón que rondó el 85 por ciento y que, apenas media hora después, se había reducido al 53 por ciento. Descriptivo. Terminó por debajo: 45 por ciento.
Su versión pasado es un vínculo hoy borroso, melancólico, por mucho que en su nómina de once futbolistas que alineó figuraran Savinho, De Bruyne, Bernardo Silva, Foden o Haaland. No está Rodrigo, al que echa de menos, sobre todo por cómo manejaba cada rechace, cada segunda jugada, cada contragolpe que proponía el contrario… Todo lo que ocurría, en suma.
Cada transición del Leicester lo creó dudas. No hay ningún control en el City, que permite un ida y vuelta que antes era inconcebible. Cierto que Haaland fue el primero en rematar en el partido, con uno de estos tiros dentro del área que antes eran gol o gol en cualquiera de los pies del delantero noruego, y que marcó el 0-1 rápido, en el minuto 21, cuando ya sufría problemas: Foden soltó un zurdazo, Stolarczyk no la atrapó y Savinho remachó el gol.
Antes y después, contra el antepenúltimo de la clasificación, el City se sostuvo por su portero Stefan Ortega. Fue su figura. Gvardiol, desastroso en unas cuantas opciones, regaló la primera ocasión a Vardy, aún con 0-0. El guardameta se lució decisivo. Necesitó más paradas de su guardameta también con el 0-1, aliviado, a la vez, cuando un cabezazo de Buonanotte, entre el caos defensivo celeste, nada más lo repelió el poste.
Los regates de Bilal El Khanouss o el pase con el que activó a Buonanotte para reclamar un penalti que no entendieron como tal ni el árbitro, Michael Oliver, ni el VAR, retrataron el estado de City, que no presionó nada bien, salió con el balón con una lentitud y un miedo impropios e inapropiados, careció de la ambición de otro tiempo y se conformó con poco, con un único gol a favor, sostener el triunfo parcial y el paso de los minutos. Hasta el 0-2.
Encerrado por momentos en su área, con Akanji salvando el 1-1, le bastó para superar al Leicester, que realmente fue mejor que el City. Siempre propuso más, quizá también por el devenir del resultado desde el minuto 21. No marcó el empate de milagro, por medio de Vardy. El alivio fue el 0-2 de Erling Haaland. Un testarazo. El centro fue de Savinho. La forma de disimular un encuentro que debe advertirlo más que convencerlo. Sigue en estado de alerta el vigente campeón de la ‘Premier League’.
Porque, así, al City no le dará para retos mayores. Casi para nada. No parece suficiente esta versión para la próxima visita al París Saint Germain con el pase a las eliminatorias de la Liga de Campeones en juego y ni mucho menos para competir ni siquiera por el podio de la clasificación en la ‘Premier’. El título es ya un asunto imposible. Su crisis aún es evidente. También fue la cuarta derrota seguida de Ruud Van Nistelrooy al frente del Leicester.
– Ficha técnica:
0 – Leicester: Stolarczyk; Justin (Choudhury, m. 70), Coady (Okoli, m. 86), Vertergaard, Kristiansen; Winks (Daka, m. 86), Soumaré; Buonanotte, El Khanouss, Mavididi (Alves, m. 91); Vardy.
2 – Manchester City: Stefan Ortega; Rico Lewis, Akanji, Aké (Walker, m. 70), Gvardiol; Kovacic; Savinho, De Bruyne, Bernardo Silva, Foden (McAtee, m. 65); Haaland.
Goles: 0-1, m. 21: Savinho. 0-2, m. 74. Haaland.
Árbitro: Michael Oliver. Amonestó con tarjeta amarilla al local Soumaré (m. 56) y al visitante Stefan Ortega (m. 78).
Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de la Premier League inglesa disputado en el estadio King Power de Leicester ante unos 32.000 espectadores.
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